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Los tres hombres que custodiaban el cargamento de cocaína considerado como el más grande en la historia de Colombia, fueron condenados a 15 años de cárcel, después de firmar un preacuerdo con la Fiscalía.
La sentencia, proferida este miércoles por el Juzgado Segundo Penal Especializado de Antioquia, cobija a Edier Dubán Meneses Ramírez, Ever Antonio Ávila Flórez y Jacinto Manuel Arcia Reyes, quienes permanecen tras las rejas..
Su captura se produjo en el marco de la Operación Agamenón contra la organización narcoparamilitar “los Urabeños”, también llamada “Clan del Golfo”.
Las tres personas aparentaban ser trabajadores de una finca bananera, ubicada en el municipio antioqueño de Turbo, a orillas del río Currulao. No obstante, el sitio servía como fachada para acopiar en caletas altas cantidades de droga, con el propósito de exportarlas a través del Golfo de Urabá.
Un agente de la Dirección Antinarcóticos de la Policía logró infiltrarse en la finca, simulando ser un campesino más, y durante tres meses fue reportando todos los movimientos a sus superiores.
El pasado 15 de mayo, un grupo de 50 comandos Jungla y del Bloque de Búsqueda contra el Crimen Organizado allanaron la finca, arrestando a Meneses, Ávila y Arcia. Les incautaron pistolas Pietro Beretta y una lancha con motor.
El hallazgo más importante se dio en un kiosko, donde los uniformados levantaron una capa de cemento que cubría una caleta de 2,5 metros de profundidad, 6,5 de largo y 3,5 de ancho. En su interior habían 9,3 toneladas de cocaína listas para el embarque, cuyo valor en Estados Unidos ronda los 307 millones de dólares.
El presidente Juan Manuel Santos catalogó el hecho como “la mayor incautación de droga de la historia”.
La investigación adelantada por la Fiscalía 26 adscrita a la Dirección contra el Crimen Organizado, apunta a que la mercancía podría pertenecer a varios narcotraficantes, pues las 359 lonas estaban señalizadas con marquillas diferentes.
Uno de los propietarios, indicó la Policía, sería Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, el segundo jefe al mando de la banda que lidera Dairo Antonio Úsuga David (“Otoniel”).
Esta organización controla el flujo de narcóticos en el Golfo de Urabá, por lo que cobra un impuesto a los pequeños exportadores por cada kilo recibido y transportado. Entre las tareas de los tres sentenciados estaba la vigilancia y el despacho de esa mercancía.
Los cargos por los cuales los condenaron fueron concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes y porte ilegal de armas.