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Cuando Jhon Mauro contó que iba a participar en un coro que incluía a víctimas y excombatientes le preguntaron que para qué, que qué sentiría al estar sentado en el mismo lugar con personas que algún día pertenecieron a un grupo armado que le hizo tanto daño. “No sé, voy a ver cuando esté allá sentado”, respondió.
Una compañera de sus clases de guitarra en Caldas le comentó que había visto en la prensa un aviso sobre un grupo con esas características.
Jhon Mauro ha tenido que vivir la guerra y sus secuelas. Dos desplazamientos y la desaparición forzada de uno de sus familiares. Sin embargo, el Coro Reconciliación, bautizado con esa palabra que implica tratar de reanudar los lazos rotos, no lo espantó.
Es oriundo de Concordia, a donde no pudo volver. La música ha sido la forma en la que ha tratado de procesar lo que ocurrió. Se ha dejado encantar por la percusión, la guitarra, el bajo, el tiple y decidió explorar su voz.
Encontrarse
La idea de armarlo surgió de la Orquesta Filarmónica de Medellín luego de que ofrecieran un concierto para excombatientes en Dadeiba.
El primer ensayo fue en el centro de Medellín y cuando Jhon llegó, “se me olvidó que estaba con uno o con otro. Acá todos somos compañeros, eso sirvió para ahorrar cualquier resentimiento”, cuenta.
Para la Filarmónica lo más importante era que nadie supiera quién había pertenecido a qué lado de la historia. “No empezaron con una presentación, sino con un ensayo como el de cualquier coro”, cuenta María Catalina Prieto, subdirectora de programación de la Filarmed. Ellos se fueron mezclando de acuerdo a sus tesituras, la música era lo que los iba relacionando y “eso permitió que ellos empezaran de cero, sin etiquetas”.
Todavía hoy, casi dos años después del surgimiento de la idea de armar un coro que uniera a víctimas del conflicto y desmovilizados de las Farc, las autodefensas y el Eln, el grupo se mantiene y practica ahora desde Zoom todos los sábados, respetando las medidas de cuidado durante la pandemia.
Jhon dice que la experiencia ha sido buena porque “no todos nos vamos hacia ese lado de la cultura para sanar”, pero a ellos les ha resultado, se hablan con frecuencia y permiten que la música sea su interlocutora. Dentro de un par de semanas estrenarán la Piragua, montada desde la distancia.
Un regalo
El más reciente proyecto del que hicieron parte fue cantar el himno antioqueño con miembros de la Filarmed, jóvenes neurodiversos del programa Soy Músico y niños que hacen parte de los programas de formación orquestal que ha adelantado la orquesta y la Fundaunibán en Urabá. Entonaron juntos, y desde la virtualidad: Oh Libertad que perfumas las montañas de mi tierra...
El video de esa unión se estrenó ayer, en conmemoración de los 207 años de independencia del departamento. Se hizo como un proyecto pensado para expresar la diversidad de personas que tiene Antioquia y la unión que se evidenció especialmente durante la primera etapa de esta pandemia, añade Prieto. Es un homenaje para aplaudir, también, “la resiliencia” de este pueblo.
Su idea es que el Coro Reconciliación pueda seguir siendo un proyecto que se lleve cada vez más lejos. “Que esto sea un mensaje para que cada uno de nosotros tenga la oportunidad de decir que somos capaces de respetar y de perdonar” en todas las esferas posibles y desde la misma Antioquia hacia fuera.