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Le llegada de Enrique Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá ha incomodado a un sector de la población, partidario de la construcción de un metro subterráneo en Bogotá. El proyecto, promovido por Samuel Moreno y adelantado por el alcalde Gustavo Petro, cuenta con 9,6 billones de pesos aprobados por el Gobierno Nacional.
La primera línea del metro, sin tener en cuenta el aumento del dólar, cuesta 13,7 billones de pesos. Los sobrecostos que podría tener la obra le han preocupado a Peñalosa y por eso se la está jugando por un metro elevado, que puede resultar menos costoso. Tomar esta decisión implicaría desechar los estudios actuales y aplazar la licitación del metro hasta octubre de 2017. Hoy, el alcalde Gustavo Petro convocó una “movilización a favor del metro de Bogotá”.
En medio de esta polarización está Ricardo Cárdenas, gerente técnico del proyecto metro de Bogotá. En diálogo con EL COLOMBIANO, explica los alcances que tiene el proyecto del metro subterráneo.
“Durante los últimos siete años se han realizado una serie de estudios que permiten la construcción de la primera línea del metro de Bogotá. Se han invertido alrededor de 130.000 millones de pesos en esos estudios. En 2013 entró a la etapa de diseños, luego de que un consorcio liderado por la firma Sener planteara que la mejor opción para Bogotá era el subterráneo. En el estudio participaron más de 25 profesionales internacionales. Desde octubre de 2014 estamos en la etapa de estructuración financiera, en donde se establece de dónde van a salir los recursos para ejecutar el proyecto y los pliegos de licitación”.
“Así es. La firma Sener evaluó los corredores arteriales, las vías y también se analizó la demanda. Los centros más poblados de Bogotá están en el sur occidente: Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar. Esta línea ha sido estudiada durante más de 40 años y se ha planteado en la mayoría de ocasiones un trazado similar”.
“Un proyecto de esta envergadura está sujeto a las variaciones de las tasas de cambio. Ahora estamos viendo una devaluación pronunciada y eso afecta el proyecto, especialmente los componentes importados como los trenes, los sistemas electromecánicos, los sistemas de comunicaciones y de señalización. Estos sistemas, tanto para un metro subterráneo como para uno elevado, son casi los mismos” .
“Lo más barato es no hacer nada. Si se hace superficial es relativamente más económico que el elevado, y el elevado también es menos costoso que uno subterráneo. Ahí solamente estaríamos viendo una variable y es el costo económico. Los estudios de ingeniería de 2008 y 2009 no solo observaron esa variable sino las ambientales, sociales, urbanas, territoriales. Son 32 indicadores los que se utilizaron para definir que debía ser un metro subterráneo. Ahora, no sabemos si el metro elevado en Bogotá sale más económico porque ni siquiera se han formulado estudios. Lo que le puedo decir es que según estudios de la Universidad de Los Andes y de la Nacional, el metro subterráneo puede generar hasta 2 billones de pesos de riqueza y tiene una vida útil de 100 a 150 años”.
“No me puedo referir al metro elevado porque no tenemos estudios. Uno puede revisar el de Panamá y ve que se demoraron tres años pero es un metro mucho más pequeño, que transporta una cuarta parte del número de pasajeros que transportaría el de Bogotá. Se ha contemplado tener varias máquinas tuneladoras trabajando simultáneamente, pero el impacto en la movilidad sería enorme. Para el metro elevado ni siquiera hay planes de manejo de tráfico. Si se cambia el metro subterráneo por el elevado en la primera línea imagínese el impacto de ruido y visual. Nadie quiere vivir al lado de un puente vehicular o peatonal, y el metro elevado serían 8 kilómetros de largo en el sector occidente como un puente vehicular. Habría desvalorización, se generarían focos de inseguridad. Por eso se descartó esa opción en 2008”.