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Tan oscuro y lúgubre como el mundo de quienes lo habitan es el túnel de la avenida Oriental, un lugar que prácticamente es el paso más importante para ingresar y salir del centro y que en la actualidad carece de luminarias, lo que lo convierte en un tramo inseguro y peligroso tanto para los conductores como para los habitantes de calle, que siempre están allí, instalados en cambuches o merodeando entre los bordes y el separador vial.
La prueba de la peligrosidad que representa su oscuridad fue lo ocurrido en la madrugada del pasado martes, cuando un vehículo que cruzó por el sitio arrolló a cuatro habitantes de calle, uno de los cuales murió mientras los otros quedaron heridos y debieron ser trasladados a centros asistenciales de la ciudad.
No es el primer caso que se presenta, pues según Corpocentro, que le hace seguimiento a esta vía desde hace diez años, “transitar por el deprimido representa grave peligro a la integridad de conductores y pasajeros, tanto de carros como de motocicletas y vehículos de servicio público, pues la oscuridad total impide percatarse de objetos y personas en la vía”.
Lo grave es que el problema no es de ahora sino que viene de tiempo atrás y nunca se ha logrado una solución de fondo. La alerta es seria.
“¡Ay pa...!”
El deprimido o túnel de la Oriental se formó en el año 2000, cuando se construyó el Bazar de Los Puentes. Incluso tuvo problemas de contaminación, pues la infraestructura se hizo sin extractores, lo que exponía a una acumulación de gases en caso de presentarse un incidente que implicara aglomeración vehicular, algo que fue corregido posteriormente.
Pero a la oscuridad no ha logrado dársele una solución definitiva dado que las luminarias que se han instalado históricamente han sido vandalizadas por habitantes de calle, que las destruyen para robar el cable y luego venderlo en el mercado negro de este producto. Hoy, las lámparas que dan luz en ambas calzadas se pueden contar con los dedos y sus halos se difuminan en el negro que prima en el trayecto.
A sus orillas, en las noches, se ubican decenas de habitantes de calle que han tenido este espacio como un refugio para armar cambuches, dormir, reciclar e incluso consumir alucinógenos. De día hay menos población, pero aún así se les ve acostados o cruzando de un lado a otro. Lo delicado es que en el separador se levantó una estructura en rampa o pirámide que dificulta el cruce. En los costados, como los pasos peatonales se usaban para ellos hacer sus cambuches, también se construyeron rampas de concreto, lo que tampoco ha evitado que sigan allí.
Ayer al mediodía, por ejemplo, había personas ubicadas a lo largo de los más de 200 metros que tiene, muchas sumidas en la nebulosa que producen los alucinógenos. A alguna de todas le preguntamos si conocía al muerto en el accidente y si sentía miedo de que le pasara lo mismo. Su respuesta fue lacónica:
-¡Ay pa, yo lo distinguía, esta es mi casa!-, dijo y agachó la cabeza.
Jorge Puerta, director de la Corporación Cívica del Centro, Corpocentro, les pide a la alcaldía y a EPM que busquen una solución permanente a la problemática, que evite los accidentes y la pérdida de vidas en esta vía. “Allí los conductores entran y la oscuridad es tanta que el ojo no alcanza a adaptarse y quedan casi ciegos”, dice.
En EPM contestan que la responsabilidad del alumbrado público es de la alcaldía y que la entidad, en este caso, es solo un contratista.
La alcaldía, por su parte, no dio respuesta la pregunta si se proyecta iluminar este paso vial tan fundamental para la ciudad. La última vez que se instalaron luminarias fue a finales de 2015, pero en 2016 empezó el robo del cable y las tinieblas regresaron.
Puerta, de Corpocentro, sugiere que contra el vandalismo y los robos habría que pensar en tecnologías que permitan evitarlo, como la instalación de sensores que envíen alertas si son manipuladas, o la ubicación de cámaras que puedan ser monitoreadas por la Policía. Y sugiere que en la instalación se cumpla la normatividad definida por el Ministerio Minas y Energía para la iluminación de túneles. Amanecerá y veremos . n