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Ancestrales, artesanales o informales, pero para otros son ilegales respaldados por bandas criminales.
El panorama que viven hoy miles de mineros del Nordeste, Bajo Cauca y Occidente antioqueño es de incertidumbre.
La mayoría reclama el derecho ancestral a explotar el oro que les ha dado el sustento por décadas —incluso siglos— y que ahora, según ellos, el Gobierno Nacional se los quitó para dárselo, a través de licencias, a las compañías extranjeras.
Hoy, la inestabilidad del sector tiene paralizados a los municipios de Remedios y Segovia, que por momentos han vivido disturbios, en los que algunas personas fueron heridas, además de que varias edificaciones y vehículos resultaron afectados.
El pasado viernes en Buriticá, en un hecho que es investigado por las autoridades, murieron seis contratistas de una multinacional.
EN DEFINITIVA
Protestas pacíficas se volvieron choques violentos entre la Policía y los mineros informales en dos municipios del Nordeste antoqueño. En Occidente hay tensión después de lo ocurrido.