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Hasta que estuvo en sus manos, Lillia Rodero acompañó con sus cuidados a los adultos mayores del Centro de Bienestar al Anciano en Bello.
Luego, con la amenaza del virus ganando terreno en el país, un amplio número de ancianos volvieron a casa con sus familiares, quienes por la cuarentena pudieron hacerse cargo de ellos.
Los demás, cuyo único lugar en el mundo es el asilo, han debido mantenerse durante estos dos meses con la atención de unas cuantas personas encargadas de asistirlos sanitariamente.
Mientras tanto, muchos de los cuidadores como Lillia, cuya vocación y formación los capacita para ofrecer las verdaderas condiciones de calidad de vida a esta población, han tenido que aguardar a que la emergencia sanitaria ceda terreno para volver a sus funciones, pues para garantizar cierto control muchos de estos centros optaron por reducir el personal involucrado, entre otras cosas, porque algunos hogares como en el que Lillia prestaba su apoyo, no podía ofrecer los implementos mínimos de bioseguridad en medio de la pandemia.
Según Minsalud, en Colombia podría haber hasta 25.000 cuidadores prestando servicios en domicilios y asilos, un sector con especial riesgo en esta emergencia.
Por eso, en medio de todas las iniciativas que han sumado soluciones, la marca Thermos emprendió la campaña “Escudos por sonrisas”, con la que busca recoger kits de protección (tapabocas antifluidos y escudo facial) para que los cuidadores de adultos mayores en la ciudad puedan tener unas garantías básicas en medio de sus labores en asilos.
“Los cuidadores son personas que uno nunca ve pero siempre están ahí, y cuidan abuelos de otras personas, lo cual es mucho más valeroso. Sabemos que son vulnerables por su condición cercana a personas de la tercera edad, viviendo con ellos o desplazándose a cuidarlos”, dice Diana Sánchez, encargada de mercadeo de la marca.
Lo cual para Lillia exige que el personal calificado pueda volver con garantías adecuadas. “Muchos ancianos han llevado del bulto en esta situación porque han dejado de recibir la atención, las terapias, el acompañamiento que los cuidadores les garantizamos y que es tan importante en su cotidianidad”, dice.
Justamente para exaltar la labor de los cuidadores y acompañar a una de las poblaciones más vulnerables, a finales de abril, Tostao’ Café & Pan entregó refrigerios a más de 40 instituciones, entre ellas la Fundación Hogar de Abuelitos Fe y Luz y la Comunidad Hermanas de la Caridad Madre Teresa.
Presenciar la soledad
Apenas el viernes pasado, Astrid Sena pudo volver a casa tras dos meses trabajando internamente en el asilo Santa Ana, en Calasanz.
Astrid, quien trabaja allí a cargo de dos adultos mayores contratada directamente por las familias, contó, al igual que el resto del personal de servicios, enfermeras y otros cuidadores allí presentes, con plenas garantías en cuanto a implementos de bioseguridad. Sin embargo, lo más duro de estos dos meses interna, dice, fue ver la soledad de los domingos por las familias que tuvieron que dejar de ir a visitar a sus seres queridos.
“Presenciar esa soledad en los jardines y ver el impacto que tuvo en muchos de ellos, incluso en los que por sus problemas neurológicos no están tan enterados de la realidad, fue muy doloroso”.
Desde el viernes, cuando volvió a su casa, emprendió una nueva fase en su rutina y ahora deberá reforzar precauciones en los desplazamientos en el metro, desde y hacia su casa, para protegerse a ella y a quienes esperan su atención.
Para los que están en la casa
Otra historia es la de los adultos mayores que viven solos y requieren ayuda para abastecerse, para consultar al médico o comprar alimentación.
Para ello desde el inicio del aislamiento obligatorio un equipo de jóvenes creó la iniciativa “Un viejo favor”, con 200 voluntarios, que buscan ser una red de apoyo para esta población. Los requerimientos son atendidos en la línea 3172264800 y cobijan el área metropolitana. “Donde nos necesite y para lo que nos necesite”, es su lema.
De igual forma, instituciones bancarias como Scotiabank y Caja Social y supermercados como D1 y Justo y Bueno pusieron horarios únicamente para los adultos mayores y así protegerlos del virus.