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La tranquilidad de sentarse a comer y charlar con los allegados en un establecimiento público ha sido profanada en las tres últimas semanas por atracadores armados que irrumpen en los locales y despojan a la clientela de sus objetos personales.
Episodios ocurridos en bares y restaurantes de los barrios San Lucas, Buenos Aires, Los Alpes, La Palma y La Castellana, quedaron registrados en video y se viralizaron en internet, generando la indignación de los habitantes de Medellín.
El concejal Simón Molina, del partido Centro Democrático y opositor a la Alcaldía de Daniel Quintero, señaló en su cuenta de Instagram que “todos los días nos enteramos por redes sociales de atracos y fleteos en los barrios de la ciudad”, y cuestionó la estrategia de las autoridades locales para frenar el delito.
Para indagar lo que está sucediendo, EL COLOMBIANO consultó fuentes oficiales y judiciales, encontrando que hoy se presenta una mezcla de dos cosas: un factor social, producto de la reapertura económica postcuarentena; y un factor criminal, derivado de las acciones puntuales de algunos grupos delincuenciales.
Lo que dicen las cifras
Cada vez que se presenta un caso de este tipo, las autoridades lo miden de dos maneras: si la víctima es un comensal, y dependiendo de su denuncia, se registra como hurto a persona; si el afectado es el local, por ejemplo cuando los ladrones saquean la caja registradora, se consigna como hurto a establecimiento comercial.
Según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc) de la Alcaldía, el hurto a personas tiene un incremento del 20 % en 2021: con corte al 8 de agosto, van 11.902 hechos, mientras que en el mismo periodo del año pasado iban 9.916.
Al contrario de esto, el hurto a establecimientos presenta una disminución del 37 %, al documentar 1.686 casos en 2021, contra 2.664 de 2020.
Analizando esta última variable por comunas, se obtiene que la más afectada es La Candelaria, con 436 robos a locales este año; le siguen Laureles (229), El Poblado (219), Guayabal (116), Belén (108), Aranjuez (105), Robledo (86) y Castilla (73). Es importante indicar que aquí se incluyen los hurtos en todas sus modalidades, no solo el atraco a mano armada.
En 2021 estos asaltos presentan un descenso sostenido: el pico fue en febrero, con 323; en marzo bajó a 259, en mayo a 231 y en julio registró 145. A pesar de esto, la viralización de los hechos en las redes sociales no mermó la percepción de inseguridad de los medellinenses.
Uno de los casos que más contribuyó a esta sensación fue el perpetrado hace dos semanas en el mall de San Lucas, cuando un delincuente le apuntó con el arma a un bebé que estaba en su carriola, junto a la mesa de sus padres.
El también concejal del CD, Sebastián López, hizo difusión del video y le exigió al alcalde Quintero que tomara medidas con más carácter.
El secretario de Seguridad de Medellín, general (r) José Acevedo, dijo que el incremento en el hurto a personas es una situación esperada, teniendo en cuenta que el 2020 fue un año atípico por la pandemia, en el que las actividades sociales y económicas quedaron en cuarentena.
“Si comparamos la cifra de hoy con la de 2019, que fue un año normal, vemos una reducción del 21 %; y en el hurto a comercio, es del 46 %”, detalló.
Luis Guillermo Orjuela es director ejecutivo de la Corporación Zona Rosa, que agrupa a establecimientos comerciales de El Poblado; y presidente de la Confederación de Empresarios de la Industria del Entretenimiento Nocturno, el Turismo y los Servicios (Confedecont), a nivel nacional.
En su opinión, aunque las condiciones de seguridad no son todavía las ideales, “la Policía ha venido cumpliendo un buen trabajo. Hay una realidad en todo el país, y es que la pandemia aumentó el desempleo y la informalidad, y eso fomenta la delincuencia”.
Grupos involucrados
El modus operandi de estos robos es similar en la mayoría de casos: una o dos parejas de atracadores llegan en motos y se estacionan frente al establecimiento, sin apagar el motor; los parrilleros se bajan empuñando armas cortas, bien sea reales, de fogueo o traumáticas; entran al local y despojan de efectivo, billetera, joyas y celulares a los comensales; a veces intimidan a los cajeros, para llevarse el producido del día; y escapan en menos de 20 segundos, evadiendo la reacción de celadores y policías del cuadrante.
Un investigador judicial hizo la siguiente reflexión: “Si se están presentando tantos atracos de este estilo, casi todos en las zonas rosas y gastronómicas de siempre, ¿será porque cada día llega un ladrón nuevo? No. Estos son grupos especializados, que ya tienen estudiadas las rutas de ingreso y escape, y atacan una y otra vez”.
Según las pesquisas de los agentes de inteligencia, entre las bandas involucradas están “los Pesebreros”, de Robledo; “los Tatos” y “la Oficina del Doce”, del Doce de Octubre; “la Viña” y “la Terraza”, de Manrique; y “la Roja”, de Villa Hermosa. Estas organizaciones no atracan en su jurisdicción, sino que se desplazan a otros vecindarios para cometer las fechorías.
“Los robos se están presentando en los sectores con mayor poder adquisitivo, como Laureles y El Poblado, por parte de la delincuencia organizada”, indicó Orjuela.
El dirigente gremial señaló que, si bien toda la ciudad debe ser vigilada, hay unos sitios estratégicos para la economía de Medellín: “El corredor de la calle 10, el Parque Lleras, Manila y Provenza concentran gran parte de los extranjeros y turistas. El turismo es una actividad fundamental, que está generando muchos empleos, por lo que debe protegerse”.
“Se vienen presentando unas situaciones especiales, y ante ello hemos planificado con la Fuerza Pública un plan de intervención contra el delito, en particular contra el homicidio, la extorsión y el hurto a personas, motos, celulares y bicicletas”, explicó Acevedo, añadiendo que hay un componente de vigilancia particular para La Candelaria y El Poblado, dos de las áreas críticas.
Frente a los casos que se han viralizado por internet, declaró: “Los establecimientos comerciales se están equipando con cámaras, que ayudan en las investigaciones cuando se cometen los delitos. Estamos vinculándolas al 123, para tener acceso a esas imágenes y llegar con pronta respuesta ante un hecho que afecte la seguridad de los ciudadanos”.
Orjuela precisó que es deber de los empresarios y comunidad en general sumarse a esta tarea, compartiendo estrategias e información en los frentes de seguridad, “porque es imposible poner un policía en cada negocio”.
El secretario Acevedo afirmó que “al igual que se montan estos videos en redes sociales, que es bienvenido porque ayuda a las investigaciones, hay que avisar pronto a la línea 123, así la capacidad tecnológica de la ciudad se pone al servicio de ese caso, con respuesta más inmediata”.