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El claustro de Comfama, con 200 años en pie, ha sido testigo de la transformación de Medellín. Ante su fachada centenaria, la apacible villa del siglo XIX se convirtió en una ciudad bullente y vertiginosa. Frente a su mutismo crecieron las ceibas de la Plazuela San Ignacio, ahora grandes y frondosas. Y hoy es testigo, otra vez, de una nueva mutación del Centro: su división en 11 distritos.
El edificio es, precisamente, el corazón de una de esas 11 zonas en las que será dividida la comuna 10. Se trata del Distrito Cultural y Educativo San Ignacio, una idea de entidades privadas que comenzó a forjarse en 2017, jalonada por Comfama, Proantioquia, Grupo Argos y a la que después se adhirió la Universidad de Antioquia.
"Planteamos la idea porque es una zona que tiene un potencial extraordinario en historia. Dialogamos con la administración municipal y en diciembre pasado logramos firmar un acuerdo de voluntades para la creación del distrito. Nos soñamos esta zona como un gran campus universitario", advirtió Sergio Restrepo, director del Claustro de Comfama.
César Hernández, ingeniero civil y exdirector de Planeación Medellín, explicó que el Centro, en el Plan de Ordenamiento Territorial de 2014, quedó dividido en tres áreas. Después de eso se hizo una nueva división en “microterritorios”.
En ese contexto nacen los distritos: “Es una evolución que se hizo de la Ley 388, que permite crear distritos de acuerdo a las vocaciones del territorio. El administrador de la ciudad puede decir ‘este espacio es turístico y este es económico’. Eso se hace con la intención de administrar mejor”, precisó Hernández.
Para el experto en el tema, la decisión de dividir el centro de Medellín es “acertada”. No obstante, hace algunas recomendaciones. Una de ellas es que los involucrados, es decir, los pobladores, estén de acuerdo con la vocación definida.
Segundo, contar con la ayuda de los privados. “La tierra es de la gente. La inversión debe ser privada y pública y que sirva para crear casas o parques, ya eso depende de la vocación. Si no se llega con inversión, eso queda como un idea romántica en el papel”, complementó Hernández.
A continuación un paseo por los distritos más importantes que están en estructuración.
División según la vocación
Mónica Pabón, gerente del Centro, indicó que la idea de los distritos no es nueva ni de esta administración. De hecho, ya hay dos creados: el de la Innovación —en la zona de Ruta N— y el Creativo, en el Perpetuo Socorro. "Son territorios definidos según su vocación. Por ejemplo, en San Ignacio hay un gran potencial cultural; en Guayaquil, en cambio, lo que prima es el comercio. Lo que hicimos fue definirlos y de esta manera saber cómo intervenir cada uno de ellos y saber qué ofrecerles", precisó Pabón.
La gerente advirtió que el Centro es un territorio heterogéneo, dinámico y de fronteras indefinidas. Con los distritos, más allá de una división política, se busca concretar esas vocaciones. "No todos los distritos van a quedar definidos formalmente, no es necesario. Me explico: algunos de ellos los formularemos y los llevaremos al Concejo para que sean aprobados como acuerdos municipales. Otros quedarán simplemente delimitados y toda la oferta institucional se hará conforme a su vocación", argumentó la gerente.
Es decir, la creación de los distritos no será necesariamente vinculante, sino que es, en esencia, dividir el Centro en zonas según su vocación. "No se necesita lo mismo en Boston que en Guayaquil. Son divisiones naturales del territorio y nosotros debemos fijarnos en ello", anotó Pabón.
Un gran centro comercial
Frente a lo que ahora se conoce como el sector de La Alpujarra, detrás de los edificios Vásquez y Carré, está una de las zonas con más historia de la ciudad. Es Guayaquil, de vocación comercial por antonomasia, puerto seco de Medellín en la ya lejana época en que llegaba el ferrocarril.
Daniel Manzano, director ejecutivo de Asoguayaquil (la entidad que representa a los comerciantes del sector) indicó que esta es una idea que venía de atrás y que apenas comenzó a tomar forma. "Hace mucho tiempo soñábamos con ser un distrito comercial. Antes no hubo un diálogo directo con la administración. Faltaba voluntad para hacer de esto una realidad. Con la creación del distrito haremos un esfuerzo entre públicos y privados para revitalizar el sector y sacarlo adelante", expresó Manzano.
Asoguayaquil representa a los comerciantes de los más de 16.000 locales establecidos en sus 27 manzanas de extensión. En la práctica, explicó la gerente Pabón, el sector será jalonado por privados y el sector público. "Creamos una mesa para saber qué hacíamos con Guayaquil. Nos reunimos durante toda la pandemia de manera virtual. En el Centro está el Gran Plaza, primer centro comercial en adoptar el estilo mall. Por eso es tan importante conocer la vocación del sector. Hay un tema vital y es la apropiación del espacio público. Allí serán los comerciantes quienes se apropien y cuiden de él", precisó la gerente.
Manzano, por su parte, expresó que ese ha sido uno de los problemas eternos de Guayaquil: "La ocupación del espacio público fomenta los robos y la venta de drogas. Trabajando entre todos tenemos que solucionar eso".
Entre las actividades planteadas, indicó Manzano, está la celebración de actividades culturales, abrir el comercio hasta entrada la noche y mejorar la oferta gastronómica. "Queremos ser el centro comercial más importante de la ciudad", concluyó.
En mayo, informó Pabón, se firmaría el acuerdo de intención entre comerciantes y alcaldía para la creación del distrito.
El punto histórico
Solo unas cuadras al norte de Guayaquil está otro de los distritos que lleva años pujando por ver la luz. Es el llamado "Histórico", impulsado como idea por el Metro, el Museo de Antioquia y Corpocentro. Abarcaría los parques San Antonio, Bolívar y Berrío. Sus calles albergan varios de los edificios emblemas de la ciudad, como el Hotel Nutibara y la Basílica Metropolitana. "Es una idea que aparece hace varios años, no es de esta administración. El distrito es una apuesta por llevar la Cultura Metro afuera de las estaciones. La propuesta es recuperar los bajos del Parque Berrío, eliminar las escaleras y construir un edificio en donde hoy están los murales de Pedro Nel Gómez", comentó Juan Manuel Patiño, jefe del área de Gestión Urbana del Metro.
Patiño añadió que el sentido del distrito es que los privados entren en la mejora del espacio público. Una de las primeras intervenciones planteadas consta de un edificio que será la entrada a la estación. Allí funcionaría un mercado de frutas y verduras en el que se asentarían muchos de los vendedores informales que hoy caminan por las calles del Centro. "Hacer las obras no es tan difícil, el reto será mantenerlas en el tiempo. Ahí proponemos un proceso de administración, control, vigilancia y aseo. La intención es recuperar el Parque Berrío, la Plaza Botero y Boyacá", complementó.
Este año, dijo el funcionario del Metro, se están haciendo los estudios de prefactibilidad del proyecto. Esperan que este año pueda firmarse el acuerdo de voluntades con la administración y comenzar las intervenciones físicas en 2022.
Para Jorge Mario Puerta, director de Corpocentro, dividir la comuna 10 por distritos es "una buena idea". Añadió: "Es una manera de definir las vocaciones e identificar 'dolientes' por cada territorio. Con el distrito se crean sinergias para el desarrollo. En cuanto al Histórico, sabemos que lo más importante es conservar la riqueza arquitectónica de Medellín. Allí tenemos el Palacio Nacional, el Banco de la República. Hay que rescatar todo eso y potenciar el turismo".
Patiño, desde el Metro, expresó que con el Banco de la República se ha planteado la creación de un museo del oro en la zona.
El patrimonial
Más al norte, pasando la Oriental, está el que sería el distrito Patrimonial de Prado. Lo conformarían sus casas de amplios antejardines, columnas barrocas y suntuosas mansiones.
Daniel Miranda, miembro de la Mesa Cultural de Prado —conformada por 25 instituciones artísticas y culturales—, hizo en 2016 una investigación sobre distritos culturales en el mundo. Para ese fin, además de consultar fuentes bibliográficas, visitó algunos de ellos en la costa este de Estados Unidos. Según lo aprendido en ese periplo, hay dos tipos de distritos. Uno es el llamado "Botton up", es decir, que nace de abajo, de la comunidad, y luego es acogido por los gobiernos. El otro, denominado "Up botton", es al revés, pues nace de la administración pública y luego recala en la comunidad.
"En el caso de Prado es "Botton up". Es un proceso que comenzamos hace años y que en 2018 presentamos al Ministerio de Cultura. Salimos ganadores en un concurso y obtuvimos recursos. Con eso hemos hecho exposiciones, grabamos un documental, hicimos trabajos de formación", indicó Miranda.
A pesar de eso, el habitante de Prado lamentó que las ideas de la comunidad no han tenido eco en la administración. "Sentimos que nos están dejando de lado en la toma de decisiones. La relación entre alcaldía y comunidad no se fortalece y no hay empatía. Creemos que aún se puede lograr ese vínculo, pues nosotros no podemos crear el distrito solos", concluyó.
La gerente del Centro, por su parte, comentó que la creación de todos los distritos se hace teniendo en cuenta a las comunidades: "Son procesos que vienen de antes. Esto no es una apuesta política, sino territorial. Pensamos que la institucionalidad llegó tarde a estos procesos. El comercio y la gente son los que mantuvieron el Centro en pie en los momentos más difíciles".
Los otros distritos planteados son el Vecino, en Boston; el ambiental, en La Asomadera; el Cívico, en La Alpujarra; el de Las Oportunidades, en el sector de Unaula; y el Diverso, cercano a Barbacoas (ver mapa).
El centro seguirá transformándose. Sus mutaciones obedecerán, como dijo la gerente del Centro, al uso que le den el 1’200.000 personas que cada día pasan sobre sus andenes ya harto caminado.
El claustro de Comfama, con 200 años en pie, ha sido testigo de la transformación de Medellín. Ante su fachada centenaria, la apacible villa del siglo XIX se convirtió en una ciudad bullente y vertiginosa. Frente a su mutismo crecieron las ceibas de la Plazuela San Ignacio, ahora grandes y frondosas. Y hoy es testigo, otra vez, de una nueva mutación del Centro: su división en 11 distritos.
El edificio es, precisamente, el corazón de una de esas 11 zonas en las que será dividida la comuna 10. Se trata del Distrito Cultural y Educativo San Ignacio, una idea de entidades privadas que comenzó a forjarse en 2017, jalonada por Comfama, Proantioquia, Grupo Argos y a la que después se adhirió la Universidad de Antioquia.
"Planteamos la idea porque es una zona que tiene un potencial extraordinario en historia. Dialogamos con la administración municipal y en diciembre pasado logramos firmar un acuerdo de voluntades para la creación del distrito. Nos soñamos esta zona como un gran campus universitario", advirtió Sergio Restrepo, director del Claustro de Comfama.
César Hernández, ingeniero civil y exdirector de Planeación Medellín, explicó que el Centro, en el Plan de Ordenamiento Territorial de 2014, quedó dividido en tres áreas. Después de eso se hizo una nueva división en “microterritorios”.
En ese contexto nacen los distritos: “Es una evolución que se hizo de la Ley 388, que permite crear distritos de acuerdo a las vocaciones del territorio. El administrador de la ciudad puede decir ‘este espacio es turístico y este es económico’. Eso se hace con la intención de administrar mejor”, precisó Hernández.
Para el experto en el tema, la decisión de dividir el centro de Medellín es “acertada”. No obstante, hace algunas recomendaciones. Una de ellas es que los involucrados, es decir, los pobladores, estén de acuerdo con la vocación definida.
Segundo, contar con la ayuda de los privados. “La tierra es de la gente. La inversión debe ser privada y pública y que sirva para crear casas o parques, ya eso depende de la vocación. Si no se llega con inversión, eso queda como un idea romántica en el papel”, complementó Hernández.
A continuación un paseo por los distritos más importantes que están en estructuración.
La gerente advirtió que el Centro es un territorio heterogéneo, dinámico y de fronteras indefinidas. Con los distritos, más allá de una división política, se busca concretar esas vocaciones. "No todos los distritos van a quedar definidos formalmente, no es necesario. Me explico: algunos de ellos los formularemos y los llevaremos al Concejo para que sean aprobados como acuerdos municipales. Otros quedarán simplemente delimitados y toda la oferta institucional se hará conforme a su vocación", argumentó la gerente.
Es decir, la creación de los distritos no será necesariamente vinculante, sino que es, en esencia, dividir el Centro en zonas según su vocación. "No se necesita lo mismo en Boston que en Guayaquil. Son divisiones naturales del territorio y nosotros debemos fijarnos en ello", anotó Pabón.
Daniel Manzano, director ejecutivo de Asoguayaquil (la entidad que representa a los comerciantes del sector) indicó que esta es una idea que venía de atrás y que apenas comenzó a tomar forma. "Hace mucho tiempo soñábamos con ser un distrito comercial. Antes no hubo un diálogo directo con la administración. Faltaba voluntad para hacer de esto una realidad. Con la creación del distrito haremos un esfuerzo entre públicos y privados para revitalizar el sector y sacarlo adelante", expresó Manzano.
Asoguayaquil representa a los comerciantes de los más de 16.000 locales establecidos en sus 27 manzanas de extensión. En la práctica, explicó la gerente Pabón, el sector será jalonado por privados y el sector público. "Creamos una mesa para saber qué hacíamos con Guayaquil. Nos reunimos durante toda la pandemia de manera virtual. En el Centro está el Gran Plaza, primer centro comercial en adoptar el estilo mall. Por eso es tan importante conocer la vocación del sector. Hay un tema vital y es la apropiación del espacio público. Allí serán los comerciantes quienes se apropien y cuiden de él", precisó la gerente.
Manzano, por su parte, expresó que ese ha sido uno de los problemas eternos de Guayaquil: "La ocupación del espacio público fomenta los robos y la venta de drogas. Trabajando entre todos tenemos que solucionar eso".
Entre las actividades planteadas, indicó Manzano, está la celebración de actividades culturales, abrir el comercio hasta entrada la noche y mejorar la oferta gastronómica. "Queremos ser el centro comercial más importante de la ciudad", concluyó.
En mayo, informó Pabón, se firmaría el acuerdo de intención entre comerciantes y alcaldía para la creación del distrito.
Patiño añadió que el sentido del distrito es que los privados entren en la mejora del espacio público. Una de las primeras intervenciones planteadas consta de un edificio que será la entrada a la estación. Allí funcionaría un mercado de frutas y verduras en el que se asentarían muchos de los vendedores informales que hoy caminan por las calles del Centro. "Hacer las obras no es tan difícil, el reto será mantenerlas en el tiempo. Ahí proponemos un proceso de administración, control, vigilancia y aseo. La intención es recuperar el Parque Berrío, la Plaza Botero y Boyacá", complementó.
Este año, dijo el funcionario del Metro, se están haciendo los estudios de prefactibilidad del proyecto. Esperan que este año pueda firmarse el acuerdo de voluntades con la administración y comenzar las intervenciones físicas en 2022.
Para Jorge Mario Puerta, director de Corpocentro, dividir la comuna 10 por distritos es "una buena idea". Añadió: "Es una manera de definir las vocaciones e identificar 'dolientes' por cada territorio. Con el distrito se crean sinergias para el desarrollo. En cuanto al Histórico, sabemos que lo más importante es conservar la riqueza arquitectónica de Medellín. Allí tenemos el Palacio Nacional, el Banco de la República. Hay que rescatar todo eso y potenciar el turismo".
Patiño, desde el Metro, expresó que con el Banco de la República se ha planteado la creación de un museo del oro en la zona.
Daniel Miranda, miembro de la Mesa Cultural de Prado —conformada por 25 instituciones artísticas y culturales—, hizo en 2016 una investigación sobre distritos culturales en el mundo. Para ese fin, además de consultar fuentes bibliográficas, visitó algunos de ellos en la costa este de Estados Unidos. Según lo aprendido en ese periplo, hay dos tipos de distritos. Uno es el llamado "Botton up", es decir, que nace de abajo, de la comunidad, y luego es acogido por los gobiernos. El otro, denominado "Up botton", es al revés, pues nace de la administración pública y luego recala en la comunidad.
"En el caso de Prado es "Botton up". Es un proceso que comenzamos hace años y que en 2018 presentamos al Ministerio de Cultura. Salimos ganadores en un concurso y obtuvimos recursos. Con eso hemos hecho exposiciones, grabamos un documental, hicimos trabajos de formación", indicó Miranda.
A pesar de eso, el habitante de Prado lamentó que las ideas de la comunidad no han tenido eco en la administración. "Sentimos que nos están dejando de lado en la toma de decisiones. La relación entre alcaldía y comunidad no se fortalece y no hay empatía. Creemos que aún se puede lograr ese vínculo, pues nosotros no podemos crear el distrito solos", concluyó.
La gerente del Centro, por su parte, comentó que la creación de todos los distritos se hace teniendo en cuenta a las comunidades: "Son procesos que vienen de antes. Esto no es una apuesta política, sino territorial. Pensamos que la institucionalidad llegó tarde a estos procesos. El comercio y la gente son los que mantuvieron el Centro en pie en los momentos más difíciles".
Los otros distritos planteados son el Vecino, en Boston; el ambiental, en La Asomadera; el Cívico, en La Alpujarra; el de Las Oportunidades, en el sector de Unaula; y el Diverso, cercano a Barbacoas (ver mapa).
El centro seguirá transformándose. Sus mutaciones obedecerán, como dijo la gerente del Centro, al uso que le den el 1’200.000 personas que cada día pasan sobre sus andenes ya harto caminados