Todo comienza con dificultad para respirar, dilatación de pupilas o presión arterial baja; después, las uñas y los labios se tornan azules, la piel se vuelve amarilla y dan calambres en las piernas, hasta que llega una debilidad que incapacita.
No es la sintomatología de alguna enfermedad o de un nuevo virus que se pueda convertir en pandemia. Son los síntomas de una intoxicación por licor adulterado.
Así han muerto 27 personas en Colombia (por ahora ninguna en Antioquia) durante los 13 primeros días de diciembre –un promedio de dos por día– y tiene a las autoridades de salud con la guardia arriba y, a las de seguridad, de operativo en operativo intentando rastrear los lugares de expendio de estas sustancias. Las pesquisas han dejado capturados a tres integrantes de la banda “Los Químicos”, dedicados a falsificar licores en Bogotá y otras ciudades, como Barranquilla. Además, la Policía ofreció una recompensa de $20 millones por información de las bandas dedicadas a adulterar licor.
Si bien los fallecidos solo se han presentado en Bogotá y Soacha (Cundinamarca), la cifra de 27 muertos es, por lo menos, escandalosa. Y es que así lo muestran las cifras: según el Instituto Nacional de Salud, en un lapso de siete años (2008 a 2015), se presentaron 32 muertes por consumir alcohol adulterado. Lo que quiere decir que solo este año está a cinco casos de igualar el registro de siete.
Por esta razón, la Policía y la Fiscalía se pusieron manos a la obra para hacer un barrido por las tiendas y licoreras del país con el fin de identificar botellas de licor falsificadas, con la mirada puesta en la marca Rey de Reyes, una firma que existe hace casi nueve años y que tiene sello del Invima, pero que los ilegales están utilizando para falsificar su contenido y venderlo a un precio bajo que, para quien lo consuma, puede significarle secuelas irreversibles o, en el peor de los casos, la muerte.
Además de Cundinamarca, los otros departamentos comenzaron las revisiones de los estanquillos y comercios de los municipios para evitar que se le dañe la Navidad y el año nuevo a más personas por el consumo de licor adulterado, pues allí se concentro el total de muertes registradas hasta ahora.
“Eso, en cierta medida, demuestra el relajo de las autoridades en el control del alcohol adulterado”, cuestionó el magíster en Salud Pública y exsecretario de Salud de Bogotá, Luis Gonzalo Morales.
¿Por qué es mortal?
Puntualmente, el trago fraudulento contiene alcohol metílico. O metanol, como también se le conoce. A este químico se le conoce popularmente como alcohol industrial, que es de libre venta en farmacias o ferreterías y se usa para fabricar anticongelantes, plaguicidas, líquido limpiaparabrisas, diluyente de pintura y ciertos tipos de combustible, entre otros. Y en su composición química tiene una molécula llamada metilo, que la diferencia del alcohol etílico (el que se usa para el trago) y que, al tiempo, lo hace tóxico para el consumo humano.
De hecho, profesionales de la salud consultados por EL COLOMBIANO señalan que los efectos que causa el consumir un trago fraudulento pueden variar dependiendo de la genética de la persona y de cómo metabolizan el alcohol en el cuerpo. Estos van desde dificultad respiratoria o paro respiratorio; ceguera, completa o parcial, visión borrosa o dilatación de las pupilas; confusión, dificultad para caminar, mareo y dolor de cabeza; hasta dolor abdominal y diarrea.
“El solo hecho de tomar metanol puede producir ceguera rápidamente y daño en el nervio óptico. Es terrible que la gente piense que un licor barato no tiene ningún riesgo para su salud. Otros efectos pueden ser enlagunarse, pérdida de la relación espacio-tiempo e, incluso, un paro cardiorespiratorio”, dice Juan José Yunis, médico y profesor de la Universidad Nacional.
Por otro lado, la facilidad de acceso, en cuanto a precio y oferta, hace que les resulte fácil delinquir a las bandas que se dedican a adulterar licor en masa.
Así lo advierte el profesor del Instituto de Salud Pública de la Universidad Javeriana, Enrique Peñaloza, quien agrega que “el problema es que el costo del alcohol metílico es menor. Por eso, las personas que adulteran trago acuden a este, que causa estos efectos irreversibles”.
Y explicó que hay dos formas en las que adulterar alcohol: el que se hace con metanol y en el que se usa un licor de alta calidad (como el güisqui) y lo rebajan con alcohol etílico para rendirlo, “pero no causa problema de salud publica como sí lo hace el metílico”.
¿Cómo identificarlo?
Esta amenaza a la salud pública llega a menos de dos semanas de las celebraciones en las que más se consume licor: Navidad y Año Nuevo. Por eso, la ciudadanía debe prestar atención a varias señales para identificar que el licor que tienen en su casa, o el que venden en su barrio, no sea uno de los que fabrican los ilegales.
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), así como distintas secretarias del país, han entregado recomendaciones para hacerlo. Una es asegurarse de que la botella tenga el registro sanitario, el contenido en mililitros y la marca visible en la etiqueta; otra, es revisar si el líquido tiene partículas o elementos anormales, ya que encontrar esto es señal de alerta.
Así mismo, revisar que la unión entre el cuello de la botella y la tapa no esté rota o sellada con cintas; cerciorarse de que esa unión debe partirse en dos partes iguales, y destruir la etiqueta después de consumir la botella. De esta manera, evita que las mafias aprovechen las botellas que están en la basura para ponerles etiquetas falsas y envasar un producto diferente utilizando embudos y jeringas.
Otra recomendación que puede seguir es revisar el precio promedio de los productos. Una botella con un valor muy por debajo de lo habitual, desconfíe de ese producto.
Sin embargo, un motivo de preocupación es que con la marca Rey de Reyes –sobre la que la Secretaría de Salud de Bogotá ha sugerido evitar su consumo– les sirvió a los ilegales para adulterarla al ser la etiqueta de un producto de bajo costo (puede valer entre $2 mil y $2.500). Y lo hacen al mezclar su contenido con alcohol industrial. Por eso, no basta con verificar la marquilla del envase, sino que debe buscar el sello Invima del producto.
De hecho, esta entidad alertó a los ciudadanos sobre los aperitivos de aguardiente de marcas “El Parrandero”, “Ardiente El Gran Niche Xtreme” y “Anis Cartujo”.
Ante esto, el representante legal de Vinos y Licores de Colombia S.A.S. (fabricante de Rey de Reyes), William García, defendió –en una entrevista con Blu– que su marca está registrada por el Invima hasta 2025 y que “no tiene nada que ver (con los casos de intoxicación), porque la marca está totalmente constituida. Me siento totalmente afectado por la empresa y por todos los que vivimos de ella”.
Ojo a estas implicaciones
Para el médico y magíster en infecciones y medicina integral, Leonard Maiguel, el número de fallecidos por esta razón constituye un problema de salud pública y, también, enmascara otro problema en el país.
“Tenemos un enorme problema de corrupción popular y es allí donde tenemos que trabajar. Alterar alcohol es matar una persona por lucrarse. Eso es una descomposición cultural muy grande”, dijo.
Aseguró que detrás de esta problemática también abarca segregación social, porque los licores que adulteran “son económicos y, de paso, más fáciles de vender a personas que tiene problemas con el alcohol. Una marca costosa no es fácil de conseguir y es mucho más difícil falsificarla. Es más fácil y barato hacerlo con aguardiente o licores de menor precio”.
Sin ir más lejos, una cifra tan alta de fallecimientos por ingesta de estas bebidas pueden ser reflejo de posibles fallas de las entidades encargadas de vigilar y prevenir que estos productos se comercialicen. El saldo: casi una treintena de familias que pasarán un fin de año sin una persona en la mesa y un frente de acción activo, que por más coyuntural que sea, debe dar resultados efectivos.