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En 13 meses desde que se registró el primer caso de coronavirus en Antioquia (9 de marzo de 2020), la que acaba de pasar fue la peor semana. El sábado se registraron el mayor número de casos (4.371) y de fallecimientos diarios (85), y ayer se alcanzó el máximo nivel de ocupación de las camas de cuidados intensivos (95,43 %).
El departamento también alcanzó su nivel máximo de positividad, entendida como el porcentaje de muestras positivas con respecto al total de muestras procesadas. Mientras este indicador en los picos anteriores fue de 29 (julio) y de 24 (enero), se ubicó en 30 a comienzos de abril.
También se evidencia una disparada en el incremento de contagios en Medellín. En el pico de enero se registraron 3,98 nuevos casos confirmados por 1.000 habitantes cada semana, mientras que el sábado alcanzó los 5,17, superando el nivel crítico que es 5.
El gobernador (e) Luis Fernando Suárez explicó que el índice de positividad ha seguido aumentando, lo que evidencia la alta circulación del virus en la población e informó que, en los análisis realizados, se evidencia menor proporción de mayores de 80 años contagiados como resultado de la vacunación, aunque, indicó: “Tenemos alerta porque en clínicas nos dicen que están llegando pacientes jóvenes muy enfermos”.
La Gobernación anunció las restricciones de esta semana:
- Desde hoy y hasta el jueves 15 de abril habrá toque de queda nocturno y ley seca, entre las 8:00 p.m. y las 5:00 a.m. en todo el departamento.
- Regirá pico y cédula estricto para establecimientos comerciales en toda Antioquia, permitiendo diligencias según el último dígito del documento, así: lunes: 0-2-4-6-8; martes: 0-1-2-3; miércoles: 4-5-6; y jueves: 7-8-9.
- Desde las 8:00 p.m. del jueves 15 de abril a las 5:00 a.m. del lunes 19 de abril regirá toque de queda continuo, y se conservan excepciones que rigieron este fin de semana.
Cabe apuntar que en el país, desde comienzos de marzo, se viene presentando un aumento progresivo de casos de covid-19, el cual comenzó en la Costa Atlántica, posteriormente el Eje Cafetero, Antioquia y ahora Bogotá, convirtiéndose este en el inicio de la tercera ola de pandemia.
El viceministro de Salud, Luis Alexander Moscoso Osorio, aseguró que tal afectación se debe a que hubo un relajamiento en el autocuidado.
La presión que experimenta el sistema de salud llevó a que al menos 12 hospitales y clínicas del Aburrá, que concentra la mayor parte de las camas de cuidado intensivo (84,3 %: 1.158 de 1.373), se declararan el miércoles en emergencia al superar el 100 % de su capacidad. A estas se sumaron otros 10 centros del departamento.
Jéssica Giraldo Castrillón, epidemióloga y docente investigadora de la Universidad CES, dijo que con respecto a los dos picos anteriores, este es el peor, pero que era previsible por las características del comportamiento social.
“Lo que está ocurriendo pone en riesgo la capacidad de respuesta del sistema de salud. La alerta roja está diseñada para que al interior de los servicios de salud se readecúen para solventar la causa del problema. Se busca la expansión de espacios que antes eran hospitalización en cuidados especiales y demás para maximizar la capacidad de atención”, precisó. Indicó que el sistema sufre una transformación casi inmediata con la alerta y que eso significa riesgo mayor de colapsar.
El viernes, tras una reunión con la Superintendencia de Salud que tenía como objetivo eliminar las barreras en el desescalamiento de pacientes, se logró la reubicación de personas en estado crítico.
Suárez expresó que se esperan resultados positivos para asegurar que los pacientes que necesiten camas de mayor complejidad puedan acceder a ellas. “Logramos el traslado de 45 personas a Bogotá, Montería o Pereira, mucha gratitud con esas ciudades que se han solidarizado y permiten la remisión”, expresó.
Aviones de la fuerza aérea estarán disponibles para trasladar pacientes, mientras que un equipo psicosocial acompañará a las familias. La meta diaria, informó Suárez, es remitir 30 pacientes.
El reto durante las dos próximas semanas será quitarle presión al sistema desescalando pacientes a hospitales de mediana y baja complejidad. “Hay que bajar la presión hasta finales de abril, tendremos dos semanas al límite”, añadió.
Sobre la habilitación de nuevas unidades UCI, el departamento llegó a 1.380 camas (la nueva meta son 1.400 camas). De estas hay 1.317 ocupadas: 862 con pacientes covid, 64 sospechosos covid y 391 no covid.
Suárez aseguró que quienes hoy están en UCI se contagiaron hace dos o tres semanas y que apenas se empezarán a notar las cifras originadas en Semana Santa. “Los días que siguen nos imponen más retos. No podemos flaquear ni relajarnos. Sabemos que nos faltan lágrimas por derramar y vienen días más complejos”, sostuvo.
Los hospitales públicos de Antioquia, agremiados en la Asociación de Empresas Sociales del Estado (Aesa), hicieron un llamado a la ciudadanía para que extreme cuidados, cumpla los protocolos de bioseguridad, mantenga el distanciamiento físico, la ventilación adecuada de los espacios, el uso correcto del tapabocas, el lavado permanente de manos y el acatamiento de las normas que restringen la movilidad como los toques de queda, la ley seca y pico y cédula.
Pidieron a las autoridades mantener medidas que lleven a disminuir las cadenas de contagio extendiendo las restricciones de la movilidad a todos los municipios del departamento, con el fin de proteger las comunidades que tienen bajas tasas de infección y no congestionar más los servicios de salud.
La oferta hospitalaria, expresaron, ha llegado al límite de ampliación de sus capacidades en aspectos de infraestructura, dotación y talento humano, contando para ello con el apoyo del gobierno nacional y los gobiernos territoriales para así poder responder al reto que impone la covid-19.
“No obstante, las remisiones a otros niveles de atención están colapsadas por la falta de disponibilidad de servicios de varias especialidades”, anotaron.
En cuanto al proceso de vacunación, el superintendente de Salud, Fabio Aristizábal, expresó que Antioquia no es el de mayor alerta, pero hizo un llamado a las EPS e IPS a mejorar el contacto con sus usuarios, a través de campañas de comunicación, para que las personas que no han sido contactadas puedan vacunarse.
Respecto el déficit de vacunas en otras zonas del país, Aristizábal indicó que es probable que Antioquia tenga un faltante cercano a las 50.000 o 60.000 vacunas, dosis que, según él, no ponen en riesgo el proceso de inmunización.
“Estamos atentos a la llegada de nuevas vacunas porque ya Antioquia tiene el plan de expansión de vacunación y con esas vacunas que llegarán, activaremos el plan definido”, aclaró Suárez, quien le pidió al Gobierno que asegure la llegada de vacunas que se prometieron para Antioquia en abril.
A propósito, el sábado en la noche llegaron 38.000 vacunas de Pfizer que se empezaron a distribuir ayer en los municipios del Aburrá.
El mandatario reiteró su apoyo a la compra de vacunas por parte de privados. “Definimos trabajar conjuntamente entre las secretarías de Salud, Desarrollo Económico y los empresarios para activar esa mesa de trabajo”.
El gobernador les hizo un llamado de atención a municipios del Magdalena Medio, Occidente, Nordeste y Suroeste en los que los niveles de inoculación son bajos.
Con 21.255 dosis aplicadas ayer, Antioquia llegó a 439.454 vacunados contra la covid