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Regalar y conservar la vida para la vida es el objetivo que persigue la alcaldía de Girardota y la Gobernación de Antioquia con la compra de dos predios: La Luz y el Alto de San Miguel. Juntos suman cerca de 19,5 hectáreas que ahora empezarán un proceso para su preservación, las especies de fauna y flora que los habitan y los cerca de 20 nacimientos de agua con los que cuentan.
“Son la fábrica natural de agua del municipio que surten la microcuenca El Salado, que se une luego con la de San Antonio y hacen la gran cascada llamada también El Salado que todos conocemos”, comentó Vladimir Jaramillo García, alcalde de Girardota.
El proceso para la compra de los terrenos había iniciado en 2007 con la voluntad misma de los propietarios que, según la administración, durante más de 19 años no hicieron intervenciones humanas en los lotes con el fin de proteger sobre todo las fuentes de agua.
“La zona está en un excelente estado de conservación. Hace más de 19 años no han tenido intervención antrópica y las partes verdes las dejaron intactas. Esto permite que el sector esté lleno de animalitos, incluso los caminos que había se cerraron naturalmente por la capa vegetal”, expresó Diana Patricia Moreno, subsecretaria de Medio Ambiente del municipio.
En octubre del año pasado la alcaldía de Girardota y la Universidad de Antioquia hicieron un convenio para realizar un inventario completo de la diversidad biológica en la zona donde están ubicadas las fincas pertenecientes a las veredas Juan Cojo y El Palmar.
El área estudiada y propuesta para conservación, que abarca más terrenos aledaños a los predios adquiridos, está en medio de dos provincias biogeográficas: el Chocó-Magdalena, influenciado por las especies endémicas de esa región, y la provincia Bosque Andino, que es en donde está la diversidad que se conoce en Antioquia.
Esto, según Leidy Laura López, bióloga e investigadora de la Universidad de Antioquia y encargada del componente de mastofauna del Silab de Girardota. Indicó, además, que allí se han avistado, según los pobladores, algunos mamíferos, especialidad de la experta, como ratones endémicos, guaguas de montaña, zorros, ñeques y osos perezosos.
Con este inventario, que abarca otras especies, se van a proponer las denominadas “sombrilla” para la conservación ya que protegiéndolas a ellas se cuidan a otras del entorno natural.
El convenio entre las entidades estipula una segunda fase, por empezar, en la que se delimitará la extensión total del área que puede ser considerada sitio de conservación y se definirá su nombre y posible destinación específica que puede ser reserva de la sociedad civil o un distrito integral de manejo.
Aunque, según Moreno, los predios se compraron con el único fin de conservación y protección, aún se deben adelantar los estudios y acuerdos municipales necesarios para que la zona cuente con el respaldo legal de reserva natural.
La alcaldía de Girardota ya adelanta los trámites para ello pero por el poco tiempo que resta del actual gobierno, lo que piden es que “los que lleguen sigan en la misma línea de trabajo. Que no cambien las condiciones y que se impida que en la zona se desarrollen actividades distintas a la conservación del ambiente ya que es un corredor ecosistémico importante y uno de los pocos entornos naturales con los que cuenta el municipio”, expresó la subsecretaria.
Allí se instalaron unas cámaras trampa para registrar por medio de fotos y vídeos a los mamíferos presentes en la zona, con el fin de seguir los estudios que han incluido otras especies como mariposas, aves, anfibios, reptiles, árboles y hongos presentes en un lugar que promete ser un hogar seguro para la fauna y la flora, además de un nuevo pulmón para el municipio ubicado al norte del Aburrá .