Durante los nueve años de la Ley 1448, conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, se han implementado 4.535 proyectos productivos desarrollados por los campesinos restituidos en la misma cantidad de predios recuperados.
Para el avance de estos planes, la Unidad de Restitución de Tierras ha invertido más de $122.900 millones en diferentes emprendimientos pecuarios y agrícolas, que les permiten a los campesinos disfrutar de sus tierras, hacerlas productivas y vivir de ellas. Esta inversión es mayor al presupuesto anual de la Comisión de la Verdad o de la Agencia de Inteligencia, quienes tienen una asignación de 117 mil y 105 mil millones de pesos.
El Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede), de la Universidad de Los Andes, realizó la investigación “La restitución de tierras y la estabilización socioeconómica de los hogares desplazados en Colombia ¿Cómo vamos?”, en la cual indagó sobre su sostenibilidad y estimó los cambios en las condiciones de vida de la población restituida.
Jorge Maldonado, investigador principal, explicó que “típicamente los beneficiarios de proyectos sociales del Estado vuelven a sus condiciones de vulnerabilidad una vez se retira la entidad del territorio, pero en este caso, las personas se mantienen vinculadas a los emprendimientos y siguen creciendo en sus posibilidades para generar ingresos, aquí lo que vemos es una consolidación contundente sobre el bienestar de los hogares”.
Uno de los hallazgos de la investigación, que analizó los casos de más de 800 familias beneficiarias en Nariño, Tolima, Valle, Antioquia, Bolívar, Sucre y Córdoba, es que si se tiene en cuenta que el índice de pobreza multidimensional se construye a partir de 15 privaciones económicas (bajo logro educativo, trabajo informal, trabajo infantil, hacinamiento crítico, analfabetismo, inadecuada eliminación de excretas, sin acceso a fuente de agua mejorada, rezago escolar, barreras de acceso a servicios en salud, material inadecuado de pisos, sin aseguramiento en salud, material inadecuado de paredes, barreras a servicios para cuidado de la primera infancia, inasistencia escolar y desempleo de larga duración) los resultados muestran que los hogares reducen entre una y dos carencias de su condición gracias al acompañamiento.
“Pudimos determinar que 24 meses después de la intervención, la pobreza en los hogares se redujo en 8 %, y a los 48, meses la reducción es entre un 12 % y un 14 % como resultado de los apoyos directos ofrecidos por la Unidad. Además, hay mejoras en salud, nutrición y en general en bienestar”, subrayó el docente.