La vida en el universo podría ser un hecho común se deduce del análisis de microfósiles encontrados en Australia.
Son microbios difíciles de observar, que incluso habían sido tomados como minerales. Pero ahora un nuevo estudio con técnicas modernas, permitió establecer, de acuerdo con los autores, que se trata de las formas más antiguas de vida.
Ocho de ellos filados no alcanzan el grueso de un cabello humano.
Aunque habían sido encontrados al oeste australiano en 1982 y descritos 11 años más tarde, para muchos eran simples muestras minerales.
El nuevo estudio encabezado por el paleontólogo J.William Schopf, de la Universidad de California en Los Ángeles, quien los había encontrado, indica que se trata de varias especies, una de microorganismos que parecen haber tenido una forma primitiva de fotosíntesis, mientras otra aparentemente producía metano. Otras dos especies habrían usado ese metano para fabricar membranas celulares.
Son 11 especímenes microbianos de cinco taxones (categorías taxonómicas) diferentes, algunos de ellos del dominio de las arqueas (grupo de microorganismos unicelulares), mientras otros son similares a especies que se encuentran incluso hoy.
El hecho de que existiese tanta variedad, según los análisis, hace 3.465 millones de años, unos 1.000 millones de años tras la formación de la Tierra, indica que la vida puede haberse desarrollado también en muchas otras partes del universo.
El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los científicos describieron los fósiles en Science en 1993 y luego en el journal Nature en 2003 sustentaron su origen biológico. En este nuevo estudio establecen qué clase de microorganismos eran y cuán avanzados o primitivos.
Para ello los analizaron con tecnología de punta, como la espectroscopia de masas de iones secundarios, que revela la relación de los isótopos de carbono 12 y 13, información que se usa para determinar cómo vivían esas formas biológicas (por ejemplo las bacterias fotosintéticas tienen distinta huella de carbono que las que producen y consumen metano).
Fueron científicos de la Universidad de Wisconsin, liderados por John Valley, quienes usaron esa espectroscopia para separar el carbono de cada uno de los fósiles en sus isótopos constituyentes y determinar así su relación.
Estos fósiles se formaron en una época en la cual había muy poco oxígeno en la atmósfera. No existía una fotosíntesis avanzada.
De haber existido mucho antes una atmósfera rica en oxígeno estos microorganismos habrían muerto.
Revelaciones de un remoto pasado a partir de las primeras rocas en el planeta.