Un solo ente territorial, con elecciones para designar un alcalde mayor y alcaldes menores agrupados en un distrito especial, fue la idea que lanzó al aire Daniel Quintero Calle. La propuesta, para que sea implementada después de 2032, generó posiciones diversas frente a las oportunidades y consecuencias que tendría la conversión.
El ofrecimiento de Quintero está atado al proyecto de acto legislativo que cursa en el Congreso para que Medellín sea declarado Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación. En la noche del martes 15 de diciembre la plenaria de la Cámara de Representantes aprobó la iniciativa en su cuatro debate (son ocho).
“Lo lanzo como propuesta para que en ese proyecto de reforma constitucional el distrito no sea solo Medellín sino todo el Aburrá y que la inclusión de los municipios se dé cuando así lo quieran después de 2030 a 2032. De modo que tengamos elecciones para elegir el alcalde de la gran ciudad. Tiene todos los retos políticos pero si llega la propuesta, que quede abierta la puerta para que los municipios se anexen”, dijo el alcalde en entrevista con EL COLOMBIANO el pasado 28 de noviembre.
Cabe recordar que un estudio de la Universidad Nacional en mayo de 2019 recomendó una reorganización de la división político administrativa de la ciudad. Hace 32 años Medellín no realiza una revisión al respecto, desde la que rige en la actualidad cuando se establecieron las 16 comunas urbanas y cinco corregimientos.
La última actualización fue en 2000, cuando fueron creados 54 barrios y se amplió el perímetro de seis comunas.
El mapa permaneció invariable, pero la ciudad se transformó en las últimas tres décadas con 972.000 personas más y la consolidación como núcleo de la conurbación metropolitana que alcanza los 3,7 millones de habitantes (49,3 % de estos trabaja en Medellín, según el Área Metropolitana).
Ese estudio propuso varios cambios, el más significativo fue la creación de cuatro comunas: Calasanz, El Volador, Poblado Sur y San Antonio de Prado, con las que Medellín pasaría a tener 20 comunas y cinco corregimientos.
Quintero dijo que esta transformación propuesta en el estudio tendrá que sintonizarse con la del distrito.
¿Por qué un distrito?
Por lo menos desde 2013 se estructuraron los estudios iniciales para elevar a la categoría de distrito a Medellín, sin embargo, ninguna iniciativa prosperó hasta ahora que despegó el proyecto que radicó el pasado 20 de julio la bancada del Centro Democrático.
Los distritos son entidades territoriales con un régimen especial al establecido para los municipios. Pese a que la figura se estipuló en 1954 (Acto legislativo 3450), la regulación actual proviene de la Constitución de 1991 (artículo 286) y de la Ley 1617 de 2013.
Por eso la creación de nuevos distritos debe tramitarse como acto legislativo, es decir que al ser una modificación constitucional requiere ocho debates para su aprobación en el Congreso.
Según un documento técnico del Departamento Nacional de Planeación (DNP, 2018), las ventajas de ser distrito especial son la posibilidad de gestionar el desarrollo territorial a partir de potencialidades y atributos especiales que se poseen; la mayor autonomía administrativa, financiera y fiscal; y la mejor gobernanza de grandes centros poblados.
Sin embargo, la implementación de la figura tiene dificultades, entre ellas, la insuficiente claridad de las implicaciones administrativas y financieras de la transformación. Afirmó el DNP que existe la errónea creencia de que se aumentará la asignación de la Nación por el Sistema General de Participación o Regalías. Además, añadió, no se realizan análisis de capacidad fiscal para atender las nuevas responsabilidades como creación de localidades, un Fondo de Desarrollo Local, el pago de alcaldes y los honorarios de los ediles. El 10% de los ingresos corrientes deben liberarse para asumir nuevos gastos de funcionamiento.
En la exposición de motivos del proyecto de acto legislativo, se justificó que Medellín se ha consolidado como epicentro de la ciencia, tecnología e innovación en el país y América Latina.
Según datos de la Cámara de Comercio, Medellín cuenta con 1.690 empresas u organizaciones que componen un ecosistema de economía creativa, de las cuales, 99 % son micro y pequeñas empresas.
Añadió que en 2014, la ciudad hacía inversiones de 1,7 % del Producto Interno Bruto (PIB) en este rubro, compuesto por aportes públicos de 70 % y 30 % del privado. Ese año se firmó un pacto por la innovación que fijó en 2 % el aporte para 2018, mientras que la meta subió a 3 % para 2021.
Quintero añadió que la conversión le dará “más dientes a Medellín para ser un Valle del Software” y que hay un parágrafo en el proyecto que le da tranquilidad a la administración frente a los gastos que tendría que asumir porque le da tiempo de hacerlos.
Así va el trámite
La primera vuelta (la ronda inicial de cuatro debates) se cumplió así: el primer debate fue el 15 de octubre; el segundo, el 3 de noviembre; el tercero, el 30 de noviembre; y el cuarto este 14 de diciembre. Los restantes cuatro debates deben surtirse entre el 16 de marzo y el 20 de julio de 2021.
El senador antioqueño Santiago Valencia, del Centro Democrático, explicó que el proyecto tiene una gabela para que Medellín no esté obligada a ampliar los gastos de funcionamiento durante la aplicación de la reforma. “La Ley 1617 de 2013 tiene requisitos para los distritos portuarios que, a nuestro criterio, nada tienen que ver con un futuro distrito de ciencia, tecnología e innovación”, sostuvo.
Valencia contó que antes de que Quintero lanzara la propuesta en EL COLOMBIANO, conversó con él sobre la idea de que el distrito fuera metropolitano, sin embargo, le respondió que esa figura no existe en la Constitución y que tendrían que explorar una nueva especie de entidad territorial. “En el nivel de discusión en el que estábamos, esto podía entorpecer y echar al traste lo que habíamos avanzado. Claro que el argumento es interesante y lo comparto”, dijo el senador, descartando que la idea de Quintero vaya a ser incluida en el trámite del actual acto legislativo.
Sin embargo, como contrapropuesta, Valencia indicó que en la ley que reglamente el distrito se puede incluir un artículo para que los municipios del área metropolitana que quieran acceder a los beneficios de la transformación en distrito en innovación, ciencia y tecnología lo hagan a través de un acuerdo de su Concejo.
Así podrían sacar provecho de la figura sin necesidad de hacer modificaciones a la Constitución. A la propuesta de un solo alcalde, Valencia dijo que no la comparte: “El proyecto de acto legislativo no se refiere a eso, eso sí sería una nueva entidad territorial y no creo que aporte en nada al desarrollo de los municipios metropolitanos”.
Implicaciones del cambio
Juan Carlos García Bocanegra, docente, arquitecto y experto en planificación urbana y regional, sostuvo que las figuras de las áreas metropolitanas mantienen la independencia de los asociados y generan proximidad entre los mandatarios y la ciudadanía.
En cambio, en un distrito, añadió, se fusionan los municipios con un solo alcalde, un solo Concejo y un solo presupuesto, lo que diluye la autonomía municipal.
“Se vuelve una ciudad gigantesca e inmanejable, que fue lo que le pasó a Bogotá (en 1954 se anexaron los municipios aledaños de Engativá, Fontibón, Suba, Usme, Usaquén y Bosa), donde la relación de la gente de a pie con su gobernante es lejana. Es más exitosa la experiencia de Medellín y su área metropolitana, que la de Bogotá con su distrito. Unificar todo en un solo gobierno no resulta más eficiente”, opinó.
Acotó que las principales ciudades del mundo no crearon distritos, sino áreas metropolitanas —Nueva York, Tokio o Londres— para gestionar el crecimiento urbano.
Para Felipe Vélez Roa, exdirector de Planeación de Medellín (2016 - 2017), hablar de un distrito especial solo para la capital antioqueña es un despropósito porque ampliará las brechas con los demás municipios y subregiones.
Opinó que la propuesta de un solo ente territorial tiene más sentido porque la conurbación debe tender a que una sola normatividad cubra a todos los municipios, sin embargo, afirmó que el problema es que hay demasiados intereses políticos en el medio y que el alcalde Quintero no sería el indicado para ser quien lo proponga porque no ha gobernado de manera concertada.
“Antes de pensar en juntarnos debemos pensar en para qué juntarnos, hay cosas más importantes para avanzar como el plan integral de desarrollo metropolitano, que se está formulando e iría desde 2021 hasta 2032. Ese plan debería ser sobre lo cual se concierte un modelo de ciudad y más bien, en torno a ese modelo, es posible ambientar y propender por la integración. Hay que avanzar primero en el para qué, después sería viable el debate”, finalizó.