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La exposición de Ani Mesa: un árbol “habla”

La escultora Ani Mesa presenta una nueva exposición, en la que juntó conocimientos de otras disciplinas.

  • Ani Mesa estudió Diseño Arquitectónico. También recibió clases de Óscar Jaramillo y Miguel Ángel Betancur. FOTOS andrés camilo suárez
    Ani Mesa estudió Diseño Arquitectónico. También recibió clases de Óscar Jaramillo y Miguel Ángel Betancur. FOTOS andrés camilo suárez
  • Las piezas de Ani Mesa por lo general incluyen figuras en posición fetal en forma de semillas.
    Las piezas de Ani Mesa por lo general incluyen figuras en posición fetal en forma de semillas.
05 de noviembre de 2020
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La más reciente producción de Ani Mesa está inspirada en un árbol del magnolio que tiene en el patio de su casa. Parada junto a este espécimen, lo muestra como parte de ella, como si tuviera una conexión con él: “Es un fósil viviente. Tiene una floración efímera, dura solo tres días”, y señala orgullosa al individuo de cerca de 8 metros, un regalo que le hizo su mamá hace 22 años. Muestra una rama y explica cómo se forman los botones antes de que aparezca la flor.

Ella ve cada movimiento lento, está acostumbrada a hacerlo: en el primer día se abre en la mañana y se esconde con el sol, al segundo vuelve a abrir la flor para ser polinizada por las abejas: “No vino ni a brillar ni a estar en un florero ni a llamar la atención. No somos más que nadie, somos iguales”, indica la artista mientras toma un pétalo del suelo y se lo acerca a la nariz. Dice que el perfume atrae a abejas, hormigas y otros insectos. Al tercer día comienzan a oxidarse y caerse cada uno de los nueve pétalos, hasta que al final queda una vaina rosada, la que entrará en un proceso de maduración de 165 días aproximadamente antes de transformarse en semilla. “Nosotros vinimos a dejar esa huella, es nuestro reflejo en la naturaleza, lo que quise conectar con ese árbol...”, señala la escultora antioqueña.

Basadas en estas observaciones la artista convocó a principios de este año un equipo interdisciplinar para que la acompañaran a una “expedición” que no sentía que debía hacer sola. Durante siete meses se reunió con curadores, dibujantes, activistas, científicos, diseñadores y publicistas, joyeros, editores, entre otros, para que conocieran y enriquecieran su proyecto basado en ese árbol y lo que él le enseña, la idea de reconciliarse con la naturaleza: la polinización, la forma, las semillas, fruto, la flor, las hojas y la vida efímera que transciende a la forma. De hecho, el inventario de obras de Mesa hace parte de los ecosistemas que rodean a esta planta y que se verá en la exposición El árbol del magnolio, abierta desde hoy.

La artista reunió todas esas ideas y las plasmó en forma de piñas, hojas, nidos, ramas, abejas, hormigas, panales, semillas, gotas de agua y flores, hormigas, crisálidas y otras réplicas de la naturaleza, muchas de ellas con figuras humanas en su centro, a veces abrazadas y otras en posición fetal, como la semilla en la mitad del magnolio, “porque así venimos y así vamos a morir”, dice Ani.

La muestra, presencial y virtual, está compuesta por 32 piezas de pequeño y gran formato en mármol y bronce, principalmente. Lucrecia Piedrahíta, la curadora, configuró tres espacios de experiencia para asistir: un espacio a cielo abierto en el patio principal de la casa; una cámara de las maravillas, donde está el taller; y el laboratorio, donde están los hornos, la pulidora de mármol y sus herramientas de trabajo.

Con estas tres zonas se busca generar experiencias para los visitantes en su casa, a los que se puede ir con cita previa y solo para grupos seleccionados.

La exhibición virtual tendrá una experiencia inmersiva y abierta en www.elarboldelmagnolio.com. A este espacio digital, diseñado por Dream House, se ingresará con un avatar (personaje) a escala. Explica Lucrecia que el sitio está ambientado en un bosque tridimensional en la que se encuentran las esculturas replicadas al tamaño natural. El guión para el recorrido fue escrito por Juan Fernando Mosquera.

Otras intervenciones

Además de la muestra central de Ani Mesa, hay colaboraciones de otros creativos. Una de ellas será la del artista de Bellas Artes Milton Valencia, quien hace una serie de dibujos científicos del árbol a lápiz. Hay una muestra de joyas de Sandra Roldán que incluyen saberes como la filigrana de Mompox, el croché, la frivolidad y el bordado, integrados con el árbol. También hay una serie de composiciones digitales diseñadas por Lucrecia y un catálogo integrado con un cuento infantil elaborado por Mesa Estándar, esto porque a partir de la concepción de la exposición se mantuvo la idea de sensibilizar a las nuevas generaciones, entre ellos a los niños. Adicionalmente participan la firma de moda Lucrezia y el diseñador Juan Camilo Arboleda, quienes preparan una colección de chaquetas inspirada en el magnolio.

Hay otras pantallas en el lugar, como el cortometraje de Nicolás Rodríguez en la que se le cuenta a un niño por qué proteger los bosques.

La curadora define que este es un proyecto de largo alcance, porque no solo se queda en la muestra. Se están haciendo una serie de documentales desde la firma Lucrezia que involucra comunidades indígenas, un pódcast de la Fundación Maisa Covaleda, y además se incluyen textos del antropólogo Carlos Castaño-Uribe, investigador de Chiribiquete, de Juan José Lopera, médico y cantante de opera, y de la periodista y escritora Lucía Teresa Solano.

Transformación

Ani Mesa siente que no hace arte solo porque le gusta. Cree que hay una responsabilidad con el mundo, algo que ha tratado de llevar en su vida privada (ver ayuda). Uno de los colaboradores, el publicista Julio Alejandro Atehortúa, de la firma CYB Cooking Your Brand, le ayudó a buscar su ikigai, un concepto japonés que se traduce como “la razón de ser”, es el porqué cada uno se levanta todos los días. “El mío es sensibilizar al mundo por medio de mis detalles. Podemos sacar lo mejor de las cosas y las personas. La gente es infinita, lo que pasa es que hay que creer en el otro”, comenta la escultora.

Ese magnolio fue el punto para volver la mirada a la naturaleza, a quitarle esa pátina de paisaje que tienen las plantas sin que muchas veces deje ver lo que hay detrás. Ani propone con esta exposición entenderla y aprender de ella, como cuando su mamá le regaló el arbolito.

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