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Así transcurrió el primer día de audiencia pública de Jineth Bedoya ante la Corte IDH

  • Jineth Bedoya fue citada este lunes 15 de marzo para declara ante la Corte IDH virtualmente. FOTO Colprensa
    Jineth Bedoya fue citada este lunes 15 de marzo para declara ante la Corte IDH virtualmente. FOTO Colprensa
15 de marzo de 2021
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“Mi vida se destruyó. A mi me mataron la mañana del 25 de mayo”, dijo la periodista Jineth Bedoya ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la que relató la forma en la que en 2000 fue víctima de abuso sexual y tortura mientras ejercía su labor. Este lunes fue el primer día de audiencia, de tres programados por la Corte.

Han pasado 21 años en su lucha para que se haga justicia y se le repare por lo que vivió. Fue la falta de eficacia en las investigaciones por parte de los entes nacionales y la impunidad la que la motivó, según ella, a escalar su caso ante instancias internacionales. En 2019, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) confirmó que revisaría su caso.

Tras una primera exposición de Antonia Urrejola, relatora para Colombia de la CIDH sobre la situación, Bedoya fue la primera citada por la Corte para declarar sobre su labor periodística desde el inicio de su carrera hasta la fecha, “con especial énfasis en las investigaciones realizadas con relación al conflicto armado y al contexto carcelario en la época de los hechos. El riesgo en el que se encontraban expuestos los y las periodistas en Colombia en la época de los hechos y en el que estarían expuestos en la actualidad, así como la presencia del estado al respecto”, indicaba el secretario de la audiencia Pablo Saavedra.

El primer interrogatorio, de cerca de 20 minutos, fue realizado por Viviana Krsticevic del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, allí Bedoya narró no solo su secuestro y violación ocurridos el 25 de mayo de 2000, sino detalles de su trabajo y sus investigaciones en la cárcel Modelo “sobre violaciones a los derechos humanos con complicidad de agentes del Estado”. Su trabajo comenzó en RCN Radio y continuó en su labor como periodista en El Espectador. Desarrollando este último fue que ocurrieron los hechos.

“Luego de que denuncio las amenazas en mi contra, un policía de inteligencia nos contacta y nos dice que la mejor solución es darnos entrevista con uno de los exjefes paramilitares en la cárcel, a lo que mi jefe y yo accedemos”, contó en su relato. Añadió que al día siguiente, junto con su editor y un reportero gráfico, se dieron cita en la entrada de la cárcel Modelo en Bogotá.

Bedoya contó que en medio de los trámites para el ingreso, el editor fue a buscar al fotógrafo y ella fue abordada por un hombre y una mujer, quienes la encañonaron, la subieron a un carro, la sacaron de la ciudad, la amarraron, la torturaron y culminó todo este abuso en una “violación masiva”, precisó.

“En diferentes oportunidades dijeron que era un escarmiento para la prensa, que el periodismo se estaba metiendo en cosas que no debía, que la real plaga no eran ellos sino los periodistas, que con lo que me estaban haciendo era un escarmiento para la prensa en Colombia”, relató Bedoya ante los magistrados.

De igual manera narró las amenazas de las que ha sido víctima desde 1999 hasta la fecha, incluso contó cómo luego de que su caso llegara a esta Corte ha recibido intimidaciones vía whatsapp o por llamada, en su teléfono que tiene número privado. Bedoya declaró estar muerta en vida, pues según expuso por más de una hora, cuando existe violencia sexual contra una mujer le vulneran lo más íntimo de su integridad al punto de “hacerla pedazos”, esos mismos que tras más de 20 años no ha podido reparar.

Tras el interrogatorio de Krsticevic, la jueza dio paso a la representación del Estado colombiano a nombre de María Angelica Velandia y como agente alterna del caso, Velandia no hizo preguntas a Bedoya, argumentando que “el Estado de Colombia entiende los esfuerzos de la señora Jineth Bedoya para presentar su declaración el día de hoy, el dolor que ha tenido que revivir y por esa razón no hará preguntas”.

Acto seguido varios jueces pidieron aclaraciones en temas puntuales como la situación de orden público del país en estos 20 años y con el fin de ilustrar algunos aspectos del caso.

Los magistrados indagaron sobre la investigación en Colombia, a lo que Bedoya respondió que la “investigación está muerta”, dado que ni siquiera las amenazas en su contra fueron atendidas. Y respecto a su violación y tortura, aseguró que ha conocido de sus victimarios por cuenta de las investigaciones periodísticas que ha desarrollado, más no por la labor del ente acusador. Señaló que tiene información sobre “la responsabilidad de un alto mando de la Policía, que aún tiene poder en el país y continúa al frente de empresas de seguridad privada. Sin embargo, la Fiscalía no ha tenido en cuenta esa serie de pesquisas”, que ella como periodista ha recolectado.

Argumentó que durante todo su proceso de investigación halló “una organización integrada por policías activos y retirados que fomentaron una estructura criminal que secuestraba a empresarios y comerciantes porque, a su juicio, tenían todos los medios y todos los uniformes para hacerlo”.

Aclaró, ante la pregunta de los jueces sobre la responsabilidad y condenas del hecho, “que paradójicamente nuestras investigaciones periodísticas lograron llegar a esos autores materiales y no por la investigación del Estado. A la fecha hay tres condenas contra autores materiales y ninguna contra los autores intelectuales y a pesar de que muchos están identificados en el proceso no hay investigación y mucho menos condenas (...). De los más de 20 implicados solo hay 3 personas judicializadas, son integrantes de organizaciones paramilitares”, dijo Bedoya, quien indicó que su caso sigue abierto tras ser declarado crimen de lesa humanidad.

Verdad y reparación

“He sacado valor en el periodismo, que ha sido mi oxígeno para salir adelante. Mi vida se acabó, lamentablemente, no poder tener libertad, andar escoltada, tener que ver todos los días las cicatrices del abuso sexual y tortura en mi cuerpo, me han dejado muerta”, dijo Bedoya cuando uno de los magistrados le cuestionó sobre su cotidianidad una vez ocurrieron los hechos.

La comunicadora resaltó que reparar el dolor que enfrenta una mujer después de la violencia sexual es imposible. “He intentado pegar esos pedazos, pero algo que para mí sería reparador es que ese lugar donde empezó ese ciclo de terror se pueda cerrar. Clausurar esa cárcel sería una reparación para mí. Que el símbolo de la impunidad se cierre”.

Bedoya aseguró que para alivianar esa carga que lleva a cuestas durante más de 20 años, es necesario tener un espacio de memoria que si bien recuerda el dolor padecido, servirá para capacitarse, reencontrarse y sentir que desde la fuerza se puede surgir nuevamente, de ahí que considere que censurar el establecimiento carcelario sea la mejor opción no solo para ella, sino para los cientos de personas que perecieron en el lugar.

“La cárcel Modelo, por su ubicación y por tener recluidos a grandes capos y cabecillas de todos los grupos armados, se convirtió en una oficina desde donde se manejaba todo el actuar criminal del país. La cárcel Modelo es el lugar desde donde se siguen cometiendo todo tipo de delitos. He seguido paso a paso lo sucedido en la cárcel y no ha habido un solo momento que se diga que ha sido intervenido por el Estado. Debajo de esas celdas hay cientos de personas descuartizadas que quedaron allí”, agregó en medio de su intervención.

Otro de los requerimientos de Bedoya es que el caso de violencia sexual se abra en la Jurisdicción Especial para la Paz. Pidió garantías de seguridad para ella y su madre, “siento que no las tengo, hablar en esta Corte hoy va a acarrear más amenazas e intimidación, yo no me voy a silenciar, pero le pido a la honorable Corte que tenga en cuenta mi seguridad y la de mi madre”, precisó.

Luego de que todos los jueces interrogaran a Bedoya se dio un receso de cerca de dos horas para continuar este primer día de audiencia pública.

El estado colombiano recusa y se va

Tras el receso, Camilo Gómez Álzate, director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, explicó que el país se retiraba de la audiencia por faltas de garantías y objetividad del proceso, “esta posición del Estado colombiano tiene que ver con la obligación que tienen los jueces de ser objetivos e imparciales. No se trata de no ser corteses con la víctima a quien todos debemos el mayor respeto, se trata de no prejuzgar a un Estado que se presenta con humildad ante la corte y que pone la cara ante la víctima, pero que espera de sus jueces la imparcialidad y objetividad que son la esencia de la justicia”.

Gómez precisó que el prejuzgamiento presentado por las preguntas de los jueces no sería aceptado por el Estado, “aquí todos los magistrados, excepto Eduardo Vio Grossi, han expresado preguntas que prejuzgan y opiniones que le muestran a Colombia que existe opinión formada del caso sin siquiera oír en esta audiencia lo que Colombia tiene por decir”.

Añadió Gómez que el Estado reconoce su responsabilidad por haber recaudado 12 declaraciones de la víctima en el marco del proceso penal haciéndola pasar por esa dolorosísima situación tantas veces, “y eso no debió haber sucedido”, y agregó que al mismo tiempo espera objetividad de los jueces, “y esta no está presente. Por eso el Estado Colombiano considera que todos los jueces de la Corte IDH, excepto el juez Vio Grossi, están impedidos para actuar en este caso”.

El Estado colombiano sugirió terminar la audiencia a lo que la presidenta de la Corte IDH, la magistrada Elizabeth Odio Benito, le respondió que por regla la audiencia no podía detenerse y que en su momento le responderían a Colombia ante el escrito de recusación que se anunció enviaría.

Sobre el tema, Bedoya se refirió en Twitter en la tarde: “Los criminales me han querido silenciar todos estos años y el Estado hoy pretende hacer lo mismo. Retirarse del juicio ante la @CorteIDH demuestra que no tiene la más mínima intención de que haya justicia en mi caso y en los casos de violencia sexual”.

La audiencia seguirá

Después de este hecho se entrevistó al primer testigo, Jorge Cardona, editor general de El Espectador y quien fuera jefe de Bedoya al momento de los hechos acontecidos en mayo de 2000.

Cardona respondió a las preguntas del interrogatorio inicial y a la de los jueces en las que expuso la situación de orden público y violencia del país, nombró a compañeros periodistas asesinados, y lo que sucedió el día que Bedoya fue secuestrada ya que él la acompañó a la cárcel, pero mientras fue a llamar al fotógrafo para que entrara con ella fue que se presentó el hecho y horas después Bedoya apareció abandonada en una zona despoblada de la vía a Villavicencio.

Ante el llamado a la testigo citada por el Estado colombiano, la fiscal María del Pilar Ospina Garnica, no hubo respuesta por lo que así terminó la audiencia que continuará este martes 16 de marzo a las 9:00 de la mañana hora colombiana, según anuncio de la magistrada Odio Benito. En los dos días de audiencias que restan se escucharán a varios peritos (expertos en la materia), así como a la otra presunta víctima, Luz Nelly Lima, la madre de Jineth. Después de las audiencias habrá que esperar la sentencia de la Corte IDH de la que no se dio precisión en cuánto tiempo se dará.

Hace un año y medio, un comunicado de la CIDH expresó que “este caso constituiría la primera oportunidad para que la Corte Interamericana se pronuncie sobre el deber de prevención del Estado en casos que se relacionan con el ejercicio de la libertad de expresión de mujeres periodistas, y las obligaciones positivas de protección con enfoque de género que los Estados deben adoptar para garantizar la seguridad de mujeres cuando se encuentran en una situación de riesgo especial, en una de las regiones más peligrosas para el ejercicio del periodismo”.

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