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En el complejo que alberga los gobiernos departamental, municipal, la Dian, la Asamblea, el Concejo y el Palacio de Justicia es un peligro caminar. Allí, en el Centro Administrativo La Alpujarra, de Medellín, cada paso que se da está acompañado de un movimiento en la baldosa y el traqueo que hace temblar las piernas. El riesgo para todos es el mismo: caer estrepitosamente al piso y sufrir una lesión.
Le sucedió a Liliana Barrada, cuando transitaba hacia Carabobo, entre la Dian y un costado del Ferrocarril, donde hay varios locales comerciales. Presencié el momento en que su pie izquierdo se hundió con la baldosa, haciéndola perder el equilibrio, y precipitándose al piso.
Quienes estábamos cerca corrimos a ayudarla a levantar. La mujer lloraba sin parar y no podía apoyar su pierna. Al levantar el bluyín, mostró su rodilla hinchada y con un raspón en la piel. Dolía solo con verla.
Ante el hecho, que indigna porque pasó en un lugar donde el Estado debería proteger la integridad física de los ciudadanos, pero que, al parecer, los impuestos no alcanzan para arreglar las baldosas, hice algunas averiguaciones.
En primer lugar, Felipe Monsalve Vélez, fisioterapeuta y docente de la Universidad CES, me explicó que una caída como esta podría generar laceraciones, esguinces, daños a nivel de ligamento y lesión muscular que puede ser contractura.
“Lo que más sucede cuando se pisa una baldosa es el esguince de tobillo. En este caso, como puede que el tiempo de recuperación sea de 10 días, podría llegar a ser de tres meses”, me comentó Monsalve.
Y agregó que en algunos casos de caídas similares que ha conocido, incluso se ha producido la muerte. “Las personas pueden tener graves secuelas: alteraciones en los desplazamientos naturales, porque los músculos quedan hiperactivos y se presentan dolores musculares repetitivos.
Además, añadió, esto tiene “implicaciones en el sistema de salud, pues genera incapacidad médica, gastos en medicamentos, y, en algunos casos, se prescribe terapia física. Las dinámicas sociales y labores de la persona cambian”.
“En un lugar público de alto tránsito es importante velar por la seguridad de las personas. Seguro este no es el único caso”, anotó el docente.
Finalmente, constaté, y me parece no menos preocupante, que ninguna de las entidades estatales consultadas, y que tienen asiento en la zona donde se accidentó Liliana, responden con claridad sobre quién debe hacer el mantenimiento. La Alcaldía de Medellín dice que la encargada es la Dian, pero al buscar explicaciones allí no hubo quién contestara.