Cómo hemos leído en Colombia: una de las temáticas centrales de las XIV Jornadas del Maestro Investigador

Blog Prensa Escuela

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Prensa Escuela EL COLOMBIANO  estuvo presente en las  XIV Jornadas y el II Congreso Internacional del Maestro Investigador, en la Universidad Pontificia Bolivariana.

Fueron tres días en los que se abordaron temáticas como la responsabilidad social y ética en la investigación educativa, la incorporación de las TIC como herramienta pedagógica y la educación intercultural.

Blog de Prensa Escuela El encuentro generó un proceso de diálogo y reflexión a partir de las experiencias  y productos de investigación liderados por docentes e investigadores de este campo del conocimiento, según Adriana Álvarez, docente de la Facultad de Educación y coordinadora de este evento de formación.

Uno de los invitados especiales a estas XIV Jornadas del Maestro Investigador, Óscar Hincapié, habló en entrevista para el blog de Prensa Escuela EL COLOMBIANO.

El docente e investigador de la UPB adelanta actualmente una investigación dedicada a la écfrasis de una crónica de Indias inédita y otra acerca de los cuentos pintados y morales de Rafael Pombo.

Docente Óscar Hincapié. Foto tomada del sitio web de la Universidad Pontificia Bolivariana

Docente Óscar Hincapié. Foto tomada del sitio web de la Universidad Pontificia Bolivariana

Laura Palacios: ¿Cuál fue el mensaje principal de su ponencia “La historia de la lectura en Colombia a través de los sistema educativos”?

Óscar Hincapié: “La ponencia partió de la historia de la lectura y no tanto de la literatura, fue importante hacer esa distinción desde el principio. La pregunta que se respondió fue cómo hemos leído a lo largo de la constitución de nuestro de país. En Colombia, la lectura pública se refiere es al momento en que empieza la República, es decir, un momento después de las guerras de independencia porque antes el país estaba sumergido en el analfabetismo pleno.

En orden histórico traté el modo en que hemos leído, pero sobretodo las causas y los antecedentes de la forma de leer en el país, para al final proponer unas alternativas de lectura sobre las que ya existen”.

Laura Palacios: y… ¿cuáles son esas causas o esos antecedentes?

Óscar Hincapié: “Quienes recibían el título de doctor en la época de la Colonia debían saber leer, pero nada garantizaba que lo hacían, o quizás sí, pero me refiero es a que hacían una lectura mecánica. Se doctoraban en Teología, en Jurisprudencia y no se sabía si realmente sabían leer o no. Entonces ni siquiera la élite sabía leer.

El pueblo raso que apenas estaba empezando en esa constitución sincrética de culturas entre africanos, indígenas y españoles tampoco sabía leer.

Blog de Prensa Escuela Así, cuando empieza la República, después de las guerras de Independencia, algo que tenían claro los intelectuales de ellas, entre los que hay que subrayar a Andrés Bello, que lo hemos desconocido mucho en la historia de las lecturas, es que si no querían que esto, que había empezado con unas guerras, se acabara, había que enseñarle a leer a las personas, y ahí nace el concepto de lectura pública.

Empieza una historia de la lectura porque era a través de ella que se podían enviar mensajes mediante la prensa y llegar a la mayor cantidad de receptores posibles, logrando mantener en pie el estado de Independencia.

Entonces la lectura en Colombia surgió como un interés político y había un nivel tan bajo de lectura, que la palabra iba a ser palabra muerta en sentido literal, es decir, juntar letras, pero sin comprender o interpretar”.  

Laura Palacios: ¿Cómo influye esa intención que había de fondo en la forma de leer en Colombia?

Óscar Hincapié: “Hubo fuerzas políticas que empezaron a manipular ese proceso en torno a la lectura. Entonces desde el liberalismo, que luego iba consolidándose, se buscaba lectura para todos, que generara opinión pública, contrario a la tendencia del conservatismo que no le interesaba tanto, que elitizaba la lectura y que controlaba lo que se leía.Frase en cuadro 3

El proyecto de enseñar a leer empieza a ser manipulado de acuerdo a las tendencias políticas, y esto cala en las nacientes repúblicas latinoamericanas. No se leía de la misma manera en un sistema que en el otro.Y este va a ser el legado y va marcar la forma en que leemos en Colombia”.

Laura Palacios: ¿Por qué los maestros deben conocer cómo se ha leído en Colombia, por qué es importante este tema para ellos?

Óscar Hincapié: “Esas manipulaciones políticas adquirieron cuerpos y en el Siglo XX y XXI esos cuerpos se disgregaron en mil formas y por eso hay muchas maneras de leer que son invisibles y que necesitan investigarse más para poder visibilizarlas.

Entonces sucede que el maestro en formación o ya en ejercicio con sus estudiantes, se convierte en el vehículo de una de las muchas formas de lectura sin saberlo.

Por eso, este tema le llama la atención al maestro sobre su práctica, no solamente sobre él como sujeto, sino que lo invita a que se interrogue sobre el tipo de lectura que ha hecho y que le ha transmitido a sus estudiantes, proponiéndole nuevas alternativas para hacerlo”.

Próximamente, en este sitio encontrará las memorias académicas sobre las XIV Jornadas y el II Congreso Internacional del Maestro Investigador que le permitirán conocer las nuevas alternativas de lectura propuestas por el docente Óscar Hincapié.

Capacitados para servir

Danielle Navarro Bohórquez  
Guía del Programa de Visitantes Conozcamos EL COLOMBIANO 

Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Ya voy a ajustar un año de ser guía en el programa de visitantes “Conozcamos El Colombiano” y aún siento el mismo susto que tuve la primera vez que hice un recorrido. El pasado jueves 18 de marzo, además de ese “susto”, me sentía enferma, tenía escalofrío, mareo y un leve resfriado, pues había llovido por esos días y la noche anterior me había mojado mucho.

Para ese jueves tenía programado un recorrido a las dos de la tarde. Siempre suelo preguntar qué tipo de grupo es con el fin de saber qué parte del guion debo estudiar más o cómo debo preparar la visita; sin embargo, esa vez no tenía la menor idea de quiénes serían los visitantes.

Durante la mañana estuve tratando de comunicarme con Mónica, la coordinadora del programa de Visitantes, con el fin de pedirle un reemplazo para ese día; realmente me sentía indispuesta.

No pude contactarla y tampoco logré convencer a ninguno de los otros guías de que me reemplazara, por lo tanto, a la una de la tarde tomé el bus desde la Universidad EAFIT para ir a El Colombiano.

A esa hora normalmente no vienen colegios. No vienen niños, ni jóvenes adolescentes. No, esa es la hora favorita de los universitarios. Debo confesar que estos son los grupos que más me producen ese “susto”, en especial los de carreras de Ingeniería, porque suelen preguntar tecnicismos de máquinas y energía que desconozco.

Pero ese día, a las dos de la tarde, no venía precisamente un grupo de estudiantes interesados en asuntos técnicos de las máquinas, ni en las políticas de calidad de la empresa, ni en cuánta energía consumen la Manroland y la Goss Metro Liner, ni en por qué la rotativa está ubicada de esa manera y no de otra, ni en cuántos periódicos salen con cada rollo de una tonelada de papel.

No. Ese día, un poco pasada la hora acordada, un grupo de aproximadamente veinte personas de ojos rasgados y cabello muy liso se asomó a las instalaciones del Grupo Editorial El Colombiano: eran jóvenes de la Fundación Luisa Fernanda para niños con Síndrome de Down.

Puede parecer forzado y exagerado lo que voy a decir a continuación, pero no miento: realmente, el malestar que tenía se me quitó y una inmensa alegría reemplazó esa incómoda sensación que pensé que me iba a impedir disfrutar el recorrido.

Con quien primero sentí empatía fue con Melisa, una mujer hermosa, hermosa,hermosa, quien desde que dijimos que separaríamos el grupo en dos –uno con la guía Laura García, el otro conmigo- dijo que quería estar en el mío. Su piel, muy blanca; su cabello, negro y muy liso, de apariencia tan suave como la de una seda. Tenía unos ojos rasgados y coquetos que a veces miraban perdidos a ninguna parte, pero siempre con una sonrisa suspicaz, de esas que esbozamos las mujeres cuando tenemos un propósito en la mente.

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Foto tomada por: Laura Marcela Palacios Muñoz

Melisa me presentó a su novio, Daniel, un joven también de piel muy blanca que contrastaba con su cabello negro, tan liso y suave como el de su novia. Sus anteojos negros y de marco grueso cubrían un poco sus ojos también rasgados, y su sonrisa, como la de Melisa, también tenía vestigios de una sutil coquetería.

Los dos me cogieron la mano y caminamos con el resto del grupo hacia el Linotipo, esa primera máquina, enorme, con la cual hace 103 años se construían los textos que se publicaban en el periódico.

Diez jóvenes de la Fundación Luisa Fernanda iban conmigo. Recuerdo mucho a Laura, con su mirada perdida; a Frank, con su distracción permanente; a Diego, con su atención y concentración constantes; y a una pequeña, de quien no recuerdo su nombre, que todo el recorrido me cogió la mano y me miraba atenta, muy atenta, y respondía acertadamente a algunas de las preguntas que les hacía a todos.

Empecé a contarles la historia y todos me miraban como si estuvieran muy interesados. Repetimos juntos varias veces la palabra Lino-tipo, con varios acentos, entonaciones y separaciones de sílabas, de manera que ellos pudieran recordarlo. Sin embargo, cuando pasamos a la prensa, esa palabra “linotipo” que suele ser tan difícil de aprender para gran parte de los grupos, efectivamente, se les había olvidado. La repetimos de nuevo: “Lino – tipo”, y lo mismo con “pren-sa”. Así, muy despacio, por sílabas y con algo de música.

Yo les hablaba y les hablaba; ellos me miraban y me miraban. A cualquier pregunta que les hacía me respondían “sííí”, con un acento prolongado, o simplemente guardaban silencio.

Ante esta última expresión me di cuenta de que debía cambiar la manera de contarles esta historia. Me acordé de Deisy Barbosa y de María Cristina Muñoz, quienes nos capacitaron para orientar visitas de personas con algún tipo de discapacidad.

Todos los guías estamos capacitados para prestar este servicio, no obstante, ese día pensé que más bien son ellos quienes nos lo ofrecen a nosotros: terapias de alegría, de risa y un fuerte entrenamiento de la paciencia. En mi caso particular, la terapia fue tan efectiva que por una hora y media el malestar de la gripa que me estaba dando desapareció por completo.

Para explicarles lo que sucede en la sala de redacción, hicimos de cuenta que Melissa coordinaba las revistas; Diego, la sección de deportes; Laura, la de Tendencias, y así, entre todos, “construimos el periódico”.

Cuando entramos a la zona de producción, la rotativa Goss Metro Liner estaba funcionando. Ellos miraban atentos mientras yo les contaba historias que se perdían en medio del ruido de esta zona. Luego hablamos sobre las tintas, les conté que antes, hace 103 años, en el periódico solo podían verse letras negras, y que ahora, para poder ver todos los colores del mundo en el papel, combinábamos el amarillo, el azul, el rojo y el negro.

Entonces, ¿para qué creen que sirve la tinta? —Les pregunté.

Todos me miraban fijamente esperando a que yo respondiera, pero ninguno decía nada.

Entonces, ¿para qué creen que sirve la tinta? —Les pregunté de nuevo.

Silencio, silencio, silencio. Silencio en medio del ruido de las máquinas. Era como si las historias que les contaba fueran solo ondas acústicas que rebotaban en sus oídos. Hasta que de pronto, la joven que nunca me soltó la mano dijo, casi entre dientes y sin mirar a nadie: “color”.

¿Cómo dijiste? —Le pregunté entusiasmada.

¡Color! Dijo ella con un poco más de volumen.

¡Color! Eso es, le dije, y ella se emocionó por haber sido la única que había respondido.

Por un momento me llegué a sentir discapacitada para guiar la visita. Sentía que hablaba enredado, que no me hacía entender y que no estaba preparada para dirigirme a un público tan exigente. Sentía que eran ellos quienes me estaban dando una lección, como dije ahora: “terapias de alegría, de risa y un fuerte entrenamiento de la paciencia”.

El Síndrome de Down resulta de una combinación cromosómica distinta de la nuestra, generalmente, cuando hay una copia extra del cromosoma 21. Causa problemas con la formación del cuerpo y el cerebro, y es por esta razón que las personas con Síndrome de Down presentan una discapacidad intelectual que hace lento su aprendizaje.

El pasado sábado 21 de marzo se celebró el 10º aniversario del Día Mundial del Síndrome de Down. El tema de este año: «Mis oportunidades, mis opciones. Disfrutar de plena igualdad de derechos y el papel de las familias».

Creo que la visita de la Fundación Luisa Fernanda al Periódico El Colombiano fue una especie de celebración por este día, puesto que es una linda oportunidad para ellos de vivir experiencias ajenas a lo cotidiano.

El recorrido fue muy corto y la experiencia muy grande. Aún guardo en mi mente la sonrisa de Melisa, el rostro de Daniel, la mirada perdida de Laura, la distracción permanente de Frank, la concentración y atención de Diego y la mano cariñosa de esa chica morena que no quiso soltar la mía.

Cuando los niños de la Fundación Luisa Fernanda partieron, volví a sentir el malestar de la gripa; sin embargo, me acompañaba una sensación de inmensa alegría.

“No hay enseñanza sin investigación, ni investigación sin enseñanza”, Paulo Freire

XIV Jornadas del Maestro Investigador

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Este 26, 27 y 28 de marzo, se realizarán las XIV Jornadas y el II Congreso Internacional del Maestro Investigador , en la Universidad Pontificia BolivarianaPrensa Escuela EL COLOMBIANO le extiende la invitación a participar de este espacio de formación que busca generar un proceso de diálogo y reflexión a partir de las experiencias  y productos de investigación liderados por docentes e investigadores de este campo del conocimiento.

Aquí podrá conocer toda la programación que durante estos tres días abordará temáticas como la responsabilidad social y ética en la investigación educativa, la incorporación de las TIC como herramienta pedagógica y la educación intercultural.

Cuadro de texto Freire

 

Tres invitados internacionales harán parte del equipo de investigadores y maestros encargados de orientar el encuentro: 

Daniel H. Suárez, argentino, doctor en Ciencias de la Educación y autor de una de las investigaciones cualitativas que busca dar aportes para la formación y el desarrollo de los docentes; Adolfo Estalella, español y antropólogo, quien investiga las transformaciones urbanas operadas por iniciativas artísticas/activistas y las innovaciones metodológicas de las ciencias sociales y  el profesor de la UPB,  Óscar Hincapié Grisales, quien adelanta investigaciones dedicadas a la écfrasis de una crónica de Indias inédita y a los cuentos pintados y morales de Rafael Pombo.

Dando clic aquí podrá consultar el proceso de inscripción y hacer parte de este evento de reflexión y diálogo. Recuerde que el conocimiento le sirve al mundo en la medida en que es compartido.

XIV Jornadas

 

 

 

 

 

 

Economía en la escuela: del mito a la realidad

Economía en la escuela blog de Prensa Escuela

Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

Juan Fernando Rojas, docente y periodista del área económica de El Colombiano

Juan Fernando Rojas, docente y periodista del área económica de El Colombiano

Con el objetivo de descubrir la importancia que tiene la información económica en la educación de niños y jóvenes, Prensa Escuela EL COLOMBIANO realizó el panel Economía en la escuela, el pasado viernes 13 de marzo.

Este evento, que reunió a profesionales, maestros en formación, y público universitario, dio apertura al año escolar del programa y fue realizado con el apoyo del área de Educación económica y financiera del Banco de la República.

Para algunos, la información económica se torna a veces indescifrable y lejana, así que pasar la página o leer solo el primer párrafo de un artículo puede parecer la única opción. Por eso, la tarea de este encuentro era ardua, y más cuando se trataba de desmitificar el tema económico y de acercarlo a la realidad más próxima de los ciudadanos.

Y esta precisamente fue la labor de José Ignacio Díez, economista agrónomo y docente universitario; Gonzalo Rincón, profesional del área de Educación económica y financiera del Banco de la República, y Juan Fernando Rojas, docente y periodista del área económica del periódico El Colombiano, quienes fueron los encargados de orientar y proponer nuevas alternativas para demostrar que la economía está presente en todos los ámbitos y dimensiones del desarrollo humano.

Conozca a continuación algunas apreciaciones de dos expertos que hicieron parte de este equipo de panelistas: 

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Las preguntas estuvieron al alza:

Los panelistas abordaron desde los temas más básicos de la economía, hasta los debates más profundos de la actualidad nacional e internacional. Una vez que cada uno de los ponentes hicieron su presentación,  la conversación fluyó, y tal y como el dólar, aumentó. 

Los salarios, la repartición de la riqueza, el aumento de los precios, y hasta el modelo económico capitalista dieron de qué hablar en la jornada.

La tasa de crecimiento de las preguntas dirigidas a estos panelistas fue alta y así mismo su capacidad para resolverlas. Con un lenguaje sencillo y con ejemplos de la vida cotidiana lograron aclarar el panorama.

Sin embargo, para todo no hubo una respuesta. Como ocurre con los mejores eventos académicos, además de responder a muchas dudas, también se generaron varios interrogantes que promovieron una lectura crítica del contexto social y económico.Blog Prensa Escuela

Prensa Escuela EL COLOMBIANO supo que había cumplido su objetivo, una vez que los participantes lograron ver la información económica como un libro abierto lleno de historias que permean todas las esferas de la existencia, aquí algunos aprendizajes: 

Había una vez…un dinosaurio en El Colombiano

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Laura Marcela Palacios Muñoz
Aprendiz de Comunicaciones
Prensa Escuela EL COLOMBIANO

La visita del dinosaurio fue el día jueves 26 de marzo en las instalaciones de El Colombiano

La visita del dinosaurio fue el día jueves 26 de marzo en las instalaciones de El Colombiano

Era hora de viajar a través del tiempo; todos volarían 65 millones de años atrás para dejarse atrapar por la magia de una criatura con pasos de gigante y mirada de fuego, dientes afilados y piel de hierro.

Después de abrocharse sus cinturones, visitantes y empleados de El Colombiano emprendieron vuelo. Pocos minutos bastaron para ver la cola de este reptil que anunciaba una aventura histórica sin fin.

Espectadores llenos de asombro y empleados que, haciendo una pausa, empezaron a disparar sus cámaras a distancia. Un espacio compartido, un dinosaurio que generaba sonrisas y una visita que rompía con el jueves de rutina.Blog Prensa Escuela

Ahí estaba aquella criatura majestuosa que, del pasado, les recordaba la magia de un sueño olvidado. Como todos los días, EL COLOMBIANO estaba muy bien acompañado, un grupo de niños anunciaba su llegada, mientras todos esperaban con ansias lo que les esperaba.

¡Un dinosaurio, un dinosaurio!, los niños gritaban, al tiempo, que su asombro los asustaba. Tranquilos, que el no les hace nada, les decía su maestra mientras se sonrojaba.

Con gestos de ternura, el dinosaurio los cautivaba, y los pequeños más confianza le tomaban. Les presento a Ruperto –desde mercadeo se escuchaba- se trataba del compañero Álvaro Tabares, que había bautizado así a esta creatura inimaginada.

Foto tomada del sitio: parqueexplora.org

Foto tomada del sitio: parqueexplora.org

 

Un besito para Ruperto, decían los niños al tiempo, todo, mientras que el Parque Explora mostraba el plan que para la ciudad preparaba. “Vive los dinosaurios” era la gran sorpresa que se presentaba y que a todos, expectativa generaba.

Y ahora…¡un abrazo para Ruperto!, a los niños de transición, de la I.E. Alberto Díaz, se les escuchaba. Con tristeza de decir adiós se alejaban, mientras sus miradas permanecían contagiadas. Este grupo de visitantes al periódico, no quería que su experiencia acabara.

Encontrarse a este dinosaurio en EL Colombiano fue para ellos toda una sorpresa, jamás imaginaron viajar al pasado con tal proeza.

La hora del regreso llegaba y el presente por ellos esperaba. ¡Hasta pronto, Ruperto!, en coro gritaban. Los empleados a sus puestos regresaban, mientras los niños sus huellas dejaban…