Claudia Elena Lozano parecía estarse saliendo con la suya y cómo no, si durante trece años engañó a la propia Fiscalía General de la Nación y con documentación falsa se convirtió en una de las fiscales más destacadas, alcanzando importantes cargos sin ni siquiera ser abogada.
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Sin embargo, su ambición terminó siendo su perdición. Lozano fue descubierta cuando intentó repetir la misma artimaña para ingresar a la Judicatura. Presentó los mismos documentos falsos para ser nombrada jueza de ejecución de penas en Valledupar, pero al verificar sus datos las autoridades se percataron de que no estaba registrada como abogada en el sistema nacional.
La historia de Lozano se remonta al año 2000, cuando suplantó la tarjeta profesional y la hoja de vida de su amiga María Consuelo Mestre. Con esa identidad, accedió a su primer cargo en la seccional de Fiscalía de Riohacha, La Guajira, y desde entonces, ocupó posiciones en varias seccionales de la costa Caribe.