Tras cuatro décadas, la venta y consumo de narcóticos a manos llenas en el Barrio Antioquia se resiste a desaparecer por la acción de las autoridades y da sustento a mitos de los primeros “narcos” en Medellín.
Se trata de uno de los 15 sectores críticos de microtráfico en la ciudad, el mayor dispensador de marihuana de la ciudad y un dolor de cabeza ayer y hoy para los organismos de seguridad y los gobiernos locales.
Las referencias al sector lo confirman, como que allí inició su carrera en el narcotráfico Griselda Blanco en los años setenta o un mito urbano que en sus calles se inventó el bazuco.
Por eso son permanentes las críticas de la ciudadanía a la Policía y las autoridades judiciales al momento de reclamar acciones efectivas contra las llamadas “plazas de vicio” y la criminalidad asociada con el alto índice de homicidios en la capital antioqueña.
Reforzar lo social
Y para investigadores de la violencia como el sociólogo Luis Guillermo Pardo, director de la corporación Centro de Consultoría del Conflicto Urbano, es una prueba de que las medidas institucionales han sido “superficiales en ese sitio ya histórico de comercio de narcóticos” y que se requiere otro plan de lucha contra el microtráfico.
Como exasesor de Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Medellín, reitera que el problema de la venta y consumo de alucinógenos en el Barrio Antioquia refleja la “coexistencia pacífica entre la legalidad y la ilegalidad en muchos sectores de Medellín, que involucran estructuras criminales y problemas de corrupción o ineficiencia del Estado”.
Al hacer eco de las quejas ciudadanas sobre el expendio en lugares reconocidos desde hace años, Pardo cuestiona que el modelo de seguridad de Medellín no logre contener el problema del microtráfico y la delincuencia que alimenta.
“Cómo es posible que persistan esas ollas a pesar de los cuadrantes de Policía o más de 270 cámaras de seguridad. Y es problema se replica en la avenida del río, en Cristo Rey, la Plaza Minorista o El Hueco”, reclama el investigador social.
Agrega: “se debe reforzar la seguridad con educación, prevención sobre el consumo y transparencia de las autoridades municipales y Policía”.
El plan de las autoridades
La respuesta de las autoridades este año se enfoca a una intervención integral conjunta entre la Alcaldía de Medellín, la Policía y la Fiscalía, cuya prioridad es la recuperación del territorio y la desarticulación de la delincuencia que se disputa el negocio.
Así lo explica el secretario de Seguridad de Medellín, coronel (r) Sergio Vargas Colmenares, al señalar que la estrategia está definida por el plan especial del Bloque Interinstitucional de Objetivos Territoriales.
“Con la Fiscalía se designaron dos fiscales para los procesos judiciales y que con la nueva legislación pueden aplicar la extinción de dominio sobre los sitios que sirven de expendios o para otros delitos”, indicó el funcionario.
También precisó que esperan “el nombramiento de los jueces para aplicar esta medida se complete una intervención integral que no se había podido realizar del todo y que debe ser el quiebre del microtráfico en estos sitios que se han vuelto mitos”.
Según la Sijín de la Policía, en el Barrio Antioquia delinquen seis combos con disputas por el control de la venta de narcóticos: combo de “Ratón”, “Alex pin”, “el Coco”, “la 24”, “la Licorera” y el “el Quinto”.
15.763
kilos de estupefacientes y 30.602 pastillas incautadas en Medellín en 2014.