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Premio GGM reconoce el trabajo periodístico en equipo

El diario digital El Faro, de El Salvador, recibirá el galardón el próximo mes de octubre, en Medellín.

  • El trabajo de este grupo de periodistas hoy cuenta con apoyo financiero de esquemas como sus proyectos periodísticos, libros propios, documentales, radio, también financiación mediante open society foundations o crowfounding, entre otras ideas. FOTO cortesía el faro
    El trabajo de este grupo de periodistas hoy cuenta con apoyo financiero de esquemas como sus proyectos periodísticos, libros propios, documentales, radio, también financiación mediante open society foundations o crowfounding, entre otras ideas. FOTO cortesía el faro
  • Premio GGM reconoce el trabajo periodístico en equipo
18 de julio de 2016
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de septiembre al 1 de octubre se celebra el Festival Gabriel García Márquez de periodismo.

“Enclavado en uno de los países más violentos de Iberoamérica, en un entorno político y económico hostil para el desarrollo del periodismo independiente, El Faro ha logrado trascender todos los obstáculos. Y lo ha hecho entregando un trabajo que tiene como sello distintivo la calidad de la reportería, para producir trabajos periodísticos que le devuelven su voz y su dignidad a los excluidos, desafiando la versión oficial de los poderes sobre una realidad compleja, injusta y contradictoria”.

Con estas palabras, el consejo rector de la Fundación GGM para el Nuevo Periodismo Iberoamericano destacó la elección del equipo de trabajo del diario digital El Faro, en El Salvador, como el ganador este año del premio en la categoría de Reconocimiento a la Excelencia Periodística.

Desde San Salvador, uno de sus fundadores, quien fuera también su director, y hoy es un orgulloso reportero del diario, Carlos Dada, explica cómo ha sido el trabajo de este medio en un país y una región tan convulsa.

¿Cómo nació esta propuesta de El Faro?

“El faro nació en 1998 como resultado de conversaciones previas que manteniamos Jorge Siman y yo. Los dos viviamos fuera del país, cada uno en distintos lugares

Cuando nos encontrabamos hablabamos de la necesidad de poner un periódico cuando regresaramos

Que se pareceria un poco a los periódicos que habíamos visto afuera, que atendiera a esas comunidades como lo habíamos visto cuando estabamos afuera. Medios que se parecieran a esos y no al comun denominador en El Salvador, que eran muy superficiales y no nos parecían muy buenos

Cuando regresé al Salvador en el 97 Jorge ya estaba aquí, nos dimos cuenta que era absurdo pensar en un períodico impreso porque los costos eran elevadísimos, requería de una impresión y una distribución, y además requería de una redacción, era una locura. Descartamos esa idea y optamos por lanzarnos al Internet, que era todo lo contrario. No requería costos de distribución e impresión, pero además era algo que nadie iba a leer porque el acceso a Internet era menos del 2%”

¿Cómo desarrollar un medio digital en una época que no estaba tan desarrollada esta plataforma y una región en la que Internet no tenía tanta cobertura y acceso?

“Eso solo se puede explicar por dos razones, la primera es que como no era una operación comercial, porque nadie se iba a anunciar en un periódico que no se leía, y además, nadie creía en Internet como una plataforma de nada, el Faro básicamente en sus primeros años fue una escuela de periodistas. Se incorporaon estudiantes de una generación talentosa Se incorporaron y empezaron a trabajar en el Faro, sus primeras prácticas.

Durante los primeros siete años nadie cobró un centavo, porque no había un centavo, Fue prácticamente un trabajo voluntario.

La otra explicación tiene que ver justamente con convertir la desventaja en ventaja. ¿Qué significa esto? El hecho que nadie nos leyera, de que no hubiera acceso a Internet, que nadie se tomara en serio a Internet, nos dio un gran margen para cometer errores sin tener que pagar el precio digámoslo así, porque cuando tu cometes un error en periodismo y todos te están leyendo eso es grave; cuando no te están leyendo pues hombre no pasa mucho. Desde el principio el Faro fue, en ese sentido, un lugar para hacer mucho experimento en torno al periodismo, y creo yo que ese es un rasgo de la personalidad de El Faro que se mantiene: estar experimentado desde el punto de vista periodístico”.

En un perfil del medio, publicado en El País de España al conocerse la noticia del premio se lee “(...) ydurante todo este tiempo ha vivido ignorado por la opinión pública local (...)” . ¿Se sienten así. Creen que lo que que publican es más para que afuera se conozoca la realidad del entorno de El Salvador?

“Yo no estoy de acuerdo ya con esa frase. Creo que así fue en los primeros años, por razones que son muy lógicas. Pero creo que entiendo que quería decir el periodista. Varios de los medios de comunicación en este país suelen pretender que no existimos. No es que nos ignoren, es que quieren pretender que nos ignoran, que no es lo mismo...”

...Los mismo colegas

“Los medios, que no es lo mismo que los colegas. Yo no creo que la opinión pública nos ignore ya en El Salvador, yo no creo.

¿Sienten que se su trabajo ha contribuido a esclarecer cosas, que el país entienda lo que paso en su reciente historia. O se sienten, a veces como los quijotes frente a molinos de viento?

“Yo quiero creer que sí. Cuando tu empiezas a creer que tu trabajo no es útil, pierde sentido hacerlo. Nosotros creemos que nuestro trabajo es útil, tiene un valor y ayuda a la gente a entender muchas cosas. Es cierto que sobretodo en un país como este y con las realidade latinoamericanas, este es un ejercicio que te confronta a frustraciones permanentemente. Esa fe en que lo que hacés tiene sentido, se cuestiona todos los días, pero no la hemos perdido, si la perdiéramos creo yo que no tendría ningún sentido lo que hacemos”.

No creo que nosotros estemos transformando el país. Estamos sí contribuyendo a fomentar el debate, sobretodo con respecto a unos temas que nos parecen claves, y a entender mejor unos procesos, no solo de nuestro pasado de guerra, sino nuestro presente de violencia criminal, y de violencia social. Creo que ponemos de nuestra parte para contribuir justo al debate de esas cosas, pero no llego a creer nunca que estamos cambiando cosas, porque si creyera eso no me podría explicar que el país hoy esté muy lejos de ser lo que quisiéramos”.

¿Cómo se desarrolla hoy ese trabajo periodístico?

“Hay más financiamiento, más credibilidad, el Internet está más desarrollado, además se tomá más en serio, antes hablar de un medio en Internet era un chiste.

Hoy, esos periodistas que trabajaban de manera voluntaria, la mayoría permanecen en El Faro y hoy son socios del Faro, son copropietarios. En total la operación somos unas 30 personas.

Por El Faro han desfilado muchísimas personas. La lista es interminable. Ha sido de verdad un semillero de periodistas y eso me encanta

Hoy El Faro hace el que yo creo es el periodismo más caro. Es un periodismo que se cuece a fuego lento. Un periodismo que, por ejemplo, destina a dos personas para hacer una cobertura por seis meses en dos países, para publicar una historia. Te imaginás la locura que es eso en términos de gastos para un medio. Esos costos que se están cerrando en los medios de comunicación con la crisis financiera, eso es lo que hacemos nosotros que no tenemos recursos”

¿Cómo se financia eso? Hay ventas de publicidad, pero no son suficientes. Creamos proyectos periodísticos en los que aspiramos a conseguir algún tipo de recursos de cooperación. Una parte de nuestros fondos provienene de open society fundations, no la mayoría, pero si un poco más de 30 por ciento.

Otros proyectos los financiamos de otros fondos, pero además, venta de espacios publicitarios, vendemos la reproducción de nuestros materiales, tenemos una campaña de crowfounding, producimos libros que vendemos, producimos documentales que no vendemos. Organizamos talleres y cada año organizamos el Foro Centroamericano de Periodismo, que hoy es uno de los principales puntos de reunión del periodismo latinoamericano, y organizamos otros talleres.

Hoy ya hemos superado por mucho las necesidades que teniamos hace 10 años. El problema es que cuando vemos que hay más ingresos lo que hacemos es ampliar el margen de nuestras operaciones, lo cual no es muy sano para un negocio pero repone nuestras aspiraciones periodísticas.

¿Cuál es el contexto en el que se ejerce hoy el periodismo en El Salvador y Centroamérica en general?

Centroamérica es una región con países que todos tienen dinámicas, sobre todo políticas, muy distintas. Es difícil hablar de manera uniforme.

En temas de situación social y económica se puede dividir en dos. Por un lado Nicaragua, Costa Rica y Panamá; y del otro Honduras Guatemal y El Salvador, el llamado Triángulo Norte, que tiene unos altísimos niveles de violencia y crimen organizado, y unos altísimos niveles de corrupción en el sistema político.

Nosotros tenemos un equipo de periodistas solo dedicado al tema de violencia y crimen organizado. Con técnicas de periodismo investigativo para la reportería, y técnicas de periodismo narrativo, para poder contarlo, y es la Sala Negra, que ha sido muy exitosa precisamente porque ha logrado contar estas historias. Pasarse meses investigando la existencia de un cartel del narcotráfico, pasarse meses investigando historias sobre las pandillas; y hemos desarrollado tal especialización que hoy tenemos quizá dos de los mayores expertos del mundo en el tema de pandillas, a partir de su trabajo investigando eso.

Las pandillas son en El Salvador responsables de la mayor parte de la violencia que nos tiene en el primer lugar de ese tema.

Lo que te quiero decir cuando te cuento esto, es que evidentemente hacer periodismo en estas zonas es un trabajo poco saludable, no recomendado por ningún doctor.

También cuando uno por su oficio y profesión de periodista, se dedica a estos temas, ¿no hay un poco lugar a la desesperanza, al ver que pese a sus denuncias las cosas no cambian, o no lo hacen tan rápido como uno quisiera?

Por su puesto. Es un tipo de trabajo muy frustrante. Tenemos un equipo de gente trabajando el tema de la corrupción, y a menudo se encuentran los dos equipos, porque nunca está separado el crimen organizado de la corrupción política, nunca.

Y por supuesto que es muy frustrante.

Esto pone todos los días a prueba la fe en lo que tu haces, porque descubrís casos de corrupción, los periodistas se ponen en riesgo, se publica la nota y no pasa absolutamente nada, el ministro sigue en su lugar, el expresidente no fue a juicio.

Sí es muy frustrante pero es lo que toca hacer.

Y contra esa desesperanza, esa frustración, ¿cuál es el antídoto, por decirlo así, que ustedes en El Faro se aplican todos los días?

Yo creo que nosotros solemos ver el periodismo como un ejercicio de gente muy privilegiada en esta sociedad. Todos nosotros somos muy privilegiados, sobre todo cuando nos vemos frente a la mayor parte de la gente que solemos cubrir, o cuyas situaciones solemos cubrir. Yo creo que te mueve mucho saber que tenés una posición de privilegio en la que podés decir cosas sobre la vida y el sufrimiento de esa gente, que esa gente no tiene ninguna posibilidad. Ese es un gran motor.

Otra parte importante de esto es que somos una redacción muy unida, muy cerrada y muy familiar en ese sentido. Conversamos mucho, convivimos mucho socialmente, y eso te ayuda a que si el uno se frustra de trabajar el otro le tire energía. Y tratar también de disfrutar de este oficio en el sentido de que a pesar de que allá afuera lo que no depende de ti no se mueva como tu quisieras, a partir de tus publicaciones, cuando tu logras determinar un caso de corrupción periodísticamente, eso es un éxito, y es un motivo de alegría y celebración sobre tú trabajo, sobre los logros de tú trabajo; lo que pase ahí afuera ya no depende de tí, y no le quita el mérito a lo que te retaste a llegar. Y la otra forma de entusiasmarse es este tipo de reconocimiento. Estas palmaditas siempre caen bien.

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