En las últimas semanas, aunque viene desde hace meses, Colombia ha registrado una cadena de atentados contra la vida de varios políticos en regiones donde mandan los grupos armados y la presencia estatal es mínima.
Ni las capitales están a salvo, pues aún está en la memoria el atentado ocurrido en junio contra Miguel Uribe Turbay, que terminó quitándole la vida dos meses después por los daños sufridos tras recibir disparos en su cabeza y piernas.
La violencia no cesa. Este viernes, el senador de Cambio Radical Temístocles Ortega denunció que su vehículo fue seguido por dos carros que abrieron fuego mientras estaba en Cauca.
El esquema de seguridad logró evadirlos al acercarse al casco urbano. Ortega aseguró que había pedido refuerzos de seguridad a la Unidad Nacional de Protección (UNP) sin recibir respuesta, y calificó el ataque como una señal del deterioro en la seguridad para quienes ejercen oposición.
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Esta misma semana, el lunes 10 de noviembre, la caravana del gobernador de Arauca, Renson Martínez, fue atacada a disparos mientras se desplazaba entre Fortul y Tame. Según las primeras hipótesis, los atacantes dispararon desde zona boscosa hacia el vehículo blindado.
Un día antes, hace menos de una semana, en Girardot (Cundinamarca), el dirigente juvenil del Centro Democrático, Edwar Andrés Garrido Ramos, resultó herido tras ser atacado por dos hombres en motocicleta que le dispararon.
También en Arauca, el 14 de octubre, un vehículo del equipo del precandidato Abelardo de la Espriella fue incendiado en una carretera rural. Allí no pararon los hechos: el 14 de noviembre, en el mismo departamento, un grupo de personas que recolectaba firmas para la candidatura del político fueron amenazadas.
El hecho se atribuyó al ELN. “Anunciamos que está rotundamente prohibido seguir con esta campaña obligante y miserable”, decía la amenaza.
El 30 de septiembre, dos escoltas quedaron gravemente heridos tras un brutal ataque con fusiles contra Luis Evelio Ascanio Naranjo (del Centro Democrático), en el municipio de Saravena, Arauca.
“Eran unos seis hombres armados, vestidos de civil con fusil. Fue una tremenda plomacera de unos cinco minutos, llovían balas por todos lados”, le relató Naranjo a la revista Semana.
El 13 de agosto, el representante a la Cámara Julio César Triana sufrió un atentado mientras recorría el Huila: su camioneta recibió al menos ocho impactos de bala. Hasta ahora no se ha esclarecido la autoría, sin embargo, Triana había reportado amenazas previas y había solicitado mayor protección.
Según fuentes de inteligencia consultadas por EL COLOMBIANO, no hay un patrón específico detectado por ahora, con una excepción: Arauca, donde el ELN estaría ejecutando ofensivas contra las Fuerzas Militares y figuras políticas de cara a las elecciones de 2026.
La hipótesis que tienen los agentes es que algunos grupos armados quieren volver a visibilizar la necesidad de reactivar mesa de diálogos, pero en otros casos también se impone el temor para mantener los negocios criminales.
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