En el extenso listado de productos bizarros del bajo mundo, junto a los senos rellenos de droga, los neumáticos inflados con polvo blanco y las narcopiñas, hay que añadir una nueva creación de los traficantes: la cocaína enlatada.
El hallazgo lo realizaron agentes del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, en compañía del Ejército, que allanaron una vivienda en la ciudad de Ipiales (Nariño).
Un informante les había advertido que el sitio funcionaba como bodega improvisada para almacenar estupefacientes.
Cuando ingresaron no había gente, pero sí encontraron 100 cajas de cartón cubiertas con una lona verde de construcción, las cuales estaban llenas de latas de atún con los logos de una reconocida marca comercial.
Lo asombroso del tema es que al destapar las latas no encontraron los deliciosos lomitos de pescado, sino un total de 744 kilogramos de clorhidrato de cocaína.
La sustancia ilícita estaba mezclada con el agua de atún, un camuflaje que –según los expertos– puede confundir el olfato de los perros antinarcóticos durante las inspecciones.
Otro de los aspectos que llamó la atención de los agentes fue la técnica de sellamiento de los bordes de la lata, prácticamente idéntica a las originales, lo que a simple vista no despierta sospechas.
María Elena Monsalve, directora de Fiscalías contra el Narcotráfico, explicó este jueves que la mercancía al parecer sería enviada a la zona portuaria de Cartagena para luego despacharla a Europa.
El ente acusador no reveló qué organización ilegal sería la dueña del alijo, tan solo que “se continúan adelantando las indagaciones para identificar quiénes son los responsables”.
Sin embargo, el Ejército sospecha que el frente 48 de las Farc podría estar involucrado, por medio de una comisión de finanzas comandada por alias “el Caqueteño”.
Según un comunicado de la Brigada XXIII, la droga era producida en Colombia, en plena frontera, y enlatada al otro lado, en Ecuador. Su valor en el mercado negro ronda los $3.000 millones.