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Jorge, el primero en el país que sacó plata de un cajero

El hecho ocurrió hace cuarenta años y el escenario fue el primer piso del edificio Coltejer, donde quedaba Conavi, la entidad que trajo la tecnología.

  • Jorge Iván Toro exhibe su tarjeta y cuenta cómo trajo los cajeros electrónicos al país. FOTO carlos velásquez
    Jorge Iván Toro exhibe su tarjeta y cuenta cómo trajo los cajeros electrónicos al país. FOTO carlos velásquez
  • Juan Manuel Acevedo, exjefe de Sistemas de Conavi
    Juan Manuel Acevedo, exjefe de Sistemas de Conavi
02 de abril de 2022
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Eran las 4 y unos minutos de la tarde del viernes 2 de abril de 1982 cuando Jorge Iván Toro Villegas introdujo una tarjeta en un cajero, marcó la clave 1203 y retiró 2.000 pesos (dos billetes de 1.000), un acto que lo convirtió en el protagonista del hito bancario más importante en la historia de las entidades financieras del país, que hasta ese momento tenían un rezago tecnológico en comparación con lo que ya había en el mundo.

El episodio tuvo lugar en el primer piso del edificio Coltejer de Medellín y le dio a Jorge Iván el rótulo de ser la primera persona que sacó dinero de un cajero electrónico. Hoy se cumplen cuarenta años de ese acontecimiento, que significó una verdadera revolución para los bancos. La tarjeta y el cajero eran de Conavi (Corporación Nacional de Ahorro y Vivienda) y Jorge fue el elegido porque, como vicepresidente de Planeación de la entidad, fue el líder del grupo encargado de traer esta nueva tecnología a Colombia. Él, ya jubilado, guarda la tarjeta como un tesoro, pues en ese instante supo el significado de este hito y de su papel como pionero del gran avance. Se emociona al recordarlo.

“Antes de ese día se hicieron muchas pruebas y cuando nos sentimos seguros lo presentamos. Instalamos tres cajeros: uno en Suramericana, otro en el centro comercial Oviedo y el del Coltejer, donde era la sede principal de Conavi, recuerdo que fue pasadas las 4:00 de la tarde”.

En su memoria también está que como el retiro tenía que ser con clave, él temía que de pronto se le olvidara en el instante cumbre, entonces habilitaron una manera de que la tarjeta, solo por ese momento, entregara dinero con cualquier clave que se digitalizara. Junto a él, en seguidilla, otras seis personas de su grupo de Tecnología de la corporación, en un acto simbólico, también retiraron dinero, como un premio por ser los artífices de ese gran logro para la banca colombiana.

Jorge Iván, que primero fue ingeniero civil y luego de sistemas, no duda en sentirse orgulloso de haber liderado la llegada de los cajeros. “Antes, los retiros se hacían directamente en las ventanillas de los bancos y con una libreta, era demorado, y como cada recibo llevaba la firma de la persona que iba a retirar, muchas veces esta no coincidía y había que repetirla. Como no era un sistema en línea, el cajero de la ventanilla sacaba un recibo y otra persona tenía que ir a otra oficina a verificar si la persona sí correspondía al titular de la cuenta, y si sí tenía saldo. A veces una persona tardaba hasta tres horas para hacer un retiro”, recuerda Jorge Iván, que después sería uno de los funcionarios más reconocidos y respetados en Conavi y a nivel de los bancos y entidades financieras del país.

La historia se partió en dos

Para Juan Manuel Acevedo, compañero de Jorge Iván en el proyecto de traer esta innovación, la llegada de los cajeros rompió en dos el sistema financiero, “porque hasta ese momento estaba dormido con respecto a los servicios que se ofrecían en el mundo”. Ese dos de abril empezó una nueva relación de los clientes y la banca. Conavi pasó, ese solo año, de 3 a 8 cajeros y luego vendría la expansión a todo el país, no solo de Conavi sino de los demás bancos y corporaciones: “venía gente de todo el país y del exterior a conocer lo que habíamos hecho o nos invitaban a capacitarlos”, cuenta Jorge Iván. Acevedo, también jubilado, narra que para que los cajeros identificaran los billetes (en ese entonces de 1.000 y de 5.000) hubo que hacer pruebas con 700.000 billetes hasta lograrlo. En América, para ese entonces, solo había cajeros en Estados Unidos y México y algunos en Ecuador. Colombia se volvió potencia y hoy, calculan, puede haber más de 12.000.

La llegada de los cajeros se hizo asociada a un sistema en línea (en tiempos en los que no había internet ni celular) articulado con los teléfonos, que permitía identificar cada cuenta con la tarjeta y la clave.

Casi al mismo tiempo llegaron los datáfonos (una voz que le decía al usuario su saldo) y luego los llamados Conavitel, que permitían hacer pagos en establecimientos de comercio sin necesidad de retirar dinero de los cajeros.

Jorge Iván y Juan Manuel conservan las tarjetas con la famosa abejita Conavi como si fueran tesoros. Ya no funcionan ni les dan dinero, pero les recuerdan que un día ellos fueron pioneros del sistema que revolucionó la banca nacional, sobre todo la relación con los clientes, que al fin de cuentas son la razón de ser del sistema financiero.

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