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Pese a haberse puesto en funcionamiento hace un poco más de seis años y tener supuestamente una vida útil de 20, la vía El Tranvía, uno de los corredores más importantes que conectan a Marinilla y Rionegro con la Autopista Medellín-Bogotá, está convertida en una colcha de retazos.
Desde su inicio en esa vía nacional, a la altura de Marinilla, los huecos, charcos, grietas, parches y pedazos de pavimento desperdigados por todos lados hacen parte del paisaje que deben sortear los miles de carros, motos, vehículos de carga y ciclistas que la transitan todos los días.
Ubicada a escasos metros de uno de los tramos más críticos, parado en la puerta de su ferretería, William Henao señala que el deterioro de la calle pareciera haberse acelerado en los últimos dos años.
“De la pandemia para acá esto ya lo han tapado como tres veces. Pero tapan en un lado y ahí mismo se revienta por otro”, explica, mientras señala un profundo hueco ubicado justo en frente de su local y que ha sido responsable de varios accidentes.
“Ya ha habido accidentes graves. La otra vez venía una muchacha en una moto y se terminó dando con ese poste”, narra, agregando que tras el accidente, un equipo de trabajadores llegó tapar el hueco, pero el pavimento tardó muy poco en volver a agrietarse y desprenderse.
Sin ser expertos en ingeniería, para la mayoría de los transeúntes consultados durante un recorrido realizado por este diario por la zona coincidieron que la vía es demasiado nueva para el deterioro que tiene, lo que apunta a que podría haber quedado mal construida. “Esa vía tienen que destaparla toda nuevamente”, sentencia Henao.
La vía El Tranvía, conocida como el Parque Vial Los Sauces, fue por varias décadas uno de los proyectos más esperados para descongestionar el Oriente.
Iniciando desde el corazón del caso urbano de Rionegro, desde la vía que conecta a ese municipio con El Carmen de Viboral, el corredor se desplaza hacia el norte hasta llegar a la autopista Medellín-Bogotá, siguiendo un tramo del antiguo trazado del Tranvía de Oriente, que a comienzos del siglo XX conectó a el Valle de Aburrá con el Valle de San Nicolás.
Aunque entre 2012 y 2015 fue Rionegro el municipio que se metió la mano al bolsillo para habilitar el corredor, logrando tener una nueva y amplia entrada con la autopista, el eje atraviesa la jurisdicción tanto de Rionegro como Marinilla.
Tal como aseguran ambos municipios, desde 2020 los dos se han metido la mano al bolsillo para reparar sus huecos, pero ninguno dice tener recursos o fórmulas para encontrar una solución definitiva.
Mientras por un lado Marinilla sostiene que los daños más recientes fueron un efecto colateral del plan de modernización vial que emprendió recientemente y que sería este municipio el encargado de resolver una obra que quedó mal construida, Rionegro sostiene que el tiempo para hacer reclamaciones al contratista ya pasó y dice que no tiene en sus planes reconstruir la calle desde cero.
Versiones encontradas
A comienzos de este mes, el primer municipio en referirse al problema fue Marinilla, que tras recibir una creciente oleada de quejas por la situación aseguró que la vía tiene problemas estructurales y fallas en sus diseños.
Aunque por ahora no hay un estudio oficial que confirme esa versión, la Secretaría de Obras Públicas de ese municipio sostuvo que las reparaciones que viene costeándose durante los últimos años y meses son únicamente pañitos de agua tibia.
Víctor Ortiz, ingeniero civil de esa dependencia, señaló que dentro de los factores que explicarían el daño estaría que el tráfico actual ha sobrepasado con creces los cálculos iniciales. “El estudio de tráfico y los diseños de la vía se hicieron para una vida útil de 20 años y ya se desgastó inclusive en menos de 5 años como todos han podido apreciar”, planteó Ortiz, aclarando sin embargo que será un estudio de patología que adelanta la concesión Devimed que se tendrá mayor claridad sobre la situación de la estructura.
EL COLOMBIANO se puso en contacto con esa concesión para conocer los alcances y tiempos de ese estudio, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
No obstante, a través de un comunicado de prensa, Marinilla abrió la que podría ser la principal polémica por la vía, asegurando que es culpa de Rionegro el deterioro de la misma y que sería ese municipio el que tendría que meterse la mano al bolsillo o encontrar alguna forma de reconstruirla.
“La Alcaldía de Marinilla invitó a la Alcaldía de Rionegro a intervenir en la reparación de este tramo que es de ingreso principal a su municipio, puesto que las principales causas del deterioro se dieron por las obras de mejoramiento vial que adelanta este municipio”, expresó la Alcaldía.
Para conocer su mirada a ese señalamiento, EL COLOMBIANO consultó con la Alcaldía Rionegro. Pese a coincidir en que la vía tiene problemas de diseño y estructura, Carlos Andrés Gómez Franco, secretario de Desarrollo de Rionegro, sostuvo que en su jurisdicción el eje ha sido reparado varias veces, una en 2020 en convenio con Marinilla y otras dos en 2021 y 2022 con recursos propios.
Frente a una reclamación al constructor, el funcionario señaló que por haberse construido entre 2012 y 2015 ya habría pasado el tiempo para hacer efectivas las garantías que estipulaba el contrato.
Bajo ese contexto, argumentó el funcionario, no tendrían previsto hacer una intervención estructural y cada municipio debería hacerse cargo del tramo que pasa por su territorio.
Tal como lo pudo constatar EL COLOMBIANO durante su visita a la zona, la mayor parte de los daños están localizados en la jurisdicción de Marinilla, en el tramo que inicia en la autopista Medellín - Bogotá y la glorieta de la escultura del Reloj, en límites con Rionegro.
No obstante, Marinilla se mantiene en que seguir reparando la vía es una tarea perdida y asegura que hasta no encontrarse un camino para volverla a hacer desde cero los huecos seguirán.