Tal vez no le guste la matemática pero quizá le interese hacer esta operación: la exposición a los rayos ultravioletas (UV) aumenta entre 10 y 12 por ciento por cada 1000 metros sobre el nivel del mar, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es decir que en Medellín, que está 1.495 metros más cerca de las estrellas, la gente tiene un riesgo de entre 15 y 18 por ciento más de sufrir las consecuencias de estos rayos comparado con Cartagena, y en Bogotá es de 25 y 30 por ciento.
A mayor altura, más se quema la piel. Por esa razón las mejillas rojas son más comunes en Santa Elena, Bogotá o Pasto, aunque también, en el caso de esos lugares, el frío es un causante.
El especialista en dermatología de la Universidad CES, Esteban Uribe Bojanini, lo explica de esta manera: “A mayor altitud la atmósfera es más delgada, por esto absorbe menos radiación UV”. La OMS asegura que “cuanto más cerca del ecuador, más intensa es la radiación UV”; y Colombia está muy cerca a esta latitud.
La dermatóloga del CES María Fernanda Corrales también lo afirma: “A mayor altura va aumentando la radiación solar a la que estamos expuestos, por ende hay mayor riesgo de quemaduras y de cambios en la piel. Además, la temperatura es más baja en sitios con mayor altitud, por lo que hay más despreocupación por el uso del protector solar, de sombreros o de lentes”.
Esos cambios a los que la doctora se refiere pueden ser agudos: quemaduras, manchas y aparición de pecas; o crónicos, como transformaciones en el color de la piel, arrugas, lesiones premalignas y cáncer de piel.
Y aunque en Cartagena los rayos UV son menos peligrosos que en Medellín, es mejor ir caminando por la Ciudad Amurallada que estar en Boca Grande o en Playa Blanca, pues, según cuenta el médico dermatólogo, citando a la OMS, “la arena seca de la playa refleja alrededor de un 15 por ciento de la radiación y la espuma del agua del mar un 25 por ciento. Pero en la nieve se está mucho más expuesto, pues si esta está fresca”, dice Uribe Bojanini, “puede haber un reflejo de la radiación de hasta de un 80 por ciento”.
En Medellín, como en cualquier otro lugar del mundo, no solo influye la altitud, sino también la hora a la que uno se exponga al sol. Cuando le dicen que es mejor no salir a determinada hora o hacerlo muy protegido, no se lo están advirtiendo sin justificación; la explicación, dice el dermatólogo, más que médica es geométrica:
“A las 12 del medio día, el ángulo de los rayos es UV es de 90 grados (perpendicular); entonces, debe atravesar menos grosor de atmósfera. Mientras que, por ejemplo, a la 7:00 a.m. el ángulo es menor y el grosor de la atmósfera es mucho mayor; por lo tanto, muchos rayos UV se quedan en ella y no llegan a dañar nuestra piel”.
La OMS señala que “cuanto más alto esté el sol en el cielo, más intensa es la radiación UV. Así, la intensidad de la radiación UV varía según la hora del día y la época del año”. ¿Y a qué hora está más alto? Al medio día. Esta es la justificación que Uribe Bojanini da a sus pacientes para que eviten exposiciones solares prolongadas entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m.
Según el dermatólogo, tampoco se puede confiar en las nubes, pues la intensidad de la radiación UV puede ser alta incluso con ellas: más del 90 por ciento de esas radiaciones las atraviesa porque son poco densas. Y cuando no hay sí que es peligroso, ya que el grado de intensidad es el máximo.
Así es que cada vez que visite una ciudad diferente a la suya recuerde esa relación entre altitud e intensidad de la radiación para que tenga en cuenta el uso del protector solar antes de exponerse al sol, incluso si está dentro de algún sitio, porque hasta en interiores hay que ser precavido: los rayos UV entran sin permiso por cualquier ventana.