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La familia Renhals ha sido víctima primero de las Farc, luego de los paramilitares y ahora del Estado.
En 1938, Liberato Renhals compró dos predios aledaños con el fruto de su trabajo, allí construyó la Hacienda El Palmar, en más de 500 hectáreas.
Con los años, junto con su hijo Pedro, fue creando uno de los mejores hatos de San Onofre (Sucre). La reputación de su ganadería se extendió por toda la región.
Para mediados de la década de los 80 Sucre empezó a vivir la violencia, las fincas se vieron sometidas a pagar extorsión a las Farc.
El 7 de julio de 1986 Pedro Renhals, heredero de la hacienda, fue asesinado y su esposa Alicia Bárcenas y sus hijos huyeron para regresar cada que la guerra aflojó. La viuda siempre acudió a las autoridades a denunciar: cuando le mataron al administrador de la finca o cuando le enviaron una carta exigiéndole $100 millones.
La guerrilla ocupó la hacienda en diferentes periodos entre 1990 y 1997, cuando el asedio de los paramilitares del clan Castaño la obligó a salir.
Para 1998 la Hacienda El Palmar era el centro de operaciones de Rodrigo Mercado Pelufo, alias “Cadena”, comandante del Bloque Héroes de los Montes de María. A diferencia de otras propiedades de las que los jefes de las autodefensas se adueñaron, no hubo ninguna compra fuera de la ley, solo se apoderó y los Renhals no podían aparecerse por ahí.
En El Palmar, “Cadena” planeó la expansión de la estructura en Montes de María, María La Baja, Rincón del Mar, La Palmira, entre otras zonas estratégicas de Sucre que permitían el tránsito hacia el Golfo de Morrosquillo y Cartagena.
Allí también planeó el entramado de la parapolítica con el entonces senador Álvaro “el Gordo” García, hoy condenado a pagar 40 años de cárcel por la masacre de Macayepos.
Para 2002, el general (r) Rafael Colón llegó a comandar la Fuerzas Especiales de la Armada en esa región, y encabezó la ofensiva contra las Autodefensas. Capturar a “Cadena” se convirtió en su misión. Muchas veces recibió a los Renhals que le contaban lo que ocurría en su hacienda.
“Primero tratamos de consolidar la confianza con la población, cuando lo habíamos logrado escuchamos los testimonios, junto con varios fiscales, de cómo a esa finca eran llevadas las víctimas, torturadas, amenazas, asesinadas y enterradas”, contó el general.
El lugar más emblemático era el árbol de caucho, conocido por todo San Onofre, porque era el lugar en donde padecían las últimas horas las víctimas que morían colgadas.
El Palmar fue el centro de torturas más importante de los paramilitares al mando de “Cadena”, y desde antes de la desmovilización ya se sabía que había sido utilizada para inhumar personas. El mismo Colón acompañó la primera exhumación de la Fiscalía en 2004.
Después se hicieron otras tres exhumaciones de cuerpos que no han sido identificados, según contó David Cruz, fiscal del Grupo de búsqueda de desaparecidos (Grube).
En 2007, la finca quedó en manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes con fines de extinción del dominio, en el proceso que se lleva en contra del desaparecido “Cadena”, de quien no se volvió a saber nada desde el proceso de Santa Fe de Ralito (2005).
En este caso han sido desconocidos los derechos de la familia Renhals que sigue apareciendo como propietaria del inmueble en todos los documentos, como señaló su apoderado Carlos Useche.
En 2010 El Palmar, con una nueva extensión de 412 hectáreas, fue arrendada por un canon mensual de $500.000, según notificó Laura Hernández, de la Sociedad de Activos Especiales (SAE ). El predio está dedicado a la ganadería y todavía no se puede descartar que queden víctimas enterradas.
El magistrado de la JEP Alejandro Ramelli, encargado de las medidas cautelares sobre sitios de presunto enterramiento de víctimas de desaparición forzada en Sucre, anotó desconcertado que no hay ningún motivo que explique el irrisorio arriendo de una propiedad tan grande, tampoco para que no se esté haciendo nada por preservar el posible sitio de inhumación: “nunca el derecho comercial puede estar por encima de la Constitución y para la Carta Magna están primero las víctimas”.