viernes
no aplica
no aplica
En una ceremonia privada, en la capilla del aeropuerto Olaya Herrera, colegas y familiares se despidieron del piloto Julián Aladino y el copiloto Sergio Guevara, fallecidos en el accidente aéreo de este 21 de noviembre. La ceremonia comenzó sobre las 9:00 de la mañana, en medio de un gran silencio, y terminó poco antes de las 10:00. Después, a piloto y copiloto los homenajearon con el carreteo de una aeronave sobre la pista y el tradicional carro de bomberos.
El aeropuerto Olaya Herrera estuvo encargado de este homenaje. “Julián Aladino y Sergio Guevara dedicaron sus vidas a elevar los sueños de otras personas. Así los recordaremos siempre. #QEPD”, fueron las palabras con que el terminal hizo homenaje a los hombres. El avión carreteó bajo el chorro de agua del carro de bomberos.
“Los aviadores no mueren, solo vuelan más alto”. Con esa frase se hizo honor a los dos profesionales que prestaban su servicio a la empresa San Germán, pionera en abrir destinos a los lugares apartados del país. Ese día, con seis tripulantes, incluido el gerente de la compañía, se dirigían hacia Pizarro, en Chocó, un poblado remoto que es la cabecera del Bajo Baudó.
Ayer también fue la despedida de Nicolás Jiménez, el gerente de San Germán. Dos ceremonias se hicieron en su honor. La primera fue en Medellín, en la iglesia Santa Teresita, a las 2:00 de la tarde; la segunda, a las 3:00 p.m. en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de El Carmen de Viboral, su pueblo natal.
Nicolás Jiménez era reconocido por su visión para abrir nuevas rutas aéreas y conectar regiones apartadas del país.
La investigación de la Aeronáutica Civil para esclarecer el accidente se está adelantando con base en el llamado de mayday que el piloto Julián Aladino hizo unos instantes después del despegue. Todo indica que el motor habría fallado. El piloto intentó volver al aeropuerto, pero no fue posible y finalmente la aeronave cayó sobre unas casas del barrio Belén Rosales.
La esposa de Julián, Yaila Hernández, le contó a Noticias Uno que se comunicó con su esposo a las 10:04 de la mañana, justo antes del despegue, y le mandó una bendición. A las 10:50 se enteró de que el avión se había estrellado en Medellín. Julián tenía 38 años y era de Palmira, Valle del Cauca.
La ceremonia para despedir a Julián y Sergio fue breve, en medio de sus colegas más cercanos y familiares. Eran reconocidos en el gremio, que queda con un vacío tras su partida.
A la par que avanzan las investigaciones para conocer la causa precisa del accidente, los vecinos de Belén Rosales se sienten inseguros por los escombros que dejó la explosión de la aeronave. Dicen que la empresa no los ha recogido y esto podía colapsar un techo.