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Que fueron 20.000 personas, estimó el alcalde Federico Gutiérrez, que fueron 90.000 calculó uno de los líderes de la movilización, Daniel Suárez. La cifra no está clara, porque hay quienes hablan de más de 200.000 asistentes, pero lo cierto es que ayer un río de gente recorrió las calles de Medellín y demostró, con una movilización en paz, que sin violencia el eco de sus voces suena más alto y con contundencia.
Con pancartas y música, transcurrió la jornada que fue calificada como pacífica por las autoridades de Medellín.
A las 11:00 a.m. los manifestantes del paro nacional salieron en la movilización central desde el Parque de las Luces, en el sector de la Alpujarra y luego de una hora y media y unos 2,2 kilómetros de recorrido, la cabeza de la marcha llegó hasta Punto Clave, pero el sitio de partida seguía lleno.
Pocos fueron los que quisieron empañar la jornada. En la mañana, algunos vándalos rayaron ventanales del centro comercial Premium Plaza, pero este acto fue rechazado y corregido casi al instante por los marchantes, quienes además de expulsar a los revoltosos, se unieron para limpiar las manchas de aerosol de los vidrios del centro comercial.
Sobre las 4:00 p.m. los primeros grupos llegaron al Parque de los Deseos. Y aunque encapuchados alteraron el orden público a las afueras de la calle Barranquilla, a las afueras de la Universidad de Antioquia (disturbios que se extendieron hasta horas de la noche), el alcalde resaltó el buen comportamiento de la gente que se movilizó. Gutiérrez expresó que los ciudadanos hicieron control a quienes quisieron dañar la jornada y dijo sentir orgullo por cómo transcurrió la marcha en Medellín.
Paso a paso
Las primeras concentraciones salieron desde las 6:30 a.m. y se encontraron una hora más tarde en el sector de Punto Cero. El carnaval estaba integrado por estudiantes de las universidades de Antioquia, Nacional, Sena, Colegio Mayor, ITM, Pascual Bravo y Tecnológico de Antioquia, que portaban banderas de Colombia, de los pueblos indígenas, de la paz, además de mensajes alusivos a su inconformidad con las propuestas de reforma pensional y salarial, y su exigencia de cumplimiento al Acuerdo de Paz.
La marcha desde el sur comenzó alrededor de las 8:30 a.m. Un grupo de estudiantes lideró la movilización a la que se unieron profesores y otras organizaciones.
En el edificio de Bancolombia, los empleados observaban el paso de la marcha y, como un concierto, grababan con sus celulares el transcurrir de la gente, mientras los marchantes cantaban arengas invitándolos a unirse a la protesta. Así lo hicieron al pasar por locales comerciales en todo el trayecto, en donde los trabajadores salían de los negocios a ver el avance de la multitud.
A la altura de Exposiciones, los marchantes formaron una ronda. Al tiempo, los agentes de tránsito cerraban las vías. El conductor de un camión de Emvarias que no alcanzó a pasar respondía a la petición de los estudiantes que le decían, ¡que pite!, haciendo sonar su bocina al son de las arengas de la marcha.
Sobre la calle 30, al paso de la movilización, un agente de Policía preguntaba por radioteléfono si la cola de la marcha había salido ya del Parque de las Luces. “No, la cola se demora, todavía falta mucha gente”, le respondieron. Todas las marchas se juntaron entre las 10:00 a.m. y 11:00 a.m. en la calle San Juan.
Latinoamérica, de Calle 13; El baile de los que sobran, de Los Prisioneros; y Para el pueblo lo que es del pueblo, de Piero, fueron canciones que conformaron la banda sonora de la movilización. En la avenida Oriental, a la altura de La Playa, el himno antioqueño también sonó en los parlantes de un vehículo y fue cantado por cientos de voces a su alrededor.
El metro, intacto
Uno de los temores más grandes de la ciudadanía era que se presentaran ataques contra la infraestructura de transporte.
El Metro de Medellín informó que durante el día hizo algunos cierres temporales de estaciones, como Cisneros, San Antonio y Parque Berrío; además del tranvía de Ayacucho y las líneas de metroplús, como parte de un plan de contingencia que respondía al avance de la manifestación.
Aclaró que la operación se desarrolló en normalidad, y que entre las 4:15 a.m. y las 6:00 p.m. se movilizaron por el sistema 658.735 personas, 33 % menos en comparación con la misma hora del pasado jueves 14 de noviembre, cuando se movilizaron 982.983.
El secretario de Movilidad, Humberto Iglesias, destacó el comportamiento de la ciudadanía, pues la mayoría de las personas dejaron los vehículos particulares en sus casas, “por lo que se evidenció una disminución del tráfico en las vías de Medellín”.
El funcionario agregó que las rutas de transporte público tuvieron un buen funcionamiento. Al cierre de esta edición las autoridades no habían consolidado el dato de cuánto varió el flujo vehicular en las calles de la ciudad.
Cabe resaltar que muchas entidades públicas y empresas privadas autorizaron a sus empleados para hacer teletrabajo, con el fin de evitar problemas de movilidad. Luisa Restrepo fue una de ellas: “en el banco nos permitieron trabajar desde la casa. Algunos pidieron permiso para marchar y les dijeron que sí. Yo me quedé en casa con mis hijos”, señaló la administradora de empresas.
Todas las voces
Gladis Casadiego, presidenta de la Asociación Sindical de Educadores de Medellín, desde un camión repartía bocadillos a las personas en la marcha. “Son provisiones que entregamos a nuestros estudiantes y a todo el pueblo, porque como la marcha es tan larga queremos que puedan aguantar hasta el final”, explicó.
“Yo marcho y produzco”, comentó Jorge Guisao, quien expresó que también es posible movilizarse y cumplir con sus obligaciones. Como él, muchos marchantes asistieron a la jornada en la mañana y en la tarde se desplazaron a sus lugares de trabajo.
A lo largo de la marcha hubo acompañamiento constante de personal de la Personería de Medellín, entidad que “garantizó los derechos de todos los presentes y evitaron que se presentaran inconvenientes”, resaltó el alcalde Gutiérrez
Noche de cacerolazos
La noche cerró en Medellín con este tipo de pronunciamientos ciudadanos en sectores como Ciudad del Río (El Poblado), Los Colores, Altavista y La Loma de los Bernal, entre otros. Además, en otros municipios del Valle de Aburrá como Envigado y Sabaneta.
Las personas salieron por las ventanas de sus casas y edificios a golpear las cacerolas u otros utensilios domésticos, produciendo un ruido que se propagó rápidamente.
Esta acción ciudadana también se realizó en Bogotá y Cali y el hashtag #cacerolazo, con más de 280.000 menciones hasta la medianoche de ayer, se convirtió en tendencia nacional y mundial.