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Para diagnosticar los achaques de los árboles urbanos, que en ocasiones se ahuecan en sus troncos o se van pudriendo sin que lo aparenten por fuera, el Jardín Botánico de Medellín adquirió un tomógrafo que, si bien no es novedoso en el mundo, es quizás el más potente de los que existen en la ciudad.
La herramienta, llamada Arborsonic 3D, permite revisar con mayor grado de acierto, según explicó la entidad, inspeccionar, por ejemplo, los 697 individuos con valor patrimonial identificados por la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín, u otros bosques en el Valle de Aburrá.
De esta manera se podrían evitar caídas imprevistas y, en algunos casos, facilita buscar un tratamiento para curar el corazón de los árboles y así no tener que recurrir a su tala.
Felipe Valencia Rendón, ingeniero forestal y docente de la Universidad de Medellín, explicó que estos equipos vienen desarrollándose desde los 90, pero apenas desde 2010 se hizo más común su uso.
El tomógrafo del Jardín Botánico, que llegó en noviembre del año pasado, actúa con 32 sensores que intercambian ondas acústicas y atraviesan el tronco identificando huecos o madera podrida.
Un análisis que puede tardar en promedio 20 minutos, explicó Germán Restrepo, director de Silvicultura y Paisajismo de la entidad.
“Conocimos de su existencia y un poco de cómo se llegó a usar en árboles, porque era un equipo diseñado para encontrar espacios vacíos en concreto o en postes de construcciones. Finalmente, este elemento fabricado en Hungría terminó siendo útil, con las señales que emite, para diagnosticar individuos enfermos”, comentó.
La ventaja frente al otro que existe en la ciudad, indicó Restrepo, es que supera en 24 sensores a los 8 del equipo que tiene la sede local de la Universidad Nacional, lo que permite mayor precisión a la hora de cumplir su tarea.
Por otro lado, señaló el profesor Valencia, aunque hay que ajustar los sensores alrededor del tronco, “el daño es casi nulo porque es una técnica mínimamente invasiva que no se equipara con las muestras extraídas con barrenadores, unos tornillos que perforan la madera para evaluar el interior de los árboles”.
Con el aparato la revisión se hace menos subjetiva, señaló Restrepo, pues a veces el análisis se debía hacer solo con observación, o viendo señales en el suelo.
Ahora el procedimiento se agiliza por medio de una radiografía que, por intermedio de un software, manda las señales a un computador que previamente tiene cargados los datos de la especie y las medidas del individuo.
Aunque no siempre es necesario llegar a talar un árbol por su enfermedad, John Geyver Herrán, quien se desempeña como prestador de servicios en la Unidad de gestión de riesgo del Área Metropolitana, agradeció que lleguen estas herramientas a la ciudad porque se hace más fácil demostrar a la gente porque en ocasiones sí se debe, por riesgo, cortarlos.
“La comunidad, cuando llegamos a hacer una tala preventiva, siempre tiene sus prevenciones, pero teniendo un respaldo tecnológico es más fácil decirles por qué debe hacerse”, dijo Herrán.
No obstante, anotan Restrepo y el profesor Valencia, el equipo debe ser manejado por profesionales que sepan hacer lectura del análisis que entrega, pues muchas veces un árbol puede recibir un procedimiento para recuperarse o se puede sanar naturalmente sin necesidad de talarlo.
“Se puede disminuir los pesos o densidad a través de una poda”, apuntó Restrepo, mientras que Valencia manifestó que, “si bien la herramienta es ingeniosa, no debe quedarse solo con este diagnóstico tecnológico para tomar una decisión”.
Luego de comprar el equipo, desde Hungría llegó en diciembre la capacitación para un grupo de técnicos del Jardín Botánico, que quedó preparado para prestar un servicio que oscila entre el $1.300.000 y $1.500.000 por diagnóstico, eso sí, siempre que sea en la misma ciudad.
El Área Metropolitana ya revisó 15 árboles gracias a esta herramienta. Herrán dijo que el tomógrafo les ayudó a determinar, por ejemplo, que si bien hay que talar un árbol en Bello, y otros dos en Copacabana y La Estrella, otro que encontraron en Robledo puede ser tratado y no será cortado.
Incluso, indicó el ingeniero forestal del Área Metropolitana, en la entidad evalúan la posibilidad de adquirir un equipo propio toda vez que validaron su utilidad.
Restrepo reveló que por estos días recibieron una llamada para ofrecer el servicio en Pereira, porque no hay tomógrafos de este tipo en todas las ciudades, y el Jardín Botánico no lo adquirió solo para diagnósticos internos sino como una herramienta que pueda servir a la ciudad e, incluso, a otras regiones del departamento y del país .