Por: Chepe
¡Qué contraste! El miércoles de la semana anterior la fanaticada verde andaba insulsa con el fútbol de Nacional. No se daba mucho por una posible clasificación a la final y pensar en la mejora del orden táctico era casi un imposible.

La juventud, pieza clave en el equipo que dirige Cabrero
El domingo y ante el asombro de los 26.576 espectadores y la tarde gris que luego se convirtió en lluvia, Nacional, como lo había hecho en escasos minutos en algunos partidos demostró a que puede jugar cuando sus integrantes confluyen en conjunto.
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Ver jugar a Nacional más que un deleite, es un exorcismo donde los demonios del sufrimiento y la frustración se combinan en 90 minutos. En la actualidad con el verde no sabemos si disfrutar con los escasos minutos de buen juego o sentirnos huérfanos de fútbol, de esperanza y, por qué no, de equipo.

