Ríos de miles de motos se tomaron algunas de las vías más importantes de Bogotá a partir del mediodía de este miércoles. El plan tortuga se dio a pocas horas de que la Alcaldía de Bogotá informara que seguía adelante con sus planes de restringir el transporte de parrilleros.
A pesar de los duros problemas de movilidad que se veían venir desde la mañana, la alcaldesa no había dado su brazo a torcer.
“Todos somos parte de la ciudad y todos debemos contribuir a la convivencia y la seguridad, más en esta época de amenaza criminal y terrorista que ya mató a dos niños e hirió a decenas de familias”, dijo López, refiriéndose a las medidas que tomó la Alcaldía de Bogotá frente al atentado que ocurrió el pasado 26 de marzo en un CAI de Ciudad Bolívar, en el sur de la capital.
Las protestas partieron desde al menos cinco puntos principales de la capital: la biblioteca Virgilio Barco, el estadio El Campín, la calle 63 con carrera 68 y la Autopista Sur. En el transcurso de la tarde la manifestación provocó embotellamientos y el cierre de varias estaciones del TransMilenio.
Sobre las 3 de la tarde, la alcaldesa dijo que su administración respetaba el derecho de los manifestantes a protestar, pero les pidió no interrumpir las actividades del TransMilenio y no taponar las vías.
Y si bien para esa hora su petición no se había cumplido, aseguró que estaba abierta al diálogo. “Los he invitado hoy a las 6 pm para escucharlos y cerrar los ajustes finales al decreto”, dijo, refiriéndose a los representantes de los motociclistas.
Hasta el cierre de esta edición los funcionarios del Distrito y los representantes de los moteros continuaban reunidos.