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Los museos pueden ser más que lugares para ver. Pueden ser imaginados para tocar, sentir, oler, interactuar y estimular el encuentro físico, afirmó el diseñador de experiencias para museos Seb Chan, uno de los invitados top del Gran Foro Mundial de las Artes, Cultura, Creatividad & Tecnología (Gfacct) que se realizó del 9 al 16 de noviembre de manera virtual. Para él, es necesario pensar sobre cómo convertir los museos en espacios entretenidos para la gente y ganarle al público en un intangible fundamental: tiempo.
Incluso en un escenario postpandemia, con restricciones de distanciamiento, cree que es importante que los museos sean espacios multisensoriales y estimulen las actividades físicas: “No me refiero a que las personas estén tocando todo en los museos, pero creo que la interactividad empieza a atrapar al público en nuevas formas y profundiza su conexión con los trabajos y creadores”, le dijo a EL COLOMBIANO este “arquitecto” de museos.
En la videoconferencia “Por favor tocar, los museos son para vivirlos”, que dictó el jueves pasado desde Melbourne (Australia), su ciudad de residencia, recordó que todo comenzó en 2000, mientras trabajaba en el Powerhouse Museum, en Sydney, una pinacoteca con colecciones de tecnología, medios de comunicación, transporte, vestuario y muebles. Le llamó la atención algunos sintetizadores de los 70 y 80 que estaban exhibidos, pero que no se permitían encender, por temor a dañarlos. “Eran instrumentos silenciosos”, dijo, porque jamás se iban escuchar. “Eso desató que empezara a pensar en cómo devolverles la vida a estos objetos”, indicó sobre el inicio de su carrera de 20 años en el diseño de experiencias, que influye en la didáctica.
“Aprendemos y recordamos cosas especiales cuando usamos más que nuestros ojos; si solo caminamos alrededor mirando, es una experiencia más pasajera”, dijo.
En 2015, Seb Chan llegó al Centro Australiano para la Imagen en Movimiento (Acmi), entidad dedicada al cine, los videojuegos, la cultura digital y el arte en las pantallas. Cuenta que la exposición más exitosa que ha tenido esta entidad fue una sobre cómo es el proceso creativo de DreamWorks Animation para hacer películas animadas de principio a fin, con una selección de producciones de estudio como Shrek, Kung Fu Panda, Madagascar y Cómo entrenar a tu dragón. La muestra reúne más de 400 piezas de arte de dibujos conceptuales, una experiencia inmersiva en Dragon Fly 180°, guiones gráficos, maquetas, modelos de escenarios y bandas sonoras de películas. Esta exhibición está en gira mundial desde 2015, hasta ahora ha recorrido 10 países.
“Se trata de usar algo diferente dentro del espacio del museo que te deja hacer cosas que no pensabas que se pudieran hacer, como un lápiz que grabe todo lo que estás haciendo en el museo o que un mapa mágicamente se convierte en una pantalla o un lente capte videos que puedes ver después”, señaló Seb Chan, nacido en Nueva Zelanda.
Lo que se logra con esto es extender el tiempo de visita a un museo, más allá de los límites del espacio físico y con ello convertirlos en experiencias inolvidables.
“Usualmente, hablamos de una economía de atención, si yo trabajara en otro campo como publicidad o mercadeo hablaría de cuántos minutos las personas gastan con mis productos o servicios. Ahora, yo trabajo con museos, los visitantes a estas entidades en Melbourne pasan más o menos 90 minutos con nosotros un fin de semana, eso es mucho tiempo. Quiero asegurarme de que ese tiempo influya en sus vidas más allá de los 90 minutos que están con nosotros”, señaló sobre su experiencia en el Acmi, el museo de las pantallas (arte, películas, televisión, videojuegos).
En un escenario postcovid, en el que los museos reciben el público que recibían antes de la llegada del virus, es más que necesario pensar en el diseño de experiencias. Seb Chan cree que debe haber propuestas interesantes, que llamen la atención, porque la clave es que la visita sea prolongada. “La moneda de los museos es el tiempo, se trata de extender la experiencia y devolverles un regalo: más curiosidad”, afirmó el diseñador a quien le gustan los chocolates concentrados, los vinos dulces y enfermizos, los videojuegos nostálgicos y las warehouse parties (fiestas electrónicas en bodegas).
Este año trabaja en el rediseño del Acmi. Cree que es el momento de mejorar la relación con la comunidad local, ahora que las fronteras de Australia están cerradas desde marzo por la pandemia. .