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El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, afirmó este martes, en la presentación del informe de la Comisión de la Verdad sobre las causas del conflicto armado, que lo que el país busca no es la venganza sino la reconciliación. "La verdad tiene un sentido que no es la de la venganza sino que es la del diálogo, la del acuerdo, la de la convivencia, la de la reconciliación", dijo.
Petro y la vicepresidenta electa, Francia Márquez, asistieron a la presentación del informe, acto en el que está ausente el presidente Iván Duque, de visita en Portugal, y quien delegó su representación en el ministro del Interior, Daniel Palacios.
“La aproximación a la verdad no puede ser considerada como un espacio de venganza, como si fuese una extensión de las mismas armas, vueltas palabras”, dijo Petro, encargado de leer las recomendaciones que le hizo la Comisión de la Verdad a la sociedad y al Estado.
Esta es una de las primeras apariciones públicas de Petro en un evento de Estado tras ser elegido presidente el pasado 19 de junio. El ahora mandatario electo ha dado varias pinceladas de la apuesta de su gobierno, que asumirá el 7 de agosto cuando tome posesión, sobre la paz. El sábado pasado, anunció el primer ministro de su gabinete: Álvaro Leyva, exministro y exmediador de paz que estará a la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores, una “Cancilleria de la paz”, como la denominó Petro.
En la presentación del esperado informe, que recoge tres años de trabajo de la Comisión, su presidente, el sacerdote jesuita Francisco De Roux, hizo un llamado a actuar y no postergar la paz en el país para poder “sanar el cuerpo físico y simbólico” que como nación conforma toda la ciudadanía colombiana.
“No podemos postergar el día en que la paz sea definitivamente un deber”, dijo el jesuita durante la presentación del informe final.
La Comisión de la Verdad, que inició oficialmente su andadura el 29 de noviembre de 2018 y tiene hasta el 29 de agosto de este año para socializar su trabajo, publicó hoy dos capítulos de su informe final, el de hallazgos y recomendaciones y los testimonios de víctimas.
“Llamamos a sanar el cuerpo físico y simbólico, pluricultural y pluriétnico, que formamos como ciudadanos y ciudadanas de esta nación”, dijo el jesuita, quien aludió a un “cuerpo que no puede sobrevivir con el corazón infartado en el Chocó, los brazos gangrenados en Arauca, las piernas destruidas en Mapiripán, la cabeza cortada en El Salado, la vagina vulnerada en Tierra Alta”, todas regiones duramente golpeadas por el conflicto.
Y así, también llamó a “liberar nuestro cuerpo simbólico y cultural de las trampas del temor, las iras, las estigmatizaciones y las desconfianzas, a sacar las armas del espacio venerable de lo público, a tomar distancia de los que meten fusiles en la política, a no colaborar a los mesías que pretenden la lucha legítima con ametralladoras”.