A quién no le ha pasado que al momento de estudiar o tender la cama prefiere recostarse un rato antes de culminar con la tarea o que al salir a un lugar cercano decide tomar un taxi, así solo se demore diez minutos caminando.
Juan Camilo Arias, magíster en psicología, dice que estas sensaciones se producen debido a que el ser humano por naturaleza necesita, de vez en cuando, hacer pereza. Esta hace parte de las necesidades básicas en términos de ocio y entretenimiento.
Además la define como el estado en el que no se tiene ganas de trabajar o de cumplir con responsabilidades de la cotidianidad. Resalta que la flojera no se trata solo de quedarse en cama envueltos entre cobijas, trata de relajarse y hacer actividades diferentes a las del día a día.
Añade que son varios factores los que pueden influir en el estado perezoso. Por ejemplo, el cansancio que se siente después de almorzar se debe a una reacción fisiológica conocida comúnmente como marea alcalina. Médicamente se reconoce como adinamia (disminución de energía).
Consiste en que al momento de ingerir alimentos el organismo tiene que emplear un alto gasto energético para hacer digestión y esto genera fatiga. Puede durar entre cinco minutos y dos horas y para evitarlo se debe ser cumplido con el horario de las comidas, explica Julián Humberto Ramírez, médico internista de la Universidad de Antioquia.
Explica que clínicamente las personas también pueden padecer astenia, que a diferencia de la adinamia, se caracteriza porque se tiene energía, pero no se siente el deseo de hacer nada.
Por el lado psicológico, Arias explica que el no querer realizar tareas se debe a razones más emocionales: “El porqué de las acciones nos hace sentir motivados o por el contrario desalentados”.
Expresa que al recibir una orden que no nos gusta de algún jefe, de la mamá o cualquier superior, la persona comienza a desarrollar la pereza y por ende aplaza lo que debe hacer o lo realiza mal como un modo de venganza. Este comportamiento se conoce como una reacción pasivo-agresiva.