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¿La industria quiere que usted deje de fumar?

Nuevos productos de tabaco dejan un sabor amargo en la boca para serias entidades de salud pública.

16 de noviembre de 2018
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En 1950 la divulgación de los peligros que se relacionan con fumar cigarrillo hizo entrar en pánico a sus fabricantes. Hasta entonces no se hablaba de ellos, se escondían. Entonces se embarcaron en nuevas propuestas como los cigarrillos livianos y bajos en alquitrán, pero estos ni siquiera son más seguros y la industria lo sabe.

Hoy, luego de millonarias inversiones, ponen en la mesa nuevas propuestas que buscan reducir el riesgo que trae fumar a la salud. Ante esta situación muchos desconfiados del sector se preguntan: ¿por qué confiar en que los cigarrillos electrónicos y productos calentadores de tabaco, como es una de las opciones, disminuyen el riesgo para fumadores e incluso pueden ayudar a dejarlo?

Según la industria, los calentadores de tabaco reducen hasta en un 95 % el riesgo de cáncer. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no les cree. Datos de esta entidad aseguran que hay más de 1.100 millones de fumadores en el mundo y actualmente más de 7 millones mueren cada año debido a las enfermedades producidas por el humo, un millón de ellas de América Latina. A siete de cada 10 fumadores les gustaría dejar de serlo, pero lo cierto es que lograrlo no es tan fácil como se plantea en teoría: se necesita fuerza de voluntad porque la nicotina es adictiva, y alternativas, como las innovaciones tecnológicas que prometen ser menos dañinas y ayudar paulatinamente a abandonar el hábito.

Se restringe su venta

Este jueves autoridades de Estados Unidos ordenaron duras restricciones a la venta de cigarrillos electrónicos saborizados, tras registrarse en un año un aumento de 78 % de su consumo entre los jóvenes.

La regulación anunciada por la Agencia federal que supervisa alimentos y medicinas (FDA), sujeta a revisión hasta junio próximo, permitiría la venta de cigarrillos electrónicos saborizados solo en tiendas, prohibiendo su comercialización por internet. El anuncio preocupa a la industria y a analistas independientes.

Académicos y expertos en el campo del control del tabaco se manifestaron en una carta dirigida a la OMS por el aparente apoyo de esta organización y la Secretaría del Convenio Marco de la misma OMS para el Control del Tabaco (SCMCT) para la prohibición directa o la sobrerregulación de las alternativas de bajo riesgo para fumar. Estos productos incluyen cigarrillos elecrónicos (e-cigarrillos) y otros de vapeo, calentadores de tabaco, tabaco moderno sin humo y nuevos productos de nicotina. .

Estos, conocidos colectivamente como sistemas alternativos de liberación de nicotina (ANDS, por sus siglas en inglés), forman la base de la estrategia de salud pública de la “reducción del daño del tabaco” y tienen un factor en común: no involucran la quema de hojas de tabaco o la inhalación de humo.

Quienes firman la carta, David B. Abramses y Raymond S. Niaura, ambos profesores del Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento NYU College of Global Public Health de la Universidad de Nueva York; Clive Bateses, director de Contrafactual, una consultoría y práctica de defensa centrada en un enfoque pragmático de la sostenibilidad y la salud pública, y David T. Sweanor, profesor adjunto de derecho y presidente de la junta asesora del centro de derecho, política y ética en salud de la Universidad de Ottawa, aseguran que “es el humo el que causa la abrumadora carga de la enfermedad y no hay dudas serias de que los productos no combustibles son mucho menos dañinos que los cigarrillos”.

Sweanor le dijo a EL COLOMBIANO que prohibir estos productos o incluso regularlos, como los cigarrillos tradicionales, implica promover el consumo de cigarrillos de combustión: “Los ANDS tienen el potencial de interrumpir el dominio de 120 años del cigarrillo y desafiar el campo sobre cómo podría revertirse la pandemia del tabaco si la nicotina se desacopla del humo inhalado, lo que sí es letal”.

Una de las hipótesis que nadie quiere sostener, pero se susurra en algunos pasillos, es que los cigarrillos perderán vigencia, que incluso ya se están dejando de fabricar, pero la nueva generación de la nicotina, estas alternativas de menos riesgo, sostendrían el negocio a futuro. Es, entonces, reducir, pero que no se acabe.

Frente al tema, Paul David Garwood, vocero de la OMS, recuerda que entre la industria del tabaco y ellos hay irreconciliables conflictos de intereses en temas de salud pública y que no hay evidencia que demuestre que los productos calentadores de tabaco son menos dañinos que los convencionales, más allá de algunos estudios financiados por la industria tabacalera.

¿Qué dice cada parte sobre las innovaciones que prometen menos riesgo? Seis ideas sobre los nuevos productos que la industria quiere posicionar, se contrastan con seis ideas de organizaciones especializadas en promover y prevenir en salud pública.

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