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Colombia, por ahora, tiene el borrador de lo que sería la hoja de ruta de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) a 2030.
Esta quedó plasmada en el documento del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), elaborado y publicado para comentarios por el Departamento Nacional de Planeación (DNP).
Si usted quiere enviar sugerencias puede hacerlo a través del correo grupoconpes@dnp.gov.co.
El borrador reconoce que, a pesar de los esfuerzos previos, Colombia sigue rezagado frente a países de la región y al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
La respuesta es sencilla. El país apenas invierte el 0,68 % del Producto Interno Bruto (PIB) en ese sector, mientras que en el promedio Ocde es de 2,35 %. Por eso, el documento proyecta que, para cumplir la meta del Plan Nacional de Desarrollo de invertir el 1,5 % a 2022, como lo prometió el presidente Iván Duque, “se deberá realizar un esfuerzo adicional de $4,08 billones”.
Ahí aparece el primer reparo. Julio César León, vicerrector de Investigaciones de la U. Agustiniana, recuerda que el Ministerio de Ciencia tendrá una reducción de $111.149 millones del presupuesto para el próximo año frente a esta vigencia, lo que va en contravía de esas necesidades de país.
Otro reparo tiene que ver con que no se proyectó cuánto se invertiría ni sus fuentes de financiación. Aunque el documento debe pasar por el Consejo Superior de Política Fiscal (Confis) del Ministerio de Hacienda, que es la instancia en la que se definen los recursos. Los consultados, por su parte, señalan que si no hay Confis, esto se convierte en un saludo a la bandera.
El documento proyecta 25 acciones a cumplir con la meta de ser un líder en generación, uso y apropiación de conocimiento científico y tecnológico. El objetivo general es “incrementar la contribución de la ciencia, la tecnología y la innovación al desarrollo social, económico, ambiental y sostenible del país, con un enfoque incluyente y diferencial”, a través de indicadores específicos.
Entre los desafíos particulares aparecen aumentar el capital humano en investigación, desarrollo e innovación, mejorar las capacidades y condiciones para innovar, consolidar procesos de inclusión e impacto CTI, mejorar la eficiencia y eficacia de los instrumentos de financiación y fortalecer el monitoreo y evaluación de la CTI, entre otros.
Para Fanor Mondragón, investigador de la U. de Antioquia y hoy miembro de la Junta Directiva de Ruta N, el Conpes debería incluir un plan de acción con alcances y metas, que permitan hacer un monitoreo de los avances o retrocesos que se tengan.
“Se requiere que las políticas públicas que se plateen sean soportadas por proyectos de ley que blinden esos acuerdos en el tiempo y que no cambien con los gobiernos de turno”, comenta Mondragón.
Por su parte, el vicerrector de investigaciones de la Agustiniana reseña que, aunque el documento es un avance y presenta un diagnóstico de debilidades del sector en la actualidad, es necesario incluir un análisis de impacto de políticas y lineamientos previos.
“Con el diagnóstico realizado pareciera que todo está mal. Puede que haya mucho por mejorar visto desde los nuevos marcos, pero tal vez las intenciones, direcciones y metas eran otras anteriormente, y ese contexto es importante”.
Ambos analistas coinciden en que es necesario saber lo que se ha logrado hasta el momento en el sector, plantear la nueva visión de país enfocado en CTI y, finalmente, proyectar las estrategias y la manera como se les hará seguimiento.