Katerine Andrea Martínez Martínez, alias Gabriela, es la tercera persona capturada por su aparente responsabilidad en el atentado contra Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial. La mujer tiene 19 años y antes de ingresar a la vida criminal se dedicaba a emitir contenido para adultos como modelos webcam.
La acusación de la Fiscalía indica que “Gabriela” habría hecho presencia el día del crimen y, después de eso, escapó hacia el departamento de Caquetá. Allá cambió su color de pelo y otras caracterísiticas físicas para tratar de escabullirse de las autoridades.
De la mujer se sabe que es oriunda del municipio de Soledad (Atlántico) y, de acuerdo con el testimonio que entregó a la Fiscalía, se dedicaba al modelaje webcam. De hecho, en un ejercicio básico de filtrar su rostro en un buscador se hallaron las páginas de streaming para adultos en los que la ahora sospechosa del crimen solía transmitir.
La mujer fue capturada en medio de un procedimiento policial en la tarde de este 14 de junio en la ciudad de Florencia. Le incautaron dos celulares de alta gama, una navaja y un millón de pesos en efectivo. Fue trasladada en avión hasta Bogotá, donde se adelantaron los procedimientos de legalización de captura y de imputación de cargos.
“La mujer fue imputada por los delitos de tentativa de homicidio agravado; fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones; y uso de menores de edad en la comisión de delitos. Los cargos no fueron aceptados”, apuntó la Fiscalía.
La mujer fue cobijada con medida de aseguramiento en prisión mientras avanza el proceso en su contra. Durante una de las audiencias de control de garantías, afirmó que era también víctima de presiones.
“Estoy detenida por homicidio, porte de armas y algo de menor de edad, pero yo estaba allí de pantalla porque me amenazaron”, apuntó la joven de 19 años.
Reportes de las autoridades indican que “Gabriela” también se dedicaría, al parecer, al expendio de drogas sintéticas como el tusi, lo que probaría que no era nueva en el mundo ilegal. De hecho, durante una de las audiencias previo a su envío a prisión, la juez de control de garantías la regañó por su aparente frialdad: sonreía mientras le advertían la pena en prisión que podría enfrentar si es hallada culpable.