Razas potencialmente peligrosas: la clave es el manejo y buen trato

En promedio, se dan 14 denuncias por ataques caninos al día en Medellín, según Personería.

Aunque para los caninos llevar bozal puede ser incómodo, la norma exige que porten este elemento para prevenir posibles ataques a personas u otros animales en el espacio público. FOTO Jaime Pérez

Los asesinatos, de manera cruel, de dos perros de raza pitbull en Medellín el 5 de julio y el pasado 10 de septiembre abrieron nuevamente la discusión sobre el grado de responsabilidad y cuidados que deben tener las familias para poseer estos animales en sus casas.

Ambos casos se dieron luego de mordidas de los caninos a personas, un hecho que, según la Personería, se da en promedio 14 veces al día, con mayoría de víctimas entre 6 y 10 años y entre los 76 y los 80. En 2018 los casos sumaron 5.110 y este año aún no hay cifras consolidadas.

El primer hecho ocurrió en el sector de Rodeo Alto, donde un hombre lanzó al canino desde el piso 10 del edificio argumentando que este lo había mordido en medio de una discusión con su pareja.

El segundo hecho se dio en el barrio Las Margaritas (Robledo), donde un hombre mató a un pitbull luego de atarlo en una reja, motivado por un ataque del animal a un miembro de la familia en medio de una riña en el hogar.

Para Olga Montoya, líder de la fundación La Martina, que les da alimento y casas a los perros callejeros, estos casos deben ser investigados y castigados por las autoridades, pues ni siquiera tratándose de un animal el hombre debe tomar la justicia por su cuenta. “En este último caso, la familia debió llamar a la Policía. Si se dio este hecho, es porque el animal no estaba en un entorno familiar sano y por eso actuó con agresividad”, dice.

Olga, que lidera las marchas en defensa de las razas llamadas potencialmente peligrosas, insiste en que “las razas son lo que hacemos de ellas; en Medellín muchos integrantes de bandas tienen pitbulls para ponerlos a pelear o los crían para ser agresivos”.

Peligrosa es la mordida

Santiago Henao, etólogo jefe de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad CES, asegura que lo que hace peligroso a un pitbull es la potencia de su mordida y el masetero (músculo de la masticación), que es muy desarrollado, pero dice que el animal, por sí mismo, no es agresivo.

“La agresividad está dada por la crianza. Muchas veces es más agresivo un pinscher, pero su fuerza de mordida no es tan fuerte”. Sostiene que identificar un perro agresivo es posible si tiene antecedentes de ataques, si se sabe que han sido entrenados para agredir o están en un ambiente de agresividad.

“Un animal puede tener reacciones inesperadas al defender el territorio o por su alimento, pero los pitbulls pueden socializar con caninos de la misma raza u otras razas y ser muy tranquilos y sociables”, expresa.

La tenencia de perros de razas potencialmente peligrosas está regulada en la Ley 746 de 2002, que obliga a los dueños a llevarlos con traílla, bozal y tener un seguro por daños a terceros. Sin embargo, esta raza está implicada en los casos de agresión a personas.

Santiago Ruiz, coordinador del Observatorio de Derechos Colectivos y Medio Ambiente de la Personería, lanzó una alerta para que los que tengan estos caninos los esterilicen.

Carolina Arbeláez Arcila, médica y docente del CES, advierte que el principal riesgo de una mordedura de perro es la posibilidad de contraer una infección, que las hay de tres tipos: bacteriana, tétanos y viral.

“En estos casos es fundamental saber la historia de vacunas del animal y de la persona: si está vacunada o no contra el tétanos para que en el hospital se la pongan; la viral es por la transmisión de la rabia y puede ser mortal”, advierte.

Recomienda que, de inmediato tras la mordedura, se lave la herida durante 15 minutos seguidos con agua y jabón yodado (Isodine) o con jabón azul para aminorar una posible infección. Y siempre ir al médico con la mayor información posible sobre el perro agresor.

La Policía Metropolitana de Medellín les ha impuesto 126 comparendos este año a poseedores de perros de razas potencialmente peligrosas por tenencia de esta especie sin portar los elementos ordenados por ley.