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La historia no contada de Yesid Reyes y su intento por salvar a su padre durante la toma del Palacio

La voz del magistrado Alfonso Reyes Echandía clamando “¡que cese el fuego!” fue posible gracias a la frenética gestión de su hijo, Yesid Reyes, quien durante cuarenta minutos buscó sin descanso una vía para salvarlo del fuego cruzado.

  • Yesid Reyes Alvarado, hijo del fallecido presidente de la Corte Suprema Alfonso Reyes Echandía. Foto: Colprensa
    Yesid Reyes Alvarado, hijo del fallecido presidente de la Corte Suprema Alfonso Reyes Echandía. Foto: Colprensa
06 de noviembre de 2025
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Yesid Reyes estaba en su oficina cuando sonó el teléfono. Era un conocido que, con voz alterada, le dijo que el M-19 se había tomado el Palacio de Justicia. De inmediato pensó en su padre, el magistrado Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte Suprema. Pero se tranquilizó por un instante: los miércoles su padre no solía ir a la Corte. Ese día, 6 de noviembre de 1985, debía estar trabajando desde su casa, como siempre.

Sin embargo, algo había alterado su rutina. Esa mañana, el magistrado Reyes Echandía decidió ir al Palacio para coordinar con su auxiliar, Emiro Sandoval, unas tareas pendientes y dictar a su secretaria el texto de un discurso que debía pronunciar en su colegio de Honda.

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Había salido de una reunión en la Universidad Externado y llegó al Palacio minutos antes de que comenzara el ataque.

“Mi padre no tenía por qué estar ese día en la Corte”, recordaría años después Yesid Reyes. “Si alguien planeó con cuidado la toma y quería que estuviera el presidente, debió hacerlo un martes o un jueves. Era totalmente predecible en eso. Ese día no tenía nada que hacer allá... y fue”.

El humo se filtraba por las ventanas cuando Yesid intentó comunicarse. Desde el cuarto piso, su padre y otros magistrados se habían refugiado, atrapados entre el fuego cruzado. Los sobrevivientes recuerdan que su voz retumbaba entre los escombros como una súplica: “No disparen, por favor. Somos rehenes. Soy el presidente de la Corte”. La respuesta, dicen, eran ráfagas y el estruendo de las tanquetas del Ejército disparando desde el primer piso.

Yesid logró comunicarse por teléfono con una secretaria del despacho contiguo. Le dijo que el magistrado estaba vivo, que lo oía hablar, aunque el humo y los gritos no cesaban. En una nueva llamada, contestó un hombre que se identificó como “Otero”, se trataba del guerrillero Luis Otero Cifuentes comandante de la “Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”. Le explicó que el M-19 no buscaba una masacre, que querían dialogar, pero que el Ejército no cesaba los disparos. “Necesitamos que paren el fuego, le advirtió, o aquí nos morimos todos”.

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Yesid le pidió entonces que le pasara a su padre. Cuando escuchó su voz, Alfonso Reyes Echandía le confirmó lo mismo: un comando del M-19 se había tomado el Palacio, pero su intención era abrir un canal de conversación. Sin embargo, las ráfagas que provenían desde afuera hacían imposible cualquier intento de diálogo.

Luego volvió a tomar la línea Luis Otero Cifuentes, el comandante insurgente. Esta vez su tono era urgente, casi desesperado: “Tiene quince minutos para conseguir que el Ejército detenga el fuego, o no saldrá nadie con vida de aquí”.

Con el reloj corriendo en su contra, Yesid salió a buscar ayuda. Fue a la oficina de su amigo Juan Guillermo Ríos, quien lo acompañó a contactar al Procurador, Carlos Mauro Hoyos. Intentaron hablar con el presidente Belisario Betancur, pero nadie respondió. En la desesperación, recurrieron incluso al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, quien se encontraba en París, para que intercediera ante el mandatario. “Fue inútil”, recordaría después.

Desesperados, Yesid y su amigo Juan Guillermo, llamaron a la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín. La respuesta fue fría: que ese no era un asunto personal, sino de Estado. Habían pasado 40 minutos.

Frente a ese panorama y sabiendo que la vida de su padre estaba en riesgo inminente, Yesid Reyes, corrió entonces a la oficina del periodista Yamid Amat. “Mi padre está vivo, necesita que el Ejército se detenga”, le dijo.

El periodista intentó comunicarse con la Ministra de Comunicaciones, sin éxito. Cuando Yesid volvió a llamar al Palacio, Luis Otero Cifuentes contestó nuevamente. Esta vez su tono era autoritario: “Mire, o dejan de disparar o aquí nos morimos todos”, le advirtió.

En esa misma llamada, Yesid logró hablar otra vez con su padre, quien le contó que había conseguido comunicarse con el Director de la Policía, general Delgado Mallarino, y con el Director del DAS, general Maza Márquez. Ambos le habían asegurado que la orden de cese al fuego ya estaba dada, pero que “era un problema de comunicación”: la tropa que ejecutaba la operación aún no la había recibido.

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Ante la ineficacia de los canales oficiales, el hijo propuso poner a su padre al aire con Yamid Amat, para que el país lo escuchara en vivo, para que nadie pudiera ignorar su clamor. Reyes Echandía consultó con Otero, quien accedió.

Así se produjo la llamada que estremeció a Colombia entera, transmitida en directo por radio y televisión: la súplica del Presidente de la Corte Suprema de Justicia pidiendo el fin del fuego.

“... Por favor que nos ayuden, que cese el fuego. La situación es dramática, estamos rodeados aquí de personal del M-19, por favor que cese el fuego inmediatamente, divulgue ante la opinión pública, esto es urgente, es de vida o muerte. ¿Sí me oyen? (...) Es que no podemos hablar con ellos, si no cesa el fuego inmediatamente. Por favor que el Presidente dé finalmente la orden del cese al fuego (...)*.”... Estamos en un trance de muerte. Ustedes tienen que ayudarnos. Tienen que pedirle al Gobierno que cese el fuego. Rogarle para que el Ejército y la Policía se detengan... Ellos no entienden. Nos apuntan con sus armas. Yo les ruego detengan el fuego porque están dispuestos a todo... Nosotros somos Magistrados, empleados, somos inocentes. He tratado de hablar con todas las autoridades. He intentado comunicarme con el señor Presidente pero él no está. No he podido hablar con él...”, fue el clamor en vivo del presidente de la Corte Suprema quien falleció en la tragedia.

Minutos después, otros periodistas lograron comunicarse también con el magistrado. El impacto fue inmediato. La Ministra de Comunicaciones, furiosa, llamó a Amat, Germán Gossaín y Juan Guillermo Ríos, para advertirles que, si continuaban transmitiendo entrevistas o noticias desde el Palacio, todos los noticieros serían cerrados.

Fue la última vez que se oyó su voz. El fuego no se detuvo. Las comunicaciones se cortaron. Poco después, el cuarto piso ardió por completo.

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Yesid siguió llamando esa noche y las siguientes. Nadie le dio una respuesta. Dos días más tarde, entre los restos calcinados del Palacio, los peritos hallaron fragmentos óseos que más tarde serían identificados como los del magistrado Alfonso Reyes Echandía.

El hijo que hizo todo por salvarlo nunca obtuvo respuesta. Su voz, como la de su padre, se perdió entre el humo, los disparos y la indiferencia de un Estado que no quiso escuchar.

Bloque de preguntas y respuestas

¿Quién es Yesid Reyes Alvarado?
Es hijo del magistrado Alfonso Reyes Echandía, actualmente ministro de Justicia de Colombia, y testigo directo de los hechos durante la toma del Palacio de Justicia.
¿Qué hizo Alfonso Reyes Echandía el 6 de noviembre de 1985?
Como presidente de la Corte Suprema, solicitó un cese al fuego, buscó comunicarse con el gobierno y permaneció atrapado en el edificio durante el asalto del M-19.
¿Cuántas personas murieron en el Holocausto del Palacio de Justicia?
Murieron al menos 98 personas, entre magistrados, funcionarios, civiles, guerrilleros y militares, además de 11 desaparecidos.
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