Alguna vez se ha preguntado, ¿cómo se pronostican eventos meteorológicos como la lluvia o el granizo? Esta y muchas más variables son determinadas por el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata). Este proyecto nació hace seis años como apoyo a la gestión del riesgo, para prevenir y responder, de forma rápida y segura, a desastres naturales como deslizamientos, inundaciones e incendios.
Pero hoy, más que ayudar al Dagrd y entidades de gestión del riesgo del Valle de Aburrá a determinar qué zona es de alto riesgo o qué quebrada está a punto de rebosar su límite, se educa e informa a la ciudadanía, desde variables hidrológicas, meteorológicas y ambientales. Para esto, se cuenta con 164 sensores instalados en diferentes municipios de la región y un radar meteorológico banda C, el cual está ubicado en Santa Elena y tiene un rango de acción de 120 a 240 kilómetros.
Mauricio Zapata, investigador del grupo de meteorología del Siata, expone que cuando llueve, el radar envía un pulso que se encuentra con las gotas de precipitación y genera una respuesta.
“Entre más gotas haya o entre más grandes sean, la respuesta es más fuerte y eso permite aproximar la intensidad de la lluvia. Digo que aproximar porque el radar mide la parte alta de la atmósfera, no la precipitación en tierra que es lo que nosotros percibimos acá abajo”, señala el ingeniero.
temporadas de lluvia según geografía
En la zona andina colombiana, donde está incluido el Valle de Aburrá, hay un comportamiento de lluvias bimodal, es decir, que en dos temporadas del año hay lluvia. Una es de marzo a mayo y la otra, que es la que atravesamos actualmente, va de septiembre a noviembre.
El pronóstico no determina
intensidad
Cuando se pronostican lluvias se hace referencia a la posibilidad, no a la intensidad, por eso cuando escuche que hay probabilidad alta, media o baja de lluvia, le están referenciando qué tan previsible es que llueva, no la magnitud de la lluvia. Desde la página del Siata, el radar permite visualizar en tiempo real dónde llueve o eventos meteorológicos anteriores.
la topografía determina el pronóstico
El pronóstico meteorológico, así como los sensores y redes de monitoreo, se ajustan a las características del territorio, por eso no es posible comparar con otras ciudades, porque las condiciones topográficas son muy distintas. Y esto también determina el comportamiento de las lluvias, los vientos y la calidad del aire.
meteorología y clima no
son lo mismo
El clima hace referencia a periodos de tiempo muy largos y a una escala mayor. El fenómeno de El Niño, por ejemplo, es un evento climático y se da cíclicamente en el Pacífico. La meteorología, por su parte, se da en un lapso menor a 10 días y en un territorio específico. Por ejemplo, el clima de Medellín determina la ropa que compramos usualmente, mientras que un evento meteorológico nos ayuda a definir si salimos con sombrilla en mano o con gafas de sol. La meteorología puede ser llamada como estado del tiempo.
Calidad del aire
El 27 de junio de 2014 se presentó un fenómeno ambiental por arenas provenientes del desierto del Sahára, una nube muy densa se posó sobre el Valle de Aburrá y muchas personas manifestaron al Siata su preocupación por esta situación y a través de un satélite se hizo seguimiento a esas arenas.
Julián Sepúlveda, investigador del Siata, sustenta que a partir de ese momento el Siata empezó a monitorear la calidad del aire asociada a las condiciones meteorológicas del Valle de Aburrá y adquirió 3 ceilómetros que permiten hacer seguimiento de la capa límite atmosférica, donde se llevan a cabo todas las interacciones entre los contaminantes emitidos desde la superficie terrestre.
Por otro lado, “las estaciones de monitoreo de calidad del aire tienen forma de tráiler. Adentro cuentan con equipos que miden la concentración de varios contaminantes en la atmósfera. De acuerdo con esto, cada hora se hace actualización del índice de calidad del aire, basado en la información de las últimas 24 horas”, explica.
Una de las partículas que se determina con la medición son las menores a 2.5 micrómetros y al ser inhaladas llegan
hasta el torrente sanguíneo.
La calidad se marca por colores, el verde indica que respiramos aire de buena calidad, el amarillo que es aceptable, el naranja que es dañino para grupos sensibles, el rojo que es malo para la salud y el violeta es muy dañino.
Medellín nunca ha marcado el color violeta; si esto llega a s ceder, la población no podría salir a la calle. Sin embargo, en marzo de este año, durante 25 días se presentó una contingencia ambiental, todas las estaciones marcaban rojo, por esa razón se establecieron medidas de emergencia para mejorar la calidad del aire que respiramos. En esa misma época inició la temporada de lluvias, que ayudó a bajar estos índices..