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En momentos en que los municipios del Valle de Aburrá se encuentran en alerta ambiental por un posible pico y placa para los vehículos y motos en toda la jurisdicción del Área Metropolitana durante 24 horas, la I. U. Pascual Bravo dejó de emitir a la atmósfera, en ocho meses, 7,96 toneladas de dióxido de carbono.
Esta cantidad equivale a la contaminación que generaría un vehículo al recorrer una distancia de 53.080 kilómetros. Además, equivale a sembrar 204 árboles en la ciudad.
Pero la estrategia que busca contribuir al cuidado del medio ambiente, también involucra la generación de energía con matriz diferente al agua. En consecuencia, la Institución Universitaria aprovecha la energía solar para generar energía eléctrica.
El Pascual Bravo tiene 88 paneles solares instalados desde hace ocho meses, en los bloques 8 y 9 en el campus de Robledo, occidente de Medellín. William Alzate Segura, director Operativo de Investigación de la I.U. Pascual Bravo, reveló que “nos estamos ahorrando cerca de 1.200.000 pesos mensuales por concepto de energía”.
El propósito es autoabastecer la institución educativa de manera parcial.
En la entidad se han producido 22.320 kilovatios-hora desde julio de 2015 al 17 de marzo de 2016.
De igual forma, la institución universitaria cuenta con un árbol y mesas solares que captan la radiación solar para cargar baterías, teléfonos celulares o equipos portátiles.
El Pascual Bravo tiene un semáforo solar que funciona 24 horas siete días a la semana. La luz está instalada en el acceso al parqueadero del Bloque cuatro. Junto con el semáforo está instalado un panel solar que convierte la radiación solar en energía eléctrica.
Es de anotar que el centro de educación universitario ganó en 2015 el premio Pura Vida otorgado por el Área Metropolitana. La distinción reconoció el aprovechamiento de la energía solar al convertirla en energía eléctrica .