Cuando EL COLOMBIANO conversó con Alejandro Santos, director de contenidos del grupo Prisa y uno de los gestores de este festival –que trajo a grandes voces a Santa Fe de Antioquia para reflexionar por dos días sobre temas vitales hoy en día para la sociedad– quedó claro que no era solo hablar por hablar, había que tomar acción y analizar “qué tipo de decisiones se puede tomar o a qué tipo de reflexiones y de conclusiones llegamos para empezar un poco a rectificar el rumbo”, nos dijo.
Ahora, tras escuchar las 8 charlas con detenimiento, El Festival del pensamiento sacó reflexiones que marcan un horizonte sobre lo que podemos hacer en tiempos de crisis.
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Por ejemplo, uno de los consensos más importantes fue que la verdad se ha vuelto una construcción emocional más que racional, especialmente en una era dominada por las redes sociales y algoritmos que priorizan el impacto sobre la veracidad. Y es que la verdad fue uno de los temas más relevantes durante toda la jornada.
Esa falta de verdad ha debilitado el debate público y ha erosionado la confianza ciudadana en las instituciones. Se coincidió en que las redes sociales no son problemáticas por sí mismas, sino por el uso que se hace de ellas sin regulación ética ni responsabilidad informativa.
Una de las charlas más llamativas fue justo Posverdad, objetividad y emociones ¿Por qué creemos en lo que queremos creer? en la que participaron David Aguillón, coordinador Grupo de Neurociencias de Antioquia; Ana Cristina Abad, gerente de Gestión del Entorno Corporativo de Suramericana; Goya Echeverri, docente y comunicadora experta en comportamiento y Martín Orozco, director de Invamer.
“La batalla por la verdad es emocional, no solo racional: las personas tienden a creer lo que se alinea con sus emociones, recuerdos y temores, más que con los hechos objetivos.”, fue justo una de las conclusiones de ese panel.
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Otro punto importante fue hablar de desinformación, de cómo se propaga con mayor facilidad cuando estamos en crisis, por qué esta se aprovecha del miedo y la angustia de las personas.
Y ahí entra el tema del pensamiento crítico y la educación emocional que prima por su ausencia en la sociedad, impide el debate constructivo y fomenta reacciones impulsivas; “por ello, se destaca el papel de la literatura y la formación humanista para reconstruir una ciudadanía más reflexiva”.
En cuanto a la política el análisis también estuvo enmarcado en cómo la emoción ha desplazado a la razón en el debate democrático. En ese panel el periodista Pascual Gaviria conversó con Alejandro Gaviria, escritor y político y con Mauricio García, abogado y escritor.
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Esta conversación concluyó que “las emociones negativas están erosionando la democracia en Colombia, al reemplazar el debate racional por discursos dominados por la rabia, el miedo y el resentimiento, amplificados por redes sociales y líderes que actúan como influencers”, pero además que “la política emocional vuelve a los ciudadanos manipulables (“hackeables”), al operar sobre estructuras cerebrales primitivas que priorizan la reacción visceral por encima del pensamiento crítico”. Pero hay esperanza, pese al clima polarizado, Colombia aún cuenta con contrapesos institucionales fuertes, como la prensa libre, el Congreso y el poder judicial, aunque enfrenta amenazas como la pérdida de control territorial ante grupos armados ilegales. “Rebajar la confrontación y rechazar la violencia desde todos los sectores políticos es fundamental, así como fomentar una ciudadanía emocionalmente más madura, que recupere la esperanza como motor del diálogo democrático”.
Colombia se mueve, según reflexionó este festival, en dos frecuencias simultáneas: una de transformación silenciosa —con avances en infraestructura, sostenibilidad y desarrollo urbano— y otra de alta polarización política.
La inteligencia artificial fue otro gran tema del Festival de Pensamiento
De IA se habló en el panel ¿Cómo la Inteligencia Artificial nos está cambiando la vida? Riesgos, desafíos y oportunidades con Manuel del Corral, vicepresidente del Grupo Cadena; Melissa Álvarez, responsable de Cosmo Education; José A. Betancur, director Nodo Universidad Eafit y Carolina Londoño, directora Ejecutiva Ruta N.
En definitiva, la inteligencia artificial tiene un gran potencial transformador en educación, emprendimiento y toma de decisiones, pero es claro que su uso debe estar guiado por criterios éticos, pensamiento crítico y una comprensión clara de sus riesgos. “El reto no es el acceso a la IA, sino el criterio con que se usa, por lo que es fundamental educar desde temprana edad en pensamiento crítico, uso ético y comprensión de sus límites y riesgos”, entonces el enfoque “debe ser el de una ‘inteligencia ampliada’, que complemente las capacidades humanas y se integre con propósito, ética y visión de futuro, evitando dependencias y distorsiones”, concluyeron.
