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La casa más iluminada de Medellín: una fantasía

  • La casa más iluminada de Medellín: una fantasía
  • Humberto Rendón y seis de sus hermanos habitan esta vivienda en el occidente de la ciudad. La casa de la luz
    Humberto Rendón y seis de sus hermanos habitan esta vivienda en el occidente de la ciudad. La casa de la luz
22 de diciembre de 2020
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En la calle 47B con la carrera 92B, a dos cuadras de la estación Santa Lucía del metro, está la que podría considerarse la casa más iluminada de Medellín en Navidad.

Es una vivienda de tres pisos y los tres los ocupan siete hermanos hijos de Juan Antonio Rendón y María Teresa González, oriundos de Rionegro y ya fallecidos, pero muy presentes en la tierra gracias a su descendencia: tuvieron 22 hijos, once hombres y once mujeres, de los cuales han fallecido cuatro, “los demás están repartidos, unos en otros países, otros en otras ciudades y acá estamos siete, todos solteros, nunca nos quisimos casar”, cuenta don Humberto Rendón, el hermano del medio ya con 67 años y quien es el encargado de la decoración del inmueble.

Humberto recuerda que la tradición de decorar la casa en Navidad la inició su padre hace 40 años (hace 20 años murió de un infarto a los 82 años), “porque era un campesino muy alegre, muy navideño, le encantaban los diciembres y nosotros heredamos eso”, relata Humberto, quien siguió la costumbre e incluso la fue mejorando con el tiempo.

La vivienda se conoce como ‘la casa de los Juanchos’, en honor a Don Juan Antonio, que se vino de Rionegro para Medellín en 1954, cuando tenía doce hijos, porque quería que en esta capital labraran su futuro.

“Él vendió una finca de diez cuadras que tenía en Rionegro por $500. Después, el presidente Rojas Pinilla les dio casa a las familias que tenían más de seis hijos, nos debió dar dos porque éramos 12, solo pagamos como $4.500 y toda la vida nos quedamos acá”, narra Humberto.

En fotografías a distancia, la ‘casa de los Juanchos’ parece de juguete o similar a las figuras que se instalan en los alumbrados de la ciudad. Pero de cerca es una vivienda llena de vida.

“En diciembre acá no cabe la gente, al haber sido tantos hijos hay muchos nietos, bisnietos y tataranietos, y muchos se vienen para acá, aunque este año por la pandemia las cosas cambiaron y estamos más poquitos”, sostiene don Humberto, soltero, sin esposa y con ganas de casarse para que “no se pierda la pensión, porque a los 67 ya uno está más al otro lado que en este”, dice entre risas.

El encargado de instalar toda la decoración es él. El único año en el que no pudo decorar el inmueble de manera tan ostentosa fue en 2015, “porque tuve un accidente y andaba en muletas y no podía encaramarme para instalar las luces”.

La casa llegó a tener 300 instalaciones. “Este año son como 150, pero es que ya compro instalaciones más largas para evitar tantas conexiones, porque eso no es fácil de manejar, es delicado”, afirma Humberto, que es el ‘Juancho’ número 12. El mayor de los hermanos tiene 82 años y el menor 51.

La casa iluminada es un atractivo para los habitantes del occidente de la ciudad, que no pierden la pasada en moto, en cicla, en vehículo o caminando para disfrutarla. Todos quieren la foto al lado de la casa de la luz y con Humberto sonriente. Incluso turistas extranjeros.

“Tengo una amiga de Suiza que tiene la foto con la casa en el perfil de WhatsApp. Yo a todos los dejo tomarse fotos, me siento orgulloso de esto y mientras tenga salud, esta casa se verá con todas las luces”, sostiene.

Y si llegase a cumplirse eso de que por su edad está más al otro lado del mundo que en este, espera que sus hermanos conserven la tradición.

En todo caso, este hombre navideño, sin vicios y soltero (¿solterón?), que no bebé ni fuma, como sus demás hermanos, respira vitalidad. Su vida es luz. La misma que proyecta en el interior y el exterior de su casa cada diciembre. Una de esas maravillas que uno ve por ahí cuando va caminando por esta Medellín fantástica: ‘la casa de los Juanchos’, un lugar lleno de luz y color que invita a soñar y en el que la selfie es inevitable. E imperdonable.

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