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Efectos de la vacancia en la Gerencia de Fronteras

La oficina encargada de coordinar asuntos migratorios tiene ese cargo sin responsable desde el 31 de julio. Motivos por los que debe ocuparse.

  • El Puente Internacional Simón Bolívar es el principal punto de tránsito de migrantes entre Colombia y Venezuela. La Gerencia de Fronteras acostumbraba realizar visitas periódicas a este lugar para revisar la situación humanitaria. FOTO Julio Cesar Herrera
    El Puente Internacional Simón Bolívar es el principal punto de tránsito de migrantes entre Colombia y Venezuela. La Gerencia de Fronteras acostumbraba realizar visitas periódicas a este lugar para revisar la situación humanitaria. FOTO Julio Cesar Herrera
12 de septiembre de 2020
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El cargo de gerente de fronteras ajusta 43 días vacío. Quien ocupa esa oficina asume la misión de servir de puente entre las administraciones locales, el Gobierno Nacional y entidades de cooperación internacional, para trazar la respuesta institucional a la migración proveniente de Venezuela, un fenómeno que en agosto cumplió cinco años.

El rol quedó vacante el 31 de julio, cuando Felipe Muñoz renunció para unirse al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como Jefe de la Unidad de Migración. Muñoz había anunciado su dimisión una semana antes de esa fecha y en estos casi dos meses el Ejecutivo aún no ha determinado quién asumirá ese cargo.

EL COLOMBIANO conoció que desde Cancillería, Migración Colombia y la jefatura del Gabinete de Iván Duque, que es liderada por María Paula Correa, han entrevistado candidatos, pero aún no encuentran el perfil idóneo para llevar las riendas de ese despacho.

Al preguntarle a la Cancillería por qué no se ha ocupado el puesto, el Ministerio respondió que “cuando el Gobierno Nacional lo designe, se informará oportunamente”. También se consultó con Migración, pero indicaron que este asunto es manejado por Presidencia y no pueden referirse al tema. Y, desde Presidencia tampoco se recibió respuesta.

El actual secretario de Fronteras de Norte de Santander, Víctor Bautista, trabajó en la administración Santos en el proceso de creación de esa dependencia, en 2018, y dice que “la falta de una persona en el cargo se traduce en que la coordinación no se está haciendo. Necesitamos que llegue una persona que sepa orientar al Estado en lo relativo a la movilidad humana para comenzar a discutir una reforma estructural en el tema migratorio”.

Ese vacío es evidente. La semana que viene habrá una visita a la frontera y aún no está claro si contará con algún delegado de esa oficina. De igual forma, en el Congreso están en trámite los proyectos de ley migratoria y de fronteras, pero tampoco hay un gerente que se siente ante el Legislativo para ayudar a impulsarlos.

Historia de un cargo híbrido

Si se mira el organigrama de la Presidencia de la República, la Gerencia de Fronteras no existe. Su creación se dio en febrero de 2018 en la administración de Juan Manuel Santos y, en ese momento, lo que hizo el mandatario fue asignar a un Asesor del despacho de la Jefe de Gabinete como encargado de la movilidad humana internacional. Públicamente se le puso un nombre de gerente de fronteras y la única persona que ha asumido ese rol hasta ahora fue Muñoz.

El presupuesto del Ejecutivo para esa dependencia solo consta del salario de quien esté en el cargo de asesor y de su secretaria. Entonces, los proyectos y el resto de personal que se contrata son financiados con dinero de cooperación internacional.

En cifras, entre 2018 y junio de 2020 se anunciaron 487 millones de dólares de apoyo desde el exterior, dinero proveniente de donantes como Usaid, la Unión Europea, Francia, Alemania o Japón, entre otros. De este total, se han desembolsado 357,5 millones de dólares y aún faltan 123,4.

Ese monto no llega directamente a las arcas del Estado (o al despacho del asesor) sino que es administrado por agencias de cooperación y organismos internacionales como Acnur, OIM, Save The Children, Unicef, entre otros. Incluso, los colaboradores son contratados por esas instituciones y no por el Gobierno.

Un ejemplo ilustra cómo funciona ese dinero. Colombia asiste a encuentros para buscar cooperación –el más reciente fue en mayo y se tituló “Conferencia Internacional de Donantes en solidaridad con los refugiados y los migrantes venezolanos en medio del covid-19”–. Ahí instituciones como Usaid anuncian dinero para el país, pero este se ejecuta a través de proyectos de ONG como Acnur.

Se busca a un técnico

De hecho, un papel fundamental del gerente es servir como articulador para captar más recursos del exterior. Luego, cuando está en contacto con las administraciones locales, conoce qué necesidades tienen y, posteriormente, define de la mano de las ONG donde invertir esos apoyos.

Los beneficios son para los ciudadanos extranjeros residentes en el país y los colombianos. Esto, debido a que el Conpes 3950, que trazó la estrategia migratoria, determinó que no se crearían políticas diferenciadas para los venezolanos, sino que se enfocarían en robustecer el sistema actual.

Con esas funciones, dice el investigador del Observatorio de Venezuela de la U. del Rosario, Ronal Rodríguez, el perfil que se precisa vacila entre lo político y lo técnico porque necesita conocer de movilidad humana, pero también sentarse en el Congreso, con alcaldes, ministros y entidades extranjeras.

“Se requiere un funcionario dispuesto a apropiarse del tema, con una visión favorable a la integración e inclusión de la movilidad humana con enfoque de derechos humanos, pero que tenga capacidad para dialogar y negociar con el país político tanto nacional y regional, pero sobre todo local”, explica Rodríguez.

En Colombia viven 1.748.716 venezolanos, según Migración Colombia. Desde marzo, el número de migrantes residentes en el país se redujo 1 % por los retornos humanitarios y el cierre de frontera. No obstante, nuestra nación sigue siendo el segundo país que más personas recibe a través de sus fronteras, según Acnur, y Migración Colombia proyecta que la movilidad humana aumentará cuando se reactive el transporte internacional. Así, mientras la Gerencia de Fronteras está sin una cabeza, las tareas en este ámbito persisten.

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