En septiembre pasado, un juzgado de Cartagena condenó a la exreina de Cartagena, Kelly Jhoana Suárez Moya, a 19 años y ocho meses de prisión, tras hallarla culpable del delito de explotación sexual con menor de 14 años.
Sin embargo, esta decisión fue apelada y en segunda instancia el Tribunal Superior del Distrito de Cartagena la modificó. En el fallo, la corporación redujo la pena de 19 años y 8 meses a 196 meses de prisión, es decir, 16 años y cuatro meses.
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El recurso de apelación fue radicado por la defensa Horacio Revollo Pacheco, uno de los condenados por explotar sexualmente a más de 50 niños, niñas y adolescentes en la Isla de Barú. El defensor alegó que no había material probatorio que demostrara la participación de Revollo en los hechos denunciados.
Basado en esos argumentos, el magistrado del Tribunal profirió sentencia de absolución a favor de Revollo y disminución de las penas a los demás implicados, entre ellos Kelly.
Según la justicia, la modelo y exreina, lideraba una red de explotación sexual que operaba en todo el país y el extranjero. Su agencia de modelaje, Stage Models Caribe, era un señuelo para atraer a los jóvenes con falsas promesas de oportunidades en el desafiante mundo de la belleza.
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Su caída ocurrió en octubre de 2014, cuando una llamada alertó a las autoridades. En una cabaña en la isla de Barú fueron vistos varios extranjeros mayores de edad con más de 50 menores de edad. Al llegar al lugar, Kelly y otros tres hombres fueron capturados por llevar con engaños a los jóvenes, entre los 11 y 14 años, obligándolos a prestar servicios sexuales, siendo sometidos a toda clase de vejámenes.
Diez años después de que el país se sacudiera con la noticia de su captura y ya gozando de su libertad, un juez la condenó por su responsabilidad en el delito de proxenetismo con menor de 14 años.
Durante el juicio, se escucharon testimonios de varias víctimas que detallaron cómo fueron engañadas y luego forzadas a prestar servicios sexuales a clientes adinerados y poderosos.
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Pese a ello, la exreina siempre sostuvo que era inocente, afirmó en varias oportunidades que fue víctima de un error de identidad y que la confundieron con otra persona.
Tan escandalosos fueron sus actos, que la taquillera película Sound of Freedom (Sonido de Libertad) recreó el personaje de la mujer, mostrando cómo convencía a los niños para venderlos a extranjeros. En la película la nombran Katy Giselle, pero en realidad se trata de Kelly, un personaje de la vida real que destruyó la vida de familias enteras, pues muchos padres entregaron a sus hijos de manera voluntaria, confiados en que se trataba del inicio de una exitosa carrera en el modelaje.
