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Lo último que pensó el agente de tránsito Adolfo Restrepo que le iba a suceder el pasado 22 de abril, es que producto de la ira de un motociclista infractor que lo golpeó a él y otros tres compañeros perdería el 20% de la movilidad de uno de sus hombros, la cual no recupera pese a recibir 25 sesiones de terapia y tres meses de incapacidad.
“El hombre transitaba por el andén sin casco y cuando lo paramos y le pedimos documentos, notamos que tenía todo vencido desde hacía un año. Por eso cuando llegó el camión para llevarse la moto arremetió contra una compañera y contra nosotros”, narró Restrepo quien admitió que a sus 55 años y a raíz del incidente es mucho más cauto a la hora de realizar procedimientos de tránsito en vía pública.
Para los agentes de tránsito de la ciudad, por incidentes como el de Restrepo consideran su profesión como de alto riesgo, así la normativa diga lo contrario. Y es que aparte de tener que laborar bajo el sol y el agua, entre el humo de los carros y el ensordecedor ruido de los motores, también les toca lidiar a diario con agresiones físicas y verbales que conductores iracundos les propinan.
De hecho, en Medellín, ya se contabilizan 42 agresiones físicas contra agentes durante el cumplimiento de su labor este año, según reveló la misma Secretaría de Movilidad. Es decir, cada semana de 2022 se ha presentado una golpiza a un guarda.
En otros municipios como Envigado (con 7 casos), Itagüí (con 5 casos) y Sabaneta (con 2 casos) también ha habido agresiones contra agentes.
Tan solo ayer, durante los disturbios en la avenida regional con calle Barranquilla, dos agentes de tránsito fueron abordadas por encapuchados que las amenazaron con armas blancas, las insultaron, y las despojaron de su moto oficial a la cual luego le prendieron fuego.
“Eso es el pan de cada día. Desde la pandemia para acá hay mucha intolerancia. Son agresiones generalizadas en contra de los agentes”, apuntó uno de los guardas.
Agresores son los infractores
Algunos agentes consultados indicaron de forma extraoficial que si bien las agresiones en su contra se pueden dar principalmente en cualquier parte de la ciudad, los operativos contra piques, los barrios populares y el centro de la capital antioqueña son los sitios donde más ocurren.
Señalaron que estas se dan por conductores imprudentes que luego de ser requeridos se disgustan por las observaciones o los comparendos que los guardas les hacen y por ello los agarran a insultos y golpes.
“Luego de la pandemia es más notorio el estrés y la ira de la gente así como su apatía a la autoridad, que a veces termina en violencia. Además, los transeúntes se ponen en contra del servidor y a favor del agresor cuando uno está imponiendo un comparendo”, agregó un agente.
De otro lado, los guardas también han notado que en varios casos sus agresores son domiciliarios venezolanos que realizan graves infracciones viales o que conducen sin portar ningún documento legal que los habilite para ello.
¿Hay acompañamiento?
El asunto ya empieza a preocupar a las autoridades pues en 2021, según cifras de la Secretaría de Movilidad, fueron 51 agresiones contra agentes las presentadas. No obstante, los consultados indican que las cifras podrían ser mayores, pues muchos casos no se informan.
“Hemos detectado que muchos agentes nuevos no saben que el solo hecho de que un infractor le quite el lapicero es una agresión que hay que denunciar. Pero también se ve que los veteranos no van a la Fiscalía porque toma más de 10 horas poner el denuncio. Por ejemplo nos dimos cuenta que en los últimos 10 días no se reportaron cinco agresiones, entre ellas la de una compañera que la pateó un motociclista mientras atendía un choque en la Oriental”, agregó otro agente.
Algunos señalan que históricamente no ha habido acompañamiento por parte de la Secretaría para interponer denuncias, sin embargo desde la llegada al cargo del secretario Víctor Piedrahíta sí se ha visto mayor voluntad de acompañamiento.
“Pero de resto, el agente es el que queda con los problemas e incluso muchas veces les toca hasta pagar un abogado cuando se defiende de la agresión. Es que ni la administración se pone al frente para hacer respetar a los agentes y prácticamente terminan solos en demandas penales”, dijo otro guarda.
Por ahora, los agentes invitan a sus compañeros a denunciar todos los incidentes y así dejar un precedente judicial contra los agresores quienes, ya sea porque el caso escale a lesiones personales o a violencia contra servidor público, pueden enfrentar de cuatro a ocho años de cárcel
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.