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Esa tarea de custodiar las memorias que nos habitan

A propósito de la caída del Mónaco, expertos dialogaron en la Universidad Eafit sobre cómo abordar los relatos del narcotráfico

  • El foro tenía como objetivo la discusión de cómo debe abordarse la narrativa de la memoria en Medellín. FOTO Róbinson Sáenz
    El foro tenía como objetivo la discusión de cómo debe abordarse la narrativa de la memoria en Medellín. FOTO Róbinson Sáenz
23 de febrero de 2019
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Tantas heridas dejó el Mónaco como tantas disputas aún perviven entre los relatos y las sombras de la violencia librada por el narcotráfico en Medellín.

Los ochos pisos de la antigua residencia de Pablo Escobar tardaron unos pocos segundos en derribarse, pero desde mucho antes de demolerse ya comenzaban las preguntas sobre cómo la ciudad puede hablar de estas memorias enfrentadas, o si derribar paredes sí es una forma de entender mejor los matices de estas historias.

En torno a esta discusión se centró el debate “¿Cómo narrar la historia del narcotráfico en Medellín?” que tuvo lugar el jueves pasado en la Universidad Eafit. Allí participaron los investigadores Alejandro Echeverri, director de Urbam Eafit; el docente Gustavo Duncan y la investigadora de la Corporación Región Ana María Jaramillo, así como Manuel Villa, secretario privado de la Alcaldía y Martha Ortiz, directora de El Colombiano.

“No vamos a borrar la historia al demoler el Mónaco, si eso quisiéramos tendríamos que derribar tres cuartas partes de la ciudad”, dijo Manuel Villa durante la charla.

El funcionario aclaró que el propósito es que la caída de la antigua fortaleza de Escobar permita ahondar en una historia aún llena de vacíos, explotada durante años por el morbo y el comercio.

Pero, para Ana María Jaramillo, sobre las memorias del narcotráfico en Medellín todavía no existe un trabajo sistemático y, en medio de decisiones tardías e improvisadas por parte de las autoridades, las iniciativas no logran tener continuidad, coherencia, ni respaldo: “Es necesario que se pueda construir un relato que reconozca las múltiples memorias, pero que también nos permita entender porqué nos pasó”.

Espacio público, otro debate

Y, por lo tanto, apuntó Gustavo Duncan, el proceso de memoria debe construirse a muchas voces, aunque algunas de ellas sean incómodas.

Martha Ortiz enfatizó en que el Mónaco es uno de los símbolos del narcotráfico en Medellín y convertirlo en un memorial es una oportunidad para darles nuevos referentes a los jóvenes. Así, el periodismo tiene una gran responsabilidad como garante de la formación de debates.

Alejandro Echeverri indicó que uno de los problemas será sostener el nuevo parque a futuro: “Se trata de un monumento urbano con una accesibilidad difícil y poca actividad, por ser un barrio residencial de pocas familias y negocios”.

Es que, en ese sentido, para que nazca un nuevo espacio público hace falta más que un trazado. La memoria necesita de tiempo para construirse y de personas dispuestas a encontrarse para conversar, mucho más allá de las ficciones y de los fantasmas que quedan tras las ruinas .

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