La última vez que el presidente Juan Manuel Santos anunció una fecha para la firma del acuerdo final fue al estrechar la mano del máximo comandante de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”.
Eso ocurrió el pasado 23 de septiembre, cuando el jefe de Estado, tras una alocución con presencia de ambas delegaciones, el gobierno cubano y los países garantes, afirmó: “acordamos fecha límite para firma de acuerdo final que terminará con el conflicto: será en seis meses”.
Desde ese momento, las conversaciones entre ambas delegaciones se convirtieron en una carrera contra el tiempo para tratar de cumplir con este plazo perentorio. Fueron 180 días para evacuar los puntos de la agenda calificados como los más álgidos: fin del conflicto, dejación de armas y desmovilización.
Cumplida hoy la fecha, la firma del acuerdo final no se dio por diversas razones, entre ellas, las tensiones propias de ambas delegaciones que refutaron cada decisión tomada.
“Se hizo insostenible esa fecha para la firma. La falta de acuerdos en algunos puntos como las zonas de ubicación, el desarme y la justicia, fueron minando la fecha. Con los avances tan lentos, el Gobierno salió a reconocer que para el 23 de marzo era imposible la firma del acuerdo final”, dice el especialista en conflicto armado, Juan Carlos Ortega.
El punto máximo de tensión fue el 13 de marzo, como explicó el asesor de las Farc, Enrique Santiago, a la revista Generación Paz.co. Afirmó que tras meses de discusión y presentar propuestas, el Gobierno corrigió el texto. “Esto fue visto por la delegación de las Farc como inconcebible que obligaba a rediscutir lo trabajado”.