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En Medellín el Centro Democrático será independiente. En Bogotá, la mayoría de partidos no han definido su postura. En Barranquilla, solo dos facciones han declarado su postura; el Polo Democrático, representado por Antonio Bohórquez, segundo en las elecciones, será opositor; y el partido Conservador, de gobierno. En Cali, los partidos discuten sobre su papel en el cuatrienio.
De esta forma el poder local se sigue configurando después de las elecciones del 27 de octubre. Algo que ocurre gracias a la entrada en vigencia de la ley 1909 de 2018, que reglamentó el Estatuto de Oposición. Una norma que, en pocas palabras, marca las reglas de juego para garantizar las ideas contrarias.
Al igual que como ocurrió en las elecciones presidenciales, cuando Gustavo Petro llegó al Senado por haber quedado de segundo, quienes quedaron de segundos en las elecciones a alcaldías y gobernaciones tuvieron la posibilidad de aceptar una curul en concejos y en las asambleas, respectivamente.
Sin embargo, este no fue el único cambio. Hasta el 3 de febrero, los partidos podrán definir si durante el próximo cuatrienio serán de oposición, de gobierno o independientes. Una posibilidad que plantea cómo se configurará el poder en las regiones.
En Medellín, el Centro Democrático, desde antes del 1 de enero, había tomado la decisión sobre su postura: declararse en independencia “propositiva” y no de oposición. La intención, explica el concejal Alfredo Ramos, es que se pueda hacer control político, a la vez que puedan apoyar las propuestas que consideren positivas para la ciudad.
Además, la posibilidad de ser la bancada más grande y, amparados en el estatuto, ven la oportunidad de “consolidar el partido como una plataforma local ideológica que perdure”.
Con poco más de 200 mil votos, Roberto Ortiz quedó de segundo en las elecciones a la Alcaldía de Cali. Aunque en un momento se dijo que no aceptaría la curul, que este puesto le garantizaba en el Concejo, al final aceptó, declarándose como independiente. Dice a EL COLOMBIANO que lo hizo para cumplir con la responsabilidad de representar a quienes votaron por él.
Ahora, afirma, su trabajo será el de ejercer control político durante los siguientes cuatro años y vigilar procesos, como el de la elección del personero. “Llego para hacer control político, a que la contratación sea transparente e idónea y que los recursos de los caleños no se pierdan”, señala.
Algo similar cuenta Antonio Bohórquez, quien perdió en Barranquilla contra Jaime Pumarejo. Bohórquez resalta que, además de asegurarle su curul, el Estatuto de Oposición le garantiza derechos como el de réplica, de hacer parte de comisiones permanentes y de la mesa directiva, entre otros. Y puntualiza que, aunque antes existían, ahora la Ley obliga a su cumplimiento.
Sobre los beneficios que puntualiza Bohórquez, el consultor político y docente universitario José Penso también señala que genera unas responsabilidades, puesto que los partidos tienen la obligación de definir su postura (que solo pueden cambiar una vez durante los cuatro años), y así habría mayor transparencia en el ejercicio político.
“El estatuto será positivo toda vez que obliga a las bancadas de oposición a ejercer dicha posición de frente a la opinión pública y, en especial, a los ciudadanos que les dieron su confianza”, es decir, la oposición deja de ser a “conveniencia” , dependiendo de prebendas y alianzas políticas, pues, afirma Penso, adquieren un compromiso frente a la opinión pública.
Sin embargo, hay voces escépticas, como la del consultor político Luis David Duque. “¿Qué gana un partido que se declara en independencia? ¿Qué pasa si un partido opositor vota a favor de las propuestas de los gobernantes de turno? La pregunta es si funcionará realmente o vamos a tener trabas y será un saludo a la bandera”, señala.
Los siguientes cuatro años, mostrarán entonces, cómo cambiará la política local y regional, y también la efectividad del estatuto .